Capítulo 39

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Leslie.

En éste momento daría lo que sea por desaparecer. Hasta podría considerar venderle mi alma al diablo si eso significaba salir de ésta maldita situación.

De seguro se preguntarán, 'Oh, querida Less, ¿qué sucede?'

Bueno, todo sucedía.

En primer lugar tuve que soportar al acosador de Troy. Oh, pero eso no es todo. Cuando por fin creí librarme de él, ¡BOOM! Aparece su séquito y me amenaza. Y yo no era una persona exactamente pacifista que digamos.

Sin embargo, había tratado de ignorarlo, y de la mejor manera posible. Pero como siempre, había algo que salía absolutamente mal y terminaba con todas las fibras de mi cuerpo ardiendo de furia. Y ese 'algo' había sido el atrevimiento de Troy de palpearme el trasero.

Pero eso no terminó ahí, no señor.

Uno de ellos había herido a Thomas en la pierna cuando el muy imprudente decidió abalanzarse sobre Troy en un ataque de furia.

¿Lo que sentí?

No, no puedo explicar esa oleada de sentimientos vengativos en una sola palabra. Era extraño. Digo, había aprendido con el paso de los años a valorar mínimamente la vida de las personas que me rodeaban, pero el muy hijo de su madre se había metido con Thomas. Y nadie se metía con mi familia.

- Uno de ellos está lastimado, jefe. ¿Permiso de actuar?

Excepto los malditamente entrometidos de los policías. Ellos eran peor que una espinilla en el culo.

Cansada del silencio del tipo del volante, salté hacía adelante, literalmente. Y habría empezado a amenazar a quién sea que estuviera hablando a través del aparato ese que si no curaba a mi hermano se las vería conmigo. Pero el brazo de Ly tiró de mi hacía atrás. Su mirada lo decía todo: 'No hagas algo estúpido'. Agh, como si ella no estuviera pensando una forma de noquear al policía ese.

Y aquí venía el dilema.

Conocía a gran cantidad de policías, en especial a los de San Francisco. Los conocía gracias a Tonny, él los investigaba y veía cuál era el mejor candidato para extorsionar. Pero no conocía a éste. Era joven, lo notaba de lejos. Calculaba unos 24 o 25 años. Su cabello castaño claro estaba perfectamente cuidado. Sus ojos claros se mantenían centrados en la carretera. Y, a pesar de su apariencia ruda, había amabilidad en su mirada.

- Denle la atención necesaria. - dijo el intrigante policía por su radio sin siquiera apartar los ojos del camino.

- Less... - moví ligeramente mi cabeza indicando que la escuchaba. No me importaba la cantidad de 'amabilidad' que el tipo tuviera en la mirada, a mí me daba mala espina -. ¿Dónde está Travis?

Me volví lentamente hacía mi hermana. A diferencia de muchos, yo podía leer fácilmente las expresiones en su rostro. Así que podía saber si estaba triste, acomplejada, feliz, o si tenía cólicos.

Pero en esta ocasión había algo diferente en su mirada. Un pequeño brillo que claramente no era por la curiosidad de saber dónde estaba Travis. Se debía a otra cosa.

Pero, ¿a qué se debía?

Como sea, ella me lo diría tarde o temprano, y si eso no sucedía, la obligaría a decírmelo.

- Fue a sacar nuestros registros del Instituto. - le susurré -. Se supone que él nos vería en la salida, luego te esperaríamos e iríamos a reunirnos con Valeria. Pero el estúpido de Troy me empezó a acosar. Agh. Me siento sucia de tan sólo pensar en él. Todo empeoró cuando aparecieron los demás perritos falderos de Dylan. Ya te imaginas cómo acabó.

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