3.¿Y ese chico?

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Inés.

Me duele reconocer que el cambió que ha dado mi vida al pasar a la universidad. Ahora estoy muy lejos de mi familia en un pisito roñoso de Dember, y todo para poder estudiar.

Mi madre hace un gran esfuerzo para que yo esté aquí, y menos mal que saqué una beca, si no, no sabría que hacer.

Me tuve que acercar a la estación de tren para poder ir a la universidad.

Esto de despertarme a las 7:00 me va a matar, de verdad.

En la estación, tuve que ir a sacarme un bono para el transporte público y poder viajar sin que me sacaran casi dos dólares por viaje.

El día tenia buena pinta en cuanto a tiempo atmosférico, pero en la estación hacía un frío de un par de huevos.

Tardé como 40 minutos en llegar, ya que la universidad esta un poco en el quinto pepino. El tren me dejaba justo al lado de una parada, y solamente tendría que bajarme seis paradas mas adelante, que me dejaba en una cafetería a 5 minutos andando.

Cuando bajé del autobús me quedaban aún 20 minutos. Gasté cinco de ellos en llegar y otros cinco en encontrar el edificio en el que me alojaría.

Llegué unos pocos minutos antes de que empezara la clase.

Al llegar, había muy pocos asientos libres. Pude divisar uno en las filas del medio junto a un chico que a primera vista estaba fuertote, no mucho, pero lo estaba.

Le pregunté si podía sentarme a su lado. Me ofreció el sitio con una gran sonrisa. Dios esa sonrisa. Me mató. Con esos dientes tan blancos y perfectamente alineados. Le miré muy poco tiempo, pero me dio tiempo a divisarle completamente de arriba a abajo.

Llevaba una coleta muy mona, rubia. Su nariz perfectamente recta y preciosa, dios no me creo que haya podido decir eso de una nariz. Su mentón era firme, sus labios delgados y bien cuidados, sin barba. Cuando vi sus ojos... Casi me desmayo ahí, en frente suya. Unos ojos azules como el cielo, eran los ojos que quería ver a diario. Solamente porque eran preciosos. Os digo de verdad que hipnotizaba.

Mierda...

No encontraba mis bolígrafos para tomar apuntes. Me sentía un poco estúpida.

-¿Te ocurre algo?

Dios me había hablado, que vergüenza. Sentía como me ponía rojísima. No quería que me viera ni nada menos, así que simplemente le respondí sin mirarle a la cara. A los ojos.

-No, no pasa nada.

Que fría me sentí a mi misma. Me caía de la vergüenza. Y en cima con mi acento, aún mas. Debería de pensar que era idiota.

Me cansé de buscar, necesitaba un bolígrafo.

Me giré y le vi con su portátil. Era caro, vamos no me jodas, yo con eso me compraba un apartamento mejor.

En pocas palabras, le dije que no tenía bolígrafos ni lápices.

Sin embargo él me prestó un estuche entero que tenía, parecería una estupidez pero me salvó.

Me preguntó por mi nombre, y yo por el suyo. Óliver. Al ser un nombre que se pronuncia igual en castellano, no me costó entenderlo.

Ah, si, soy de Costa Rica.

Y me preguntó por ello. Lo que me mató fue cuando me dijo que él era de España. No se le notaba el acento. Y si os soy sincera, no me había alegrado mas desde que llegué aquí, al país. Que alguien me entendiera a la perfección al hablar me salvaba de muchas cosas.

Después de las primeras clases fuimos a comer. Le vi algo sano, no quería comer comida basura. Ya se como se mantiene así de bien... Pero cayó en la tentación y comió conmigo un trozo enorme de pizza. Aunque a mi me costara la vida, él se lo comió como si nada.

Espero que no me vuelvan los problemas de comida ahora que voy a comer con él casi a diario.

Después de las clases se tuvo que ir a otra parada que no era la mia.

Me dio pena, pero el Lunes le vería.

Durante el trayecto del tren no podía parar de pensar en él. Me dijo su nombre y decidí buscarlo en facebook.

Quise husmear en sus fotos, pero para ello tenia que ser su amiga. No podía quitármelo de la cabeza. Era como si a cualquier sitio que mirase, él estaba allí.

Una vibración proveniente de mi bolsillo me sacó de mis sueños. Óliver me había aceptado. Corriendo, le miré fotos y las di a "me gusta". Le mandé un mensaje y casi al instante me respondió.

Estaba conectado, necesitaba hablar con él durante el tiempo que estaría en el tren.

Conseguí que no se desconectara, y estuvimos hablando de gustos musicales y a donde nos gustaría vivir de mayores.

Es un chico la verdad con gustos raros. Que si rock, que si metal, que si hardcore o no se que...

La verdad no compartía nada conmigo en ese ámbito, pero me daba igual.

Me dijo que le encantaría vivir en el norte de España, con su jardín, sus perros, su mujer, y la playa al lado.
Tenía ganas de ir con él y quedarnos frente a la chimenea abrazados.

Me tuve que bajar del tren y despedirme de él.

Estuve por la tarde mirando catálogos de muebles para amueblar un poco este piso. Que aunque me vino con la cocina, comedor y salón hechos, quería cambiar mi cuarto.

Pensé en preguntarle si me acompañaba pero sonaría súper estúpido. ¿Os imagináis? Pedirle a alguien que conoces de un solo día que te acompañe a por muebles.

Me lo pensé dos veces, y menos mal que lo hice.

No tenia muchas ganas de cenar, pero sabia que tenia que comer algo, no se el que, pero algo.

Si quería que me viese bien ese chico, tenia que comer.

Miré mi nevera, y apenas tenia comida.

-Esto es deprimente.

Solo había cuatro yogures, pan de molde, embutido y unas ciruelas.

También tendría que hacer la compra mañana. Ale, a pasar el sábado gastando dinero.

Cogí una ciruela y un misero yogur. Si, esa fue mi cena. Me sentía miserable, y si recaía de nuevo no seria fácil aguantar tan lejos de casa, de mi familia.

Traté de dar el primer muerdo al la ciruela que sostenía en mi mano.

Me dio algo de asco, después pensé en él y seguí hasta terminarla. No saboree ni nada, solo quería no sentir comida en mi boca.

El yogur me costó menos, ya que es algo que si me gusta de verdad. El yogur. Riquísimo.

Estaba muy cansada, así que me recogí el pelo y me fui a mi cama.

Mierda de cama, era muy incomoda. Mañana compraré un colchón.

Traté de dormir lo antes posible, pero me era imposible. No paraba de pensar en él. Maldito tío.

Tras muchas cientas de miles de millones de ovejas de mierda contadas, fui capaz de conciliar el sueño. Algo mas tarde de lo que me gustaría, pero lo hice. Y a pesar de el colchón roñoso sobre el que dormía.


Bueno aquí he otro capítulo. Votad al capitulo. Muchas gracias U.U

La razón de Oli. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora