Siempre hay opción.

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NOTAS PREVIAS: Les recuerdo que los "adelantos" y comentarios están en "El baúl del tesoro". Se supone que el link / liga / url está en mi perfil de esta cuenta, pero parece que algunos de ustedes no lo pueden ver, así que pueden encontrarlo en FB como "Indigo: El baúl del tesoro.", o como "IndigoER.TheReal". No hay pierde, estoy usando los mismos avatares (la cola de sirena color aguamarina). [Índigo]

*NOTA: Un actor que se parece bastante al Julián de mi retorcida mente está en la portada (al inicio) de este capítulo.

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Capítulo 36.

Siempre hay opción.

Al segundo disparo, Dafne y su hijo ya estaban en el jardín.

El olor a sangre que percibió en el aire no le gustó para nada, así que Duncan arrugó la nariz buscando con la mirada, y allí, cerca de los arbustos notó tres cuerpos, dos de ellos parecían destrozados.

El joven beta caminó con prisa hacia el lugar, en pocos segundos ya se hallaba corriendo, adelantándose incluso a su madre.

Duncan cayó sobre sus rodillas al lado del cuerpo que reconoció y de inmediato se acercó al rostro del humano, aproximando su oreja a la nariz de este; sólo entonces se sintió un poco mejor, cuando notó que aún respiraba.

Buscó la herida y se sorprendió bastante al notar el boquete en el abdomen del rubio.

—Oh, no— escuchó la voz de Bernardo a sus espaldas y, de soslayo, comprobó que Gina también estaba allí. Escuchó más pasos, de Alberto seguramente, pero no pudo asegurarse, ya que el arma de su madre al ser cargada le hizo mirar al frente de nuevo.

—Voy también— dijo el joven beta cuando notó la clara intención de Dafne de internarse en el bosque para ir tras Julián y la que seguramente era su presa; aún con el aroma a sangre se podía distinguir la presencia de un individuo más.

—No— exclamó sin mirarle, pero con firmeza.

Duncan iba a rebatirle, entonces sintió una mano en su hombro, todavía se hallaba arrodillado junto al cuerpo de Mauricio, presionando la herida para evitar que más sangre se derramara. Miró hacia arriba y era Alberto, quien le dijo: —permanece aquí, mantenlo con vida, al menos hasta que Julián esté de regreso.

Tardó unos segundos en comprender, Mauricio estaba mal herido y su amigo estaría destrozado si no pudiera darle el último adiós.

Asintió y miró a su madre internarse en el bosque empuñando un arma, seguida de Alberto en su forma lobo y, sorpresivamente, también de Bernardo.

—No lo logrará, tal vez haya que convertirlo, y tú tendrás que hacerlo— expresó Gina en el instante en que quedaron solos, lo cual no duraría mucho, ya que Josué, Constanza y los alfas se estaban aproximando.

—¿Convertirlo? No puedo hacer eso— morder a la pareja de otro, sería... no estaba bien.

—En ausencia de Julián, eres el más indicado; dudo que tu amigo consienta que otro lo haga. ¿O tienes una mejor idea?— rebatió.

—Yo... debe haber otra forma— miró al humano, cuyos párpados temblaron antes de abrirse con lentitud.

—¿Julián?— pareció un balbuceo, pero Duncan lo escuchó y entendió claramente por su cercanía.

—Él está bien— mintió, porque en realidad no sabía con certeza qué estaba ocurriendo dentro de la maleza.

Mauricio luchó por enfocar su mirada, —me aa-alegra. Aunque creo que... que lo eché a perder, no estará contento conmigo.

MoonlightDonde viven las historias. Descúbrelo ahora