Moonlight

Todo estará bien.

Capítulo 31.

Todo estará bien.

Gina, sorprendida, batió sus tupidas pestañas ante las palabras de Julián.

—Sinceramente, lamento que hayas hecho este viaje, pero espero comprendas que me será imposible continuar con el trato que nuestros padres han hecho; no voy a renunciar a mi pareja— finalizó con convicción.

Julián sabía que sus padres "se harían cargo del asunto", y se sentía aliviado de que así fuera, sin embargo, también sabía que no era correcto esconderse, debía dar la cara y, aunque el pacto había sido sin su consentimiento, la muchacha merecía una explicación de la realidad, porque la condición de Duncan ya no podía ser una excusa.

El joven alfa frunció un poco el ceño, confundido, cuando después de unos segundos Gina esbozó una leve sonrisa.

—Me alegra mucho— dijo ella, —y lo comprendo, yo también he encontrado a mi pareja— al decir lo último se ruborizó.

—¿Es en serio?— boqueó Julián, su suerte no podía ser mejor, ambos se opondrían al matrimonio forzado; —¿y aún así viniste hasta aquí, desde cuando están juntos?

—No estamos juntos, b-bueno, nos hemos visto— tartamudeó y comenzó a retorcer sus propios dedos de la mano, —pero nadie más lo sabe, sólo mis escoltas, yy-yo... recién acabamos de conocernos— miró al suelo, —únicamente hemos intercambiado algunas palabras.

Julián sonrió con simpatía, sabía lo que significaba ese sentimiento.

—Felicidades— dijo el joven alfa, extendiéndole la mano.

Ella la tomó estrechándola, luego dijo, —gracias, pero...

—¿Pero, qué?

—¿Por qué no me lo has dicho antes? Sé que tu amigo sufrió un altercado, pero no comprendo la razón de tanto secretismo.

—Hace poco más de cuarenta y ocho horas que te vi por primera vez, no soy de los que confían en cualquiera, ¿sabes? Además, tú también lo has ocultado— se defendió Julián.

—Yy-yo, mi situación es diferente.

—¿Diferente en qué sentido? No creo que tu pareja sea un humano de tu mismo sexo.

—¿Tu pareja es un humano?— exclamó, —eso es... wow.

—¿Ahora te das cuenta?— por alguna razón se estaba relajando, probablemente porque compartían ese sentimiento de haber encontrado al indicado, o porque sentía que ella ya no representaba una amenaza; —tú bien lo has dicho, mi amigo fue herido, y ante ello todos estuvimos tensos y preocupados, mis padres están al tanto de que he hallado a mi pareja, pero no han expresado su aprobación, al menos no mi padre. Además, para él sería un insulto romper la promesa nupcial, me ha amenazado incluso con arrastrarme él mismo hasta el altar.

—¿Piensas que tu padre sea capaz de iniciar una guerra si soy yo quien se niegue?— indagó la chica.

—¿Una guerra? No creo que sea para tanto— se encogió de hombros pensándolo mejor, —bueno, no lo sé.

—Le mandaré una carta a mis padres, ellos comprenderán.

—¿Lo harán?— Julián estaba asombrado, ¿tan fácil sería?

—Cuando les explique lo harán; me han dicho que ellos son compañeros destinados, así que sabrán de lo que hablo. No me obligarán a casarme contigo, puedo apostar que ellos mismos desharán ese trato que te involucra.