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JinYoung se quedó pasmado en su sitio, ni siquiera se atrevió a voltear para ver a JB irse. No hacía falta tampoco, el chico no volvería. Se mordió el labio inferior, siendo invadido por rabia y decepción.

"Me aburrí de ti." Recordar esas palabras le dolían como el infierno. Bufó y aplastó el cigarillo que el pelinegro había botado. No podía creerlo, su mente no asimilaba que el mayor haya terminado todo por ese motivo. ¿Aburrido? El día anterior no parecía aburrido mientras tenían sexo.

Pero esta bien, JB tenía todo el derecho de terminar el acuerdo. Tenía sus motivos, no podía decirle nada. Además, sólo era sexo, su mundo no acabaría por dejar de tener una rutina sexual activa. Chasqueó la lengua, aún así sentía su pecho apretado, porque con Daddy pasó muy buenos momentos a pesar de que fuesen pocos.

Se quedó allí hasta que tocó la campana que daba inicio al segundo receso, fue al baño a lavarse la cara y luego fue en busca de sus amigos al salón de clases. Al llegar no los encontró por lo que optó buscarlos en los pasillos y luego en el patio.

Iba sumido en sus pensamientos, tanto que no se percató quienes caminaban hacia él. Sólo reaccionó cuando sintió un fuerte dolor en la espalda y vio frente suyo a los tres matones de JB. Estaba acorralado por ellos, no entendía nada.

— Ha pasado tiempo, Park. —. Le dijo Jackson, quien lo sujetaba del cuello de la camisa.

— Ya extrañabamos molestarte. —. Agregó BamBam con tono divertido al ver el rostro de JinYoung palidecer. — Alguien especial te ha mandado saludos. ¿Se te ocurre quién pueda ser?

— N-no... —. Susurró en respuesta, sumido en la presión de la situación.

— Que imbécil. —. Se burló Mark y le propinó un fuerte golpe en el estómago. Los otros dos rieron y JinYoung cayó al piso cuando Jackson lo soltó. — Daddy te manda saludos. Al parecer te quiere mucho, porque seguirá mandando.

Los tres bravucones se fueron y el castaño se quedó allí, sujetándose el estómago. Nadie que iba por los pasillos hizo nada, no se atreverían a ayudarlo porque sino se ganarían una golpiza también.

Se levantó a los minutos después, caminando con dificultad al salón. Cuando llegó se escuchó un fuerte cuchicheo en el salón, todos se habían enterado de lo ocurrido en el pasillo. Incluso sus amigos que se le acercaron apenas se sentó en su pupitre.

— Hey, ¿estás bien? —. Le preguntó YuGyeom, sumamente preocupado. JinYoung asintió, no quería preocuparlo. — ¿Qué le has hecho a D.? Ahora se las trae contigo.

— Nada, se los juro. —. Respondió cuando sus dos amigos lo miraban sin creerle mucho, antes había buscado problemas pero ahora no los deseaba.

— Por algo D. debe estar enojado contigo, te tiene en la mira. —. Agregó YoungJae y hubiesen seguido hablando del tema pero la maestra llegó.

La clase fue agobiante, por lo menos para JinYoung quien recibía cada diez minutos notas de amenazas por parte de Jackson desde el otro extremo del salón. No entendía el porque tanto descargo de Daddy hacia él, no le hizo absolutamente nada.

Tocó la campana y se levantó de su asiento, era hora de almorzar. Tomó sus cosas, dispuesto guardarlas pero un fuerte empujón por parte de Jackson hizo que cayera al suelo junto a sus cosas. El chino soltó una risa y antes de irse le dijo:

— Más saludos de Daddy, Park.

Ese día fue una total mierda y los que siguieron fueron peores. A todas horas del día se topaba con ellos, recibía empujones y golpes en diversas partes del cuerpo. Iba a enfermería cuando no podía resistir más el dolor en todo su cuerpo. Las cosas comenzaban a salirse de las manos ya que sus amigos se habían visto amenazados, pero JinYoung los había defendido como diera lugar.

Se había hartado de la situación, tener que esconder sus heridas moretones o tener que dar excusas de ellas cuando alguno de sus padres notaban aquellas marcas en su cuerpo. Había ido en busca de JaeBum toda la semana, recibiendo diversos golpes por parte de los matones como respuesta por parte de Daddy. Se rindió, no había nada más que hacer que resistir.

Podría quejarse con algún maestro o hablar con el director, pero no harían nada, Daddy tenía el poder sobre la escuela gracias a su padre. Era intocable y aquello lo volvió a estresar. El pequeño cariño que una vez le tuvo desapareció, siendo reemplazado por odio, mucho odio y desagrado.

Su vida en la escuela se había vuelto un verdadero infierno y él no era un chico cobarde, pero la situación era mucho mayor que su fuerza de voluntad. Era más frecuente que se ocultara en los baños, en donde sus amigos le acompañaban en los recesos, o que saltara la reja para ir a dar vueltas por la ciudad hasta que terminaba la jornada escolar. La escuela no le interesaba, en él ya había quedado la imagen de que era la reencarnación directa del inframundo. Se sentía frustrado, no podía hacer nada además de escapar de la situación. Pero no podía tapar el sol con un dedo y lo sabía.

¿Cuánto más tendría que esperar para que todo volviera como antes? ¿Tendría que cambiarse de escuela, seguir escapando o enfrentar la situación a golpes hasta que algo horrendo pase y toda esa mierda pare?

JinYoung no sabía, sólo deseaba despertar y que todo pasara, y que JaeBum muriera de la manera más trágica posible. Porque el castaño tuvo razón desde un principio, cuando lo conoció, Daddy era una persona horrible que no merecía perdón. Pero tenía un consuelo, todo lo que uno hace se devuelve, tarde o temprano.

JinYoung no tenía idea que a JaeBum ya se le estaba devolviendo todo lo que le hacia, pero de una manera mucho más dolorosa al ser emocional. El amor puede ser un paraíso y también un infierno.  

Daddy ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora