Ataque.

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NOTAS PREVIAS.

Contenido +18. Escenas violentas, obscenas y/o eróticas. Se recomienda discreción.

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Capítulo 11.

Ataque.

—Por un demonio, Julián; estas igual que hace dos segundos.

Duncan observó a su amigo pararse frente al espejo por enésima vez.

El pelinegro lo ignoró olímpicamente, se reuniría con Mauricio como recientemente lo había estado haciendo y debía estar impecable.

—¿Sabes? Mamá llamó, preguntó si todo está bien— Duncan cambió el tema, dejándose caer de lado en el colchón de la cama, —le dije que no había de qué preocuparse.

Duncan no le había dicho a Julián que Dafne sabía la verdadera intención de ese viaje a la ciudad y sinceramente no planeaba hacerlo pronto.

—Sí, lo mismo le dije a mi madre la última vez que me comuniqué con ella— habló Julián.

—¿Crees que tus padres acepten que no te casarás con Gina?— preguntó el castaño, era un tema que en algún momento tenían que tocar y más aún si faltaba pocas semanas para regresar a Rilltown.

—Es más probable que me destierren y no que cancelen esa estúpida boda.

—Desterrarte no sería algo bueno, Bernardo no está listo para heredar el puesto y no creo que jamás lo esté. Tu madre lo consiente demasiado, es un niño muy mimado.

Bernardo era el hermano menor de Julián y no tenía una relación cercana con Duncan; incluso, en un principio ninguno se soportaba. Duncan decía que Bernardo era el favorito de los alfas, aunque con el tiempo ese sentimiento se convirtió en indiferencia.

—Será problema suyo entonces— caminó a la salida de la habitación, pero se detuvo justo en la puerta; —iré con Mauricio al The Dragon. ¿Tú qué harás?

—Tengo ganas de una pizza con mucha piña — el castaño rodó sobre su estómago un par de veces arrugando la ropa de cama, —y también iré a conocer la pista de bolos, siempre he querido aprender a jugar.

—Está bien, pero ten cuidado, ¿de acuerdo? — andar solo en la ciudad por la noche era peligroso.

—Lo tendré; ahora vete que no está bien que lo hagas esperar.

...

Julián sintió calor en su rostro cuando Mauricio le tomó de la mano para cruzar el mar de gente que danzaba. The Dragon era un club popular en el centro de ciudad.

—Una cerveza y un tequila— pidió el humano cuando llegaron a la barra, ya sabía que Julián prefería el tequila, o el ron, la cerveza no mucho.

La bar tender, una mujer con el cabello verduzco y varias perforaciones faciales, de inmediato les ofreció las bebidas; su semblante era inexpresivo.

—Celebramos el inicio de las vacaciones— Mauricio elevó su botella, Julián hizo lo mismo con su diminuto vaso y los chocaron.

—¿Han concluido los exámenes?— indagó el pelinegro después de beber de un solo trago el líquido.

—Sí, y ahora tengo todo un mes de libertad— le sonrió. Sin los anteojos y el largo cabello cubriéndole el rostro, Julián podía admirar incluso sus bonitos hoyuelos del muchacho.

—¿Por qué sospecho que tenemos un concepto diferente de la palabra libertad?— Julián entrecerró los ojos,.

Mauricio rió con ganas, esa risa que flotaba en el aire y encantaba a Julián.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora