Red Sky

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Capítulo 2.

Red Sky.

Hacía dos noches que había sido 'casi asaltado' por lo que a partir de entonces tomaría sus precauciones. Bueno, en realidad no era como si pudiera hacer mucho; salvo evitar los lugares desolados y quizá conseguirse un arma de "electrochoque".

Después de escuchar su relato Efi le había dicho que probablemente había sido su imaginación debido al susto de ser amenazado con un arma y la oscuridad de la callejuela, lo más seguro era que un perro grande y protector hubiera hecho de las suyas; porque un lobo en la ciudad era realmente descabellado.

Suspiró evitando los recuerdos de aquella experiencia poco agradable y le dio la espalda a la barra para poner en orden algunos tarros y vasos de cristal; faltaba poco para que su turno finalizara y ya quería ir a casa.

Trató de concentrarse en su labor cuando varias risas coquetas sobresalieron del bullicio; advirtiendo que ese conjunto de mujeres se aproximaría a la barra giró nuevamente disponiéndose a hacer su trabajo.

Por encima de su cabeza había una lámpara discreta, tenue, sólo para ayudarle al momento de preparar las bebidas, el parpadeo de las luces oscilantes de la pista de baile llegaban hasta allí, pero eso no evitó que notara al chico que estaba entre las mujeres. Mejor dicho, ellas parecían fascinadas con él puesto que lo rodeaban impacientes por llamar su atención.

—Eres muy lindo— dijo una de ellas, la de cabello rubio con raíces oscuras.

—No, yo diría guapo— corrigió la única pelirroja.

—Lindo y guapo; son adjetivos que agradezco—, la piel de Mauricio se erizó al escuchar la voz del desconocido, era suave pero profunda.

—Yo creo que eres sexi— agregó la tercera mujer soltando un intento de risilla coqueta.

Él sonrió, se pasó la diestra por el cabello oscuro acomodando un mechón rebelde y miró hacia la barra.

Mauricio sólo pudo tragar con dificultad porque se quedó sin aliento por unos segundos; los ojos de aquél sujeto eran negros cual carbones con un brillo único.

El cliente se aclaró la garganta, tal vez para llamar la atención del bar-man puesto que estaba inmóvil.

—Eeh... ¿Qué les puedo ofrecer?— se obligó a no tartamudear.

—Un whisky, en las rocas— se adelantó el hombre, las féminas estaba demasiado ocupadas murmurando entre ellas lo guapo que era el sujeto.

—Claro— quitó la mirada del cliente, debía concentrarse y evitar que sus manos temblases.

—¿Qué me vas a invitar a mi?— juró que era la voz chillona de la pelirroja.

—Lo siento preciosa; bebo solo— esa respuesta inesperada e inexplicablemente hizo que Mauricio se sintiera menos tenso.

—¿Qué, tienes novia? Vamos, sólo será un trago— insistió ella.

Él rió con algo de soberbia; —Eso no es asunto tuyo.

La mujer abrió la boca para decir algo más pero Mauricio fue más rápido al colocar el vaso chaparrito sobre la barra e interrumpir, —aquí tiene.

—Gracias— el sujeto le sonrió a Mauricio y tomó el recipiente para beber de él.

Al observarlo inclinar la cabeza hacia atrás obtuvo una muy buena vista de los músculos de su cuello, se veía fibroso. Parpadeó confuso porque nunca antes había escrutado tanto a un cliente, mejor se centró en la mujer.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora