Capítulo 16: No te vayas.

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Maldito, ¡mil veces Maldito! ¿Cómo se le ocurre hacerme esto?

Maldición, lo aceptaría si fuera con otra de sus esposas pero ella, justo ella.

Me toco el rostro con frustración reteniendo un grito. Debo calmarme y llamar a los chicos. Espero que ya hayan llegado.

-Oh diosa Iris, acepta mi ofrenda y muestrame a Dione, la princesa de Egipto -lanzo el dracma en la fuente de mis aposentos. Dirijo mi vista a la ventana, desde aquí puedo ver al traidor, quien nota mi mirada.

-¿Mamá?

-¡Dione! ¿Cómo están? ¿Llegaron bien? -comienzo a bombardearla con mis preguntas. Ríe mientras asiente. Puedo notar que ya están en el campamento.

-Sí lo estamos, aunque se nos dificultó un poco en aquel túnel. Pero después de todo estamos bien, Andrómeda se encuentra durmiendo, Nico está con ella.

Un suspiro sale de mi boca.

-Me alegro. ¿Dónde están tus hermano?

-Con Quisan o algo así.

-Quirón, hija -río entre dientes-. ¿Han hablado con Dionisio?

-Bueno... este... en realidad si, lo que pasa es que ha estado raro últimamente y no son palabras mias si no las de aquel centauro.

-¿A qué te refieres?

-Según tu hermano, Dionisio pronuncia correctamente los nombres de los campistas, ya no bebe coca cola light y en las noches desaparece volviendo luego de dos días con terribles ojeras y algunos moretones. Mamá, tengo miedo -sus ojistos se criastalizaron-, quiero estar en el Palacio junto a ti y mi papá. No me trae buena espina el campamento.

-Hablaré con él -sonrío tratando de calmarla. Aunque en el fondo yo también estoy preocupada-. Escucha, tú y tus hermanos están más protegidos allí que en Egipto.

-Pero mamá no sabes...

-Dione, se quedarán allí quieras o no hasta que yo vaya a buscarlos. Ya sabes que hacer en cualquier emergencia. Nos vemos, no olviden que los quiero.

El mensaje se corto. Dionisio, Dionisio, Dionisio, ¿en qué lío estás metido?

Ya no doy a basto, necesito descansar ha sido demasiado con Ramses. Me tenso al recordar aquello.

-¡Mi señora! -grito una persona detrás de mi. Era una de las siervas.

-¿Sí? -pregunto suspirando mientras trato de calmarme y no agarrarmela con ella, sé que no tiene la culpa.

Me arrepiento de haberme quedado, me hubiese avisado de las tonterías que haría Ramses con aquella arpía. Estúpido plan.

-Los sacerdotes quieren hablar con usted.

-¿Sabes la razón? -ambas caminamos por el gran pasillo hacia la sala de reuniones. Algunos soldados se inclinan al verme.

-N-no, mi señora -frunzo el ceño ante su nerviosismo.

Decido callarme y no decir nada. Le hago una seña al guardia para que abra la Gran puerta. Al hacerlo, no me agrada la escena.

Ambos sacerdotes me dirijen una mirada para nada agradable como deberían hacerlo.

-¿Qué ocurre? -pregunto mientras me siento en el trono.

-Mi señora -se vieron entre ellos, sus gestos eran de personas nerviosas-, ayer Euristeo hizo una ofrenda a los dioses suplicandoles que le muestren el futuro de Egipto.

-¿Y? -muevo mis manos insistiendo a que hablen. Ya me harte-. Esto deberían haberlo hablado con su "Rey" ya que yo no tengo un papel importante aquí. ¡¿Saben lo que hizo aquel maldito?! Ideó un plan con aquella arpía a la que tanto odio, no sólo eso ¡¡van a tener un hijo!!

-Reina -Euristeo tenía una sonrisa de oreja a oreja-, usted sabe que es la primera, ¡la favorita! No debería sentirse así por la cuarta esposa, la que sólo cumple sus deseos. El señor la ama, sólo... hizo aquello para que usted se vaya y este pendiente de sus hijos.

-Eso lo sé, sacerdote. La pregunta es ¿por qué ella? Ramses sabe que la odio y que no podría perdonarle si llegará a tener otro hijo con esa. La única solución que tengo sería mandarla a matar- susurro esto último sólo para mi.

Si algo le llegará a ocurrir aunque no sea yo quien provoque eso me culparían a mi.

-Iremos al punto -habló el otro sacerdote creo que se llamaba Lacost-. Los dioses nos dijeron algo que tiene que ver con usted.

-¿Conmigo? -me siento bien en aquella silla.

-Así es, se aproxima una gran guerra con mucho sufrimiento para ambos bandos, por así decirlo, mi señora.

-Explícame con más detalles -pido nerviosa.

-Tanto Griegos, Romanos y Egipcios estarán en guerra con -suspiró antes de seguir-... Los titanes, ¡los vi a todos! Incluso a sus padres.

-¿Qué? -siento que palidezco. Es imposible aquello-. ¡No! Zeus se encargó de enterrarlos en lo más profundo del Tártaro. No pueden salir fácilmente, ¿entienden?

-Lo siento, reina. Pero yo sólo puedo decirle aquello. Y por el bien del alto y  bajo Egipto mantenga los ojos en la cuarta esposa y en sus hijos. Temo la muerte de alguno de ellos.

-¡¿Cómo osas decir aquello?! -los tres nos sobresaltamos al escuchar esa voz-. ¡Pueden explicarme que hacen aquí y con mi esposa!

-Ramses no seas estúpido ahora -le dirijo una mirada llena de odio y frustración que hace callarlo sólo por un minuto. Me sorprendo al verlo a medio vestir junto a aquella mujer.

-Tengo el derecho de saber por qué  estos impertinentes están hablando una supuesta muerte de mis hijos.

-Y yo tengo el derecho de pedirte que tú y tu amante se larguen de aquí ahora mismo. Es una completa falta de respeto presentarte así ante mi, maldito desagradecido -digo eso último entre dientes al ver como una pícara sonrisa comienza a formarse en él.

-¿Estás celosa? -susurra en mi oído y me toma de la cintura.

-Por supuesto que si, idiota- golpeo su mejilla, me retuerzo entre sus brazos pero al ver que no me suelta comienzo a golpear su pecho-. ¡Sueltame! Vete con aquella zorra y ten los hijos que quieras pero luego no te quejes si me ves con otro.

Sus ojos demostraban arrepentimiento.

-¡Ramsi terminemos con mi recompensa! -gritó Rebeca.

Que no se vaya. Sé que sonaré bipolar, ¡pero vamos! Ustedes dirían lo mismo. Miro a Mi marido a los ojos.

-No lo hagas -digo en voz baja con los ojos aguados.

Abre la boca varias veces pero nada sale de ellas.

-Yo... Lo siento -susurró.

Ahogo un sollozo al verlo irse con ella. Cierro mis párpados con fuerza al igual que mis puños. 

Chicaaas perdón, pero bueno acá  está el capítulo. ¿Alguien se acuerda cómo se llamaba la cuarta esposa? 😅 me olvidé 🙊.

Pd: me encanta esa versión de la canción.

La Diosa Griega No Conocida [Nico Di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora