Capítulo 34

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Leslie.

- ¡Deja de seguirme! - mi grito hizo que mi bebé ladrará de forma defensiva y tirará de la soga que lo rodeaba.

- No te estoy siguiendo - respondió él con una sonrisa - sólo camino en la misma dirección que tú.

- Pues camina en otra dirección. - le gruñí.

- Me gusta está dirección.

Miré a Ángel enredarse con la soga en un intento desesperado por liberarse. Ahora no era tan pequeño como cuando lo adopte, había crecido unos centímetros. Verlo me tranquilizó, y evito que le tirara un puñetazo a Cam.

- Me importa una mierda lo que te guste. - desabroche la correa del pequeño arnés que impedía que mi peludo amigo pudiera ir y corretear por el parque. No me preocupaba que pudiera perderse, lo estaría vigilando de cerca.

- No deberías menospreciarte de esa manera. - apreté los labios. Notaba su sonrisa incluso estando de espaldas.

Todos mis sentidos estaban de acuerdo en una cosa: Ignorar al chico que parecía seguirme a todos lados desde que lo llamé. Se preguntaran, 'Leslie, estúpida, ¿por qué lo llamaste si se supone que lo odias? Ademas, ¿cómo carajos conseguiste su número?' Bueno, la semana pasada, cuando Cam soltó la bomba que trajo mis nada bonitos ataques de histeria, él me había dado un papel, que por supuesto contenía el numero de Nicolás, pero que ademas tenía su número, y lo había llamado para poner las cosas claras, y porque estaba cansada de cruzarmelo cada vez que salgo de casa. 

¿Me sentía agradecida de que pagará la fianza de Travis? De ser otra persona quizás. Pero tratándose de él, no podía sentir mas que rencor.

Algo en mí me llamaba a odiarlo, y no sólo era por Zoe, por mas que me duela recordarla, nada la traería de vuelta, había entendido eso. Pero ver el rostro de Cam era como un recordatorio de lo idiota que fui al confiar en Bob cuando ni siquiera lo conocía. Bueno, lección aprendida.

No confíes en nadie que no conozcas.

- No soy estúpida, idiota - me volví hacia él - yo no olvido, y si crees que por pagar la fianza de mi hermano lo haré, estas equivocado. Nunca olvidare que eres un asesino.

- Hablas como si tú no hubieras matado a alguien. Por favor, eres la hija de Nicolás, y yo soy su mano derecha. Lo sé todo sobre ti, sobre tus hermanos, sobre tu madre.

Bien, me importaba muy poco que supiera cosas de mí, digo, no hay muchas cosas interesantes en mi vida. Pero la cosa cambiaba cuando metía a mis hermanos. Ellos, por más estúpidos que fueran aveces, los amaba. Y ni hablar de mi madre.

La amé con tanta fuerza que sólo su voz lograba calmarme, las veces que nos cantaba fueron únicas. Era como oír a un ángel cantar, o eso pensaba de pequeña. En ese entonces no tenía nada de qué preocuparme, porque sabía que mi mamá siempre nos protegería.

Verla muerta en los brazos de Nicolás me destruyó más que cualquier otra cosa.

Ahora sólo tenia 16 años, y había visto y provocado muchas muertes, como la de mi mamá, y la de Zoe.

Zoe... ella despertó en mi una actitud protectora que sólo despertaba cuando alguno de mis hermanos estaba en peligro. Ella murió, y esa actitud protectora se volvió en mi contra apuñalando y reforzando todos mis temores. Ya la perdí a ella, no podía permitirme perder a alguien más, no a alguien que quería. No otra vez.

- Al menos yo tengo cargo de conciencia por lo que provoque, pero tú... a ti parece no importarte las vidas que quitas.

- ¿Qué puedo hacer? - se encogió de hombros - se volvió algo tan normal en mi vida que ni siquiera me importa quién pierda la vida por mi culpa.

Angelo FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora