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Inés.

Mi madre tenía en parte razón. No podía dejar la universidad a medias y entrar en otra como si fuera un colegio.

Pero os juro que lo necesitaba, necesitaba irme donde no pudiera ver al amor de mi vida, porque se que no es conmigo.

Me sumergí en el agua de la bañera para no escuchar nada por unos momentos.

Estaba en calma debajo, pero no podía estar de por vida.

                                 ...

Era viernes ya. Solo había pasado medio día desde que hablé con mi madre y todo eso, pero no recibí ni un mensaje ni llamada.

Iba escuchando música y mirando mi teléfono de camino a clase cuando me choqué con un chico.

Caí al suelo del impacto. Noté como me choqué con un pectoral trabajado.

Levanté la cabeza y vi a un chico de ojos oscuros mirándome con cara de preocupación.

-¿Estás bien?- Me preguntó agachándose para verme mejor.

Me quedé mirando sus ojos oscuros, completamente diferentes a los de Óliver.

-Si, no te preocupes.- Dije incorporándome.

-Soy Axel.- Estrechó su mano.

-Inés.- Devolví el saludo.

-¿Te parece quedar después de clase para tomar algo?- Me preguntó con una sonrisa traviesa.

No, lo siento. Fue lo que pensé decir, no tenía de verdad ganas. Pero necesitaba salir de verdad.

-Sí, claro.

Saqué un rotulador negro de mi mochila y le apunté mi teléfono.

-Llàmame a la salida.- Dije. Acto seguido le guiñé un ojo. Pude notar como su respiración se alteraba, y mi corazón también.

Salí lo antes posible de ahí antes de quedar mal o cagarla por algo.

Iba pensando en él de camino a clase.

Axel...

Fui a mi sitio pero se me paró el corazón. Vi a Óliver sentado y sentí una gran presión en el pecho.

-Actúa como si no te acordases de nada.- Me dije a mi misma para no parecer yo.

-¡Hey! ¿Qué tal?- Me dijo con una sonrisa totalmente blanca.

¿Que qué tal? Pues realmente mal, sí muy mal. Menos por Axel, pero eso que mas te va a dar, si tu estás con la otra guarra que encima lo tienes más sencillo, ya que vivis a dos pasos dentro de la casa...

-Bien. Ayer... No viniste...- Dije sin mirarle y tomando asiento.

-Ya... Estaba cansado.- Me dijo tratando de sonar cierto.

¿Por qué me mentía? Se supone que no me acuerdo de nada, ni de que le quiero. Se supone que nada que haga con otras personas debe hacerme sentir mal.

-Si quieres te paso los apuntes en una foto por la noche.- Dije tratando de no pensar en eso. Me salió una sonrisa inconscientemente.

No lo podía evitar.

-Sería perfecto.

-Y si no lo hago, ven tu a mi casa porque será porque me ha pasado algo.- Dije en tono cómico.

-Iré.- Ambos nos reímos de la situación.

Después de clase estuve esperando a que me llamara Axel por unos 20 minutos en la cafetería.

La razón de Oli. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora