Capítulo 5: Hablando con semidioses.

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Suspiro por décima vez.

¿Es qué acaso no saben que hacer esperar a una diosa o persona es de mala educación?

Bah, a quién quiero engañar. Soy impuntual.

Decido cambiarme. Con mi magia, me pongo unos shorts con una remera de tirantes blanca y una camisa color negra. Claro que no me saque la corona o las joyas.

Tenía mucho de no venir aquí.

—Eses —me sobresalto al escuchar que me llaman. Volteo y me encuentro con Quiron y los semidioses.

Sonrío abiertamente y corro a abrazarlo.

—Te extrañe tanto, hermanito —siento como ríe. De los siete soy la única que lo llama así.

—Yo también. ¿Cómo has estado? —pregunta mientras encamina a no sé dónde—. ¿Y tus hijos?

Me quedo parada viéndolo extraño:— Bien. Mis hijos supongo que también.

—Me alegro —contesta cortante—. ¿No vas a venir a la Casa Grande?

¿Qué le ocurre?

No. Prefiero construir mi cabaña —contesto de la misma manera. Odio que cambien de personalidad de un segundo a otro. Quito mi mirada de él para dirigirla a los semidioses—. ¿Se piensan quedar ahí o darme el recorrido?

Noto como parpadean. Se ven a si mismos dudando si hacerme caso o no.

—No los voy a matar, por ahora —susurro lo último—. Quiero que a los que mis hermanos anunciaron que se convertirían en Inmortales me enseñen el campamento y un buen lugar para mi cabaña.

Asienten no muy convencidos pero lo hacen.

***

—Y ésta es la Casa Grande, aquí se forman reuniones o cosas por el estilo —me informa el hijo de poseidón.

La única descartada a esta hora era Drew.

—Aún no me has dicho tu nombre —le anuncio cruzada de brazos.

—Perseus Jackson —dice con orgullo.

¿Qué? Bajo los brazos y veo al piso. Tenso mi cuerpo y mandíbula.

Habíamos acordado que ese nombre no se iba a usar nunca más. Al único que se lo dejaron y deje poner fue al hijo de Zeus.

—Te diré Jackson —contesto seca. No quiero volver a armar una disputa entre dioses. Aunque, debieron haberme respetado en esa decisión y haberme consultado.

—Me gusta más Percy... —comienza a decir mientras levanta su dedo índice.

—¡Sesos de algas! —escucho como gritan. Alzo una ceja.

—Sombritas que gusto verte. Felicitaciones, ¡te volverás inmortal! —le grita un elfo al hijo de Hades.

—¿Sombritas? ¿Sesos de algas? —comienzo a reír. Escucho como Nico y Jackson bufan. Me pongo firme en cuanto noto a la hija de Atenea mirarme intensamente—. ¿Has encontrado algo de tu interés?

—Esa corona —parpadea algo sorprendida por mi contestación.

Si creyó que me podría intimidar estaba muy equivocada. Luego de tantos milenios de vivir con el idiota te llegas a acostumbrar.

—¿Qué tiene mi corona? —contesto tajante.

—Annabeth —comienza a decir una morena de ojos cambiantes.

—No es muy normal para ser reina de Inglaterra o algo así —contesta de brazos cruzados. La imito con una sonrisa—. Tampoco he visto ese tipo en libros griegos o romanos.

—Oh. Soy Reina de Egipto —sonrío mostrando mis dientes—. Esposa de Ramses.

—Imposible —contesta una chica morena con muchísimos rulos. Quedo impresionada con su pelo—, él debería estar muerto hace miles de años.

Daría lo que fuera porque sea así.

—Pues no. Mi marido está vivo y encerrado en su palacio.

—Que yo sepa las egipcias deberían tener peluca. La tuya parece muy real —contesta un rubio con anteojos.

Comienzo a caminar en donde construiré mi cabaña. Ni muy lejos del bosque, ni muy cerca de la Casa Grande.

—Pues luego de... de años viviendo con Ramses, decidí dejar que mi cabello crezca. A él no le molesta y yo lo amo —toco las puntas de este. Chasqueo los dedos cuando pienso en mi cabaña.

Perfecta

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Perfecta. Mis hijos ya tendrán una para cuando vengan a quedarse.

—Y... ¿Tiene hijos, señorita? —dice un chico con rasgos finitos. ¿Cómo se llamaban? ¡Ah, sí! Chinitos.

—Sí —sonrío algo melancólica—. Tres hijos de su misma edad o tal vez menos. Pero bueno, ¿qué hacen aquí para entretenerse?

Veo de reojo al chico de negro. Esta apartado de nosotros, ¿pero por qué? Son sus amigos, ¿no?

—Podríamos jugar Voleibol, luchar, recoger fresas o... —dice Jackson.

—¿Tú que opinas? —señalo al hijo de Hades. Me ve sorprendido.

—¿Luchar?

Oh amigo mio, mala idea.


La Diosa Griega No Conocida [Nico Di Angelo]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora