Capítulo 2: Milenios antes|Parte 2.

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Antes de la muerte de Perseus.

—¡Estoy harta de ti y todas tus cosas! —gritó Eses mirando a su marido con un profundo odio mientras apretaba sus puños.

—¡No eres la única!

Hacia rato desde que los reyes habían comenzado una discusión por el simple echo de que Ramses quería comer una buena ración pero, habían pasado apenas una semana de las plagas por lo que se habían quedado sin raciones.

—¿Qué nos ha pasado, Ramses? Yo te amaba, pero como siempre, ¡estropeas todo!

—Yo también te amaba, Eses. Pero no puedo quedarme sin oro. Egipto debe ser la tierra más rica del universo y eso por tu culpa no será posible.

—¡Estoy haciendo esto por mi hijo! ¿Acaso quieres que lo hagan momia? ¡¿Qué muera?!

—Eso no pasará. Isis y Osiris nos protegerán. Ya verás, deja de ser tan paranoica.

—¡Esos dioses no existen, Ramses! Abre los ojos —exclamó mientras levantaba los brazos—. Moisés me advirtió que si no dejas a los hebreos en paz, pueden morir los primogénitos de Egipto. Además, acuérdate que mañana habrá otra plaga.

—Lárgate —dijo el rey mientras apretaba los puños y la veía con completo odio.

Odiaba que la mujer que más amaba estuviera en su contra. ¿Debería hacerle caso? No, lo más importante era la riqueza de Egipto. Él, Ramses, rey de Egipto: no podía caer ante el Dios de Moisés. 

***

Eses se encontraba durmiendo. Había estado llorando toda la noche y pidiendo a sus hermanos y a al Dios de Israel, que su hijo no sufra ningún mal.

Comenzó a abrir los ojos lentamente. Se paró ligero en la cama y comenzó a gritar.

—¡¡Ranas!! —Los guardias ante su grito, entraron con toda la prisa del mundo para averiguar que le ocurría—. ¡Ramses!

Comenzó a sollozar. Ella le tenía fobia a esas cosas, en general a todos los bichos.

—¡Saquen esto! —le ordenó a los guardias.

Ellos solo se quedaron viéndola. Jamás habían visto así a la reina. Excepto cuando Percy, el próximo rey, estaba naciendo.

***

—Eses, debes pedirle a Ramses que deje libre a Egipto si no quiere que Perseus muera. Sé que me odias por no haberte elegido pero al menos hazlo por tu hijo —pidió Moisés mientras la veía con pena.

Eses lo amaba, él había sido su primer amor. Desde pequeños, ella sentía seguridad y protección a su lado. Pero, a desgracia de ella, terminó con Ramses.

—¿Crees que no lo intente? Hice de todo para que los liberé. Pero créeme, tu hermano no levantará ningún dedo para dejarlos ir. Lo siento mucho —no podía verle la cara luego de lo que él le había contado.

Para ella era difícil saber que él tenía hijos y una esposa a quien amaba.

—No, yo lo siento por ustedes. Si Ramses no deja de lado su terquedad y orgullo, Egipto morirá.

Eses sabia muy bien eso. Sus hermanos también le habían dicho que dejará a los hebreos en paz.

***

—Ramses, Percy y yo tenemos miedo de la próxima plaga. Jamás lo vi así de asustado. Haz algo por favor —pidió Eses en la sala del trono. 

—¿Tan así? —preguntó temeroso el rey. Su hijo jamás tenía miedo. Mucho menos de los hebreos.

—¿Y si esa plaga es cierta? ¿Si termina con los primogénitos de Egipto? Ramses, yo no quiero llorar la pérdida de mi hijo. Libera a los esclavos y vivivamos en paz —le ordenó mientras tocaba sus joyas, nerviosamente.

La Diosa Griega No Conocida [Nico Di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora