Sé perfectamente que Inés estaba igual de asustada que yo. Se acercaba la hora de dar la noticia pero no sabía cómo hacerlo.
-Estoy deseando comer ya.- Dije sonriendo hacia mi madre.
Trataba de guardar el miedo, pero era difícil.
A mediados de camino miré a Inés. Estaba poniéndose verde. Iba a vomitar.
-Loreto... Por favor... Para el coche...- Inés suplicó.
Apenas tenía fuerzas para decir unas pocas palabras.
Dio la suerte que había una pequeña zona de picnic para los que viajaban, con una mesas de piedra y un aparcamiento.
La poca luz que quedaba nos hizo hacerlo lo más rápido posible.
Mi madre paró allí.
Inés abrió la puerta y salió disparada a un lugar algo lejos del coche.
No la vi, pero la oí vomitar.
-Querida ¿Te has mareado?- Preguntó mi madre algo preocupada.
Inés me miró con cara de angustia. Supe que no fue por la conducción de mi madre, aunque no me extrañaría. Era por el embarazo.
Tal vez no fue la mejor idea que pude haber tenido en ese momento.
-Mamá, sientate en un banco. Por favor.
Rogué a mi madre a pesar de que ella no entendiera nada.
Ella se sentó. Inés me miró con cara de inseguridad, pero sabía que teníamos que hacerlo tarde o temprano.
-Tenemos una noticia...
Traté de decirlo, pero Inés se me adelantó.
-No me he mareado.- Mis pulsaciones se aceleraron a un ritmo que no era normal. -Estoy embarazada de seis semanas.
Mi madre no respondió. Se quedó callada sin poder creer lo que oía.
-Lo íbamos a decir hoy en la cena...
-Eso ha sido una imprudencia.- Mi madre me paró.
Tenía razón, en algo nos debimos de equivocar, y sí, eso es una imprudencia.
Mi madre nos miró a los dos. Una lágrima se resbaló desde su párpado.
-No sé si es una buena noticia o una mala.- Dijo como pudo.
Nosotros pensábamos igual. Es bueno tener un hijo, pero no a estas edades.
No podíamos decir nada, solo mi madre. No éramos capaces.
-Pero hijo...- Dijo en un tono muy a tranquilo. -Se como puede reaccionar tu padre, pero solo quiero que sepas que yo os apoyo, y os ayudaré con el bebé.
Lo que me dijo mi madre solo hizo que me saltaran lágrimas de alegría.
Me acerqué a mi madre, y le di el mejor abrazo que jamás di a nadie.
-Subid al coche, en la cena se verá el resto.- Dijo secándose las lágrimas que le provocó la noticia.
El trayecto fue en silencio. A ninguno se nos ocurrió decir nada, ni siquiera entre Inés y yo.
Solo sabía que nos habíamos quitado un peso de encima. Solo nos quedaba que realmente importase, mi padre.
Llegamos justos para empezar a comer, pero antes subimos a dejar las mochilas a mi habitación.
-Óliver.
La miré. Estaba casi llorando, pesaba demasiado la noticia como para decírsela a mi padre tan de golpe, pero era lo que teníamos que hacer.
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La razón de Oli. [COMPLETA]
RomanceOliver Málaga es un chico de 18 años que empieza su primer año en la universidad. Es un chico español, cuyos padres tienen grandes cantidades de dinero. Se encuentra actualmente en Los Estados Unidos, en el estado de Colorado. Mientras que su famili...