8. Ayuda.

100 10 2
                                    

Inés.

Desde que conocí a Oliver, me siento más poderosa, siento que puedo con todo y que nada me puede parar.

Me hace mucha gracia porque es súper tímido para casi todo. Menos cuando quiere algo en ese momento justo. Espero que sepa cuando usarlo.

Por la mañana me levanté de muy buen humor. Y fui de camino a la universidad. Con mi musica, en mi mundo, pero pensando en él porque el pertenece a mi mundo.

Al llegar pasé a por un café ya que me sentía con sueño. En la cafetería vi a Oliver sentado en una mesa con una chica rubia, muy guapa.

Sentí una pequeña presión en el pecho al verles juntos. No eran celos, creo.

Me acerqué a su mesa.

-¿Se puede?- Pregunté con una sonrisa.

-Claro. Inés, ella es Sydney, una de mis compañeras de casa.

La ojee rápidamente.

-Encantada.- Me extendió la mano con una gran sonrisa.

Me senté con ellos. Estaban hablando de la fiesta de mañana, y se les veía entusiasmados. La miraba con asco pero sin que se diera cuenta. Era como la barbie y eso me hacia sentirme insegura y por debajo de ella.

-Inés.- Ella me llamó, y al instante hizo que me fijara en ella. -¿Sabes ya que ponerte para la fiesta de mañana?

¿Qué pretendía esa zorra?

-No, la verdad que no tengo ropa así que me guste para una fiesta.

-¿Te parece que vayamos a comprar hoy algo? Yo estoy en tu misma situación.

Me había descolocado todo. ¿De verdad quería ir conmigo a comprar? Si ni la conocía. Pero así podría saber que trata con Oliver.

-Claro.- Dije fingiendo una sonrisa.

Después de clase fuimos directas al centro comercial, en el centro, y en bus se tardaba una hora.

El camino de ida fue la verdad que algo incómodo para mi. No sabía de que hablar ni que hacer.

Al llegar me llevó directa a comprar ropa interior. Estuvimos la verdad que un buen rato en esa tienda, ya que tenían sujetadores preciosos.

Entramos en una tienda en la que había de todo, y aproveché para comprar una cantidad de ropa razonable.

Siendo ya tarde cogimos un autobús que nos dejaba en frente de mi casa, y supongo que a ella también.

Ella rompió el silencio que había.

-Él te gusta, ¿verdad?

Me quedé sin palabras. No sabia que decir ni que hacer.

-No te preocupes.- Echó una pequeña risa sincera. -No soy una amenaza.

Ahí si me dejó rota, pero tenía que contestar.

-Él es diferente a los demás.

Solo dije eso. Debió pensar que era una idiota o algo.

-Sabes, Oliver me ha hablado mucho de ti.

-¿En serio?- Dije algo mas interesada.

-Me contó cuando te conoció. No se le quitaba la sonrisa de la cara.- Hizo una pausa para darle más emoción al asunto. -Un día llegó cabreado con sigo mismo, porque creía que la había cagado con tigo.

-¿Te lo contó?- Puede que no sea tan zorra después de todo.

-Le aconsejé sobre la situación, y a la salida, feliz como una perdiz.

La razón de Oli. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora