—¡Cómo osas contestarme así! —grita el rey desde su trono—. Soy tu superior y jefe además de Dios y esposo.
—Si mal no recuerdo, soy mucho más poderosa que tú —dice burlona la Griega, mejor dicho, Diosa Griega.
—Bueno, puede ser, ¡pero aquí en Egipto el que manda soy yo! —grita a más no poder dándole un golpe a su preciado trono—. ¡No puedes simplemente liberar a los hebreos por tu propia cuenta! ¿Tienes idea de toda la riqueza que perdimos? ¿Del oro o las obras? ¡NO!
La diosa solamente lo ve con absoluto odio y rencor. Si no fuera por sus hermanos y la deuda que tenían con los Egipcios, creanme, ella no estaría en ese lugar, mucho menos casada con ese ser egoísta, narcista y estúpido como suele ser Ramses.
—¿Y eso qué? Ya perdí a mi hijo por tu estúpido orgullo. No perderé otra cosa más. Además, ellos merecen seguir a su Dios y no a los tuyos —dice la reina mientras lo ve furiosa.
—¿Es necesario recordar lo que ocurrió gracias a mí?
—Por supuesto. Eso es algo que jamás te perdonaré, Ramses. Tu egoísmo provoco millones de muertes en tu pueblo. Si me quedo contigo es por la deuda, porque que no te quepa duda que me largaría en cuanto pudiese.
—Yo te amo, Eses —la susodicha eleva una ceja mientras lo ve confundida.
—Sí lo hiciera no me engañaría con todas esas —Eses, sin más decir, salio de la sala dispuesta a hablar con su dama.
Ya no soportaba la cercanía de su esposo. Hace semanas las plagas mandadas por el Dios de los hebreos había llegado dejando muerto a su hijo.
Ella sabia con exactitud lo que ocurriría si no dejaban a los hebreos libres. Suplico, incluso se arrodillo frente a su marido para que dejase que se fueran. Le tenía respeto al Dios de Israel luego de dos plagas. Siempre había tenido curiosidad por saber como era. Estaba harta en ver a los seguidores de su marido rezándole a gatos o personas muertas.
—Sara, estoy cansada de todo esto. Quiero largarme y ser feliz en el Olimpo junto a mis hermanos —le dijo la reina con la mirada baja mientras jugaba con sus joyas—. Ramses cree que puede tratarme como se le venga en gana.
—Lo sé, mi señora. Sin embargo creo que tendrá que esperar más años para largarse. Después de todo, usted tiene algo que él no, inmortalidad y poderes —dijo Sara mientras arreglaba de nuevo la peluca de Eses. Sara era una chica tierna y muy responsable además de atenta con su señora. Siempre tenía respuestas y soluciones para ella además de ser su mejor amiga.
—Extraño mi cabello largo —susurra la reina mientras ve la peluca con una cara de asco—. Lo único que me queda eres tú. Mi hijo murió y Ramses no es capaz de apoyarme en este dolor. Sé que él también está igual o peor que yo. Nunca dejes que le ocurra algo malo a tu hijo, Sara.
—Descuide, no lo haré.
***
—¿Y cómo está mi hermanita?
—Aún no supero a Perseus —susurra triste mientras ve a su hermano por mensaje iris.
—Lo siento mucho, Eses. Él era un hijo para mí al igual que para los demás. Era un niño muy bueno.
—Así es. Poseidón, ya no aguanto esto. Necesito irme —dice Eses, desesperada mientras juega con sus joyas de su cuello, como lo hace cuando está nerviosa.
—Lo sé, créeme, es algo que todos nosotros queremos. Estamos buscando una solución entre todos para que ese momento se apresure —hablo el muchacho de cabello azabache y ojos verde mar a su hermana.
Eran algo distintos. Ella era castaña con ojos, en realidad era confuso saber de que color eran estos. Ella era extrovertida, tierna, risueña y amble mientras que él siempre se mantenía a raya.
—Nos vemos dentro de poco, Eses —susurró antes de desaparecer.
—Dentro de poco.
Susurro ella de la misma manera: melodramática. Sin saber que esa seria la última vez de hablar con él.
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La Diosa Griega No Conocida [Nico Di Angelo]
FanfictionSegún cuentan los pergaminos egipcios, hace años, existía una Diosa Griega entre ellos. Era la amada de Rea y Ramses, el amado de Ta. Era la diosa de la Inmortalidad, el respeto y la codicia. ********* Todos los derechos reservados© NO SE PERMITEN...