24 (EDITADO)

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Desesperación

Angustia

Llanto

Enojo

Culpa

Eso es lo que Germán sentía en este momento. Aún no encontraba a Lenay y ya estaba empezando a preocuparse, si JAMÁS hubiese besado a Allison, esto no estuviera pasando.

Se pasaba las en vela y llorando por todo esto. Dios, es que la extrañaba tanto. Extrañaba sus besos, sus caricias, extrañaba despertar a su lado y ver esa sonrisa y esos ojos azules hermosos.

Tenía ese hueco en el pecho y le dolía. Ama a Lenay más que a su propia vida y haría cualquier cosa por ella, si era necesario de que se prostituyera y diese su vida, lo haría sin pensarlo dos veces. Con tal de tenerla a su lado.

Porque si, con tal de tenerla a su lado haría lo que sea. Jamás había sentido algo así por alguien. Ni siquiera con Allison, quien hace unos días vino a casa de Germán y este la corrió apenas y empezó a hablar. Desde entonces, la chica no volvió a aparecer, y es un gran alivio para Germán, así ya no tiene más problemas en que pensar. Y ahora solo se dedica a encontrar a su única esposa.

Dios, le hacía tanta falta. Le hace falta volver a sentir sus labios sobre los suyos, sus abrazos, los "te amo", las caricias, extrañaba hacer el amor con ella, extrañaba volver a ver esos hermosos ojos azules que lo tienen cautivado y que tanto ama y adora, extrañaba volver a escuchar su risa y volver a ver esa sonrisa que fue lo que lo enamoro perdidamente, extrañaba tocar y besar todo su cuerpo su cuerpo.

Se dio cuenta de que sin Lenay no es nadie ni nada solo basura y alguien seco y frío. Por qué desde que Lenay llegó a su vida, su vida se lleno de colores y alegría y paz y sobretodo amor, se sentía amado.

Prometió jamás volver a enamorarse. Pero si el destino puso a Lenay en su camino, es por algo.

La necesitaba tanto, la extrañaba tanto.

Germán se limpió unas cuantas lagrimas que habían caído inocentemente por sus mejillas a la misma ves que la pequeña Alaska venia hacia él y lamió su cara. Alaska se subió a su regazo y Germán abrazo a la cachorra llorando aún más.

- También la extrañas, ¿no?.- preguntó a Alaska cuando se separó.- No sabes cuánto la extraño Alaska.- en respuesta la cachorra ladro y alzo una de sus patitas a la cara de Germán.

Unos minutos después de estar llorando y lamentándose. El teléfono de Germán sonó por la gran mansión y lo tomo inmediatamente

"Diego" Decía la pantalla. Miro a Alaska y frunció en ceño

- ¿Por qué llamara a esta horas?.- Alaska ladro dos veces, a lo que Germán soltó una pequeña risita.- Bueno, tienes razón, tal vez sea de Lenay.- susurró.

Oh Lenay

Se entristeció de nuevo al recordar el nombre de su esposa.

Llevo el teléfono a su oído y un suspiro se escuchó al otro lado de la línea.

- la encontramos...

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