27.Sueños y miedos.

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Inés.

Solo veo oscuridad, tengo frío. Un frío que nunca antes había tenido. Un frío que me recorría todo el cuerpo.

Me costaba respirar. Notaba los pulmones pesados y congelados, cada vez que inhalaba aire miles de cristalitos me perforaban los tejidos de mis pulmones.

Notaba mi boca seca. Trataba de pedir ayuda, pero no era capaz de hablar. Era como si me hubieran cortado las cuerdas vocales.

Gritaba... Gritaba lo mas fuerte que podía, pero solo yo podía oírme dentro de mi cabeza. Estaba sola y nadie me podía ayudar.

No veía mis extremidades, la oscuridad era total y no era capaz de moverme apenas. Solo estaba de rodillas en algún tipo de suelo que no podía sentir.

"¿Estoy muerta?" Era lo único que se me pasaba por la cabeza. Me angustiaba y no podía hacer nada al respecto.

Quería llorar pero tampoco podía. Solo podía sentir sin expresarme.

Notaba como mi cuerpo me temblaba, no se si era por el frío o por el miedo.

Me toqué mi barriga y me asusté aún más. Tenía el vientre plano.

Un pequeño punto comenzó a brillar a una gran distancia de mi. No sabía que era, pero quería averiguarlo a pesar de mi estado.

Traté de levantarme una primera vez, temblando sin parar intenté dar unos pasos. Me caí debido a mi debilidad. No podía mantenerme en pie apenas y me dolía al intentarlo.

Me levanté una segunda vez para continuar. Mis piernas me temblaban sin parar intentado equilibrarme sin éxito, pues caí otra vez.

Con las piernas doloridas y débiles me levanté una tercera vez, dando por seguro que sería la última vez que tendría que hacerlo.

Comencé a andar sin pensar en nada, con dolores intensos en las piernas y con ganas de salir de ahí.

Según me acercaba al punto luminoso, este se hacía más grande. Me estaba acercando.

Llegué exhausta a un circulo brillante y sin pensármelo, lo traspasé.

Aparecí en una playa larguísima de arena blanca, con palmeras en el interior, agua azul como los ojos de Óliver y de dimensiones descomunales.

Caminé por la orilla por horas, sin descanso y la playa parecía no tener fin. Divisé a lo lejos una pequeña cabaña de hojas y bambú con unas hamacas y una sombrilla.

Me acerqué al lugar a explorarlo. Vi a un señor tumbado en una de las hamacas.

Este se levantó y me miró. Yo le miré a la cara. Casi me hecho a llorar al verle sonreír.

-Hola, hija mía.

La respiración se me paró de repente. Mi padre estaba delante de mi y parecía tan real, era tan real.

Corrí hacia él lo más rápido para darle el abrazo más grande que jamás le pude dar.

Mis lágrimas caían como unas cascadas. No podía creer que veía a mi padre delante de mi.

-¡Te tengo que decir mil cosas que han ocurrido durante todo este tiempo, muchas en serio!- Dije con la sonrisa más grande del mundo pudiendo hablar de nuevo.

-Lo sé todo.- Él me respondió bajando mis ánimos de una.

-¿Dónde estamos?- Pregunté.

-Esto, es tu sueño. La playa con la que soñabas y dibujabas sobre ella. Todos tus sueños están a lo largo de esta playa y según te muevas te los encontrarás.

-¿Incluido tú?

-Sí. Me encontraste el primero porque soy tu sueño más preciado.

Ambos no fuimos a la orilla y nos sentamos ahí, dejando que nuestros pies se mojaran y sintiéramos las olas chocar.

-Antes estaba en un sitio oscuro, y me dolía todo. No podía notar nada, solo que estaba ahí. ¿Qué crees que significaba eso?- Hablando de la oscuridad absoluta en la que me encontraba antes.

-Eso era tu mayor miedo.

-¿Qué?- No comprendía nada.

-Tu mayor miedo siempre ha sido el olvido. De pequeña tenías miedo que te olvidásemos en algún lado, y siempre me decías que no querías ser olvidada ni estar sola. Ese lugar era el olvido más absoluto.

Me quedé pensando por un rato. No sabía que decir ni como actuar.

-Lo que ves, incluido a mi -Continuó mi padre- son tus sueños, como te dije. Yo al ser el primero, soy el mas importante.

-¿Por qué no está mamá?

-Porque sabes que está bien, y no te preocupa apenas.

-¿Cómo sabes eso?- Pregunté extrañada.

-Porque solo soy algo de tu imaginación.

Volteó la cabeza y se quedó fijo mirando al lado.

Miré al mismo lado que él. Pude ver a un chico alto jugando con una niña pequeña. Su cuerpo era fibroso y algo musculado, con el pelo largo y rubio recogido en un moño.

Una sensación extraña pasó por mi pecho. No sabría como explicarlo.

Me di cuenta de que esa persona era Óliver, con nuestra posible hija.

-¿Le quieres?- Mi padre preguntó sin apartar la mirada de él.

Tomé aire y cerré los ojos.

-Es la mejor persona que me ha hecho sentirme completa. Lo amo con toda mi alma.- Dije desde lo más profundo de mi.

-Él te ama más de lo que jamás nadie podrá amarte. Y lo sabes.

Mi padre tenía razón. Y aún sabiendo que sus palabras eran solo ficticias, había algo que me hacía creer que hablaba con él de verdad.

-¿Y quien es la niña con la que está?- Pregunté un poco confusa.

Mi padre me miró con cara de tristeza. Tragó saliva y me cogió la mano.

-Es tu hija. Es como te hubiera gustado que fuera tu hija.

-¿Hubiera gustado?- Pregunté de nuevo.

-Sí. Como te gustaría que fuera tu hija.- Mi padre respondió con la voz cortada.

Yo no quería seguir hablando de ese tema.

Agarre un piedra que había a mi lado. Era tan real todo que no podía creerlo.

-Nunca pude despedirme de ti antes del accidente.- Dije sin apartar la mirada de las olas continuas.

-No sigas por ahí.- Mi padre trató de frenarme en seco.

-Es que... No quiero irme sin despedirme de Óliver.

-No tienes por que irte.- Me dijo sin más.

No entendía a lo que se refería. No sabía en que estado estaba mi cuerpo real ni si podría volver de donde estoy.

-No se como hacerlo.- Dije aun mirando al mar.

--Tienes una buena razón para despertar, aprovechala.

-Óliver...- Mis lágrimas comenzaban a escurrirse otra vez.

-¿Tanto le amas?- Preguntó aún sabiendo mi respuesta.

Yo solo pude asentir con la cabeza y tratar de no llorar mas.

-¡PUES LEVANTA!

Hasta aquí el capítulo por hoy. Espero que os haya gustado. Pronto seguiremos con esta gran historia.

Hasta la próxima. U.U

 

La razón de Oli. [COMPLETA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora