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Hace mucho que no sentía una jaqueca como en ese momento. Había decidido continuar con el plan de darle la bienvenida correspondiente al nuevo pero JinYoung siempre aparecía para intervenir, como si tuviera una clase de sensor. Aún había quedado resentido por aquel escupitajo, sumándole que el chico seguía metiéndose en sus planes, tenía muchas ganas de darle una lección.

"Solo una más, Jinyoungie." Pensó Daddy. "Solo una más y tendrás tu castigo."

JaeBum estuvo atento a los movimientos del menor, esperando el momento en que el chico volviera a revelarse para darle una lección. La espera no fue mucha, entre clases Mark le dijo de que JinYoung se enfrentó a él por Kwan. Sonrió ladino y tocó la puerta del salón.

El profesor que le abrió la puerta casi se fue hacia atrás al verlo y era comprensible, nunca se había aparecido durante clases pero el asunto que lo convocaba era de suma importancia.

— Necesito a Park JinYoung. —. Ordenó, dejando las manos en sus bolsillos mientras miraba al profesor. Este miró unos momentos hacia dentro y luego lo vió, como si quisiera decirle algo. — Ahora.

— Park JinYoung, lo necesitan a fuera. —. Le llamó el profesor y se hizo a un lado cuando el castaño apareció. No le dió tiempo de hablar y lo jaló del brazo, alejándolo del salón.

Caminó por el pasillo, arrastrando al menor que prácticamente forcejeaba porque lo dejara ir, pero no lo haría. Llegaron a los baños y JB cerró la puerta, acorralando al castaño contra esta.

— ¿Qué diablos te pasa? ¡Suéltame! —. Pidió JinYoung, tratando de alejarse. Los brazos de Daddy estaban a cada extremo de su cuerpo, acorralándolo entre él y la puerta.

— Quédate quieto. —. Ordenó de vuelta, dándole una fuerte palmada en la pierna. El chico siguió moviéndose, por lo que tuvo que tomarlo de los brazos y golpearlo contra la puerta. JinYoung se quedó quieto. — ¿Acaso pensaste que seguirías saliendo con la tuya? No sabes con quién rayos te estás metiendo, Park.

— Dejame, imbécil. ¿Acaso quieres que vuelva a escupirte para que entiendas? —. Daddy comprendió porque JinYoung le llamó la atención desde un principio, su belleza resaltaba cada vez que lo desafiaba. Tan bonito pero irrespetuoso, el niño malcriado perfecto.

— Si aprecias esa linda boquita que tienes mejor no lo hagas. —. Le dijo en un susurro, disminuyendo la lejanía entre ambos. Pronto sus cuerpos se rozaban en cada respiración. — ¿Qué haré contigo, Jinyoungie? Trato de todas las maneras posibles de hacerte entender pero tú no cooperas, pequeño. ¿Acaso extrañas mis castigos?

— Claro que no. Aléjate de mí, asqueroso. —. JinYoung puso las manos en el pecho del pelinegro en un intento por alejarlo, pero el mayor poseía mucha más fuerza por lo que no logró su objetivo.

— Este asqueroso te hizo gemir como una perrita. —. Le dió un golpe en el estómago y lo volteó, dejándole el pecho contra la puerta. — Y no me vuelvas a llamar así. Soy tu papi así que tenme mayor respeto, mocoso.

JinYoung no podía moverse, aquel golpe en el estómago le había dolido como los mil demonios. Aún así trató de forcejear todo lo posible dentro de su condición, pero no le sirvió para nada. Su cuerpo dio un respingo al sentir las manos del pelinegro bajar por su columna vertebral, JaeBum iba en serio.

El pelinegro reposó las manos en las caderas del menor y las jaló hacia atrás, dejando el trasero del castaño en pompa. Sentía que sus palmas picaban por tocar al chico y eso haría. Le desabrochó el pantalón y lo bajó hasta los muslos, haciendo lo mismo con su boxer pero sólo la parte de atrás.

— Cuenta hasta veinte, Jinyoungie.

— ¿Por qu-? ¡Ah! —. El castaño se vió interrumpido por una nalgada fuerte nalgada de Daddy. Lo miró desde allí y vio su expresión seria, por lo que era mejor obedecer. — U-uno...

— Eso es. —. Le felicitó y volvió a darle otra con mayor fuerza, siguiendo así hasta el número veinte.

JinYoung trataba de contener los quejidos, ya que a medida que el número aumentaba la fuerza con que golpeaba sus nalgas era mayor. Ya en la diez sentía ambas nalgas arder pero no se quejó, porque sabía que JB no se detendría. Dolía como el demonio pero pudo resistir hasta la veinte, sintiendo un doloroso alivio cuando el mayor se detuvo.

— ¿Qué pasa entre ese tal Kwan y tú? —. Le preguntó Daddy, acariciando ambas nalgas rojas, subiendo sus manos hasta las caderas del castaño. No iba a detenerse, estaba disfrutando el castigarlo. — Los he visto juntos últimamente.

— ¿Celoso? —. Preguntó en respuesta JinYoung, cosa que fue mala idea ya que JaeBum le presionó de manera brusca las caderas, causándole dolor. — So-somos amigos...

— ¿Solo amigos? ¿Sin besos, abrazos ni caricias? —. Le interrogó el mayor, susurrándole al oído mientras metía sus manos bajo la camisa del castaño, acariciándole la piel. Había extrañado su calor y su textura tan suave, a pesar de que estaba molesto con él aún lo deseaba, era algo que no podía controlar.

— Solo amigos. —. Repitió como respuesta, jadeando cuando las manos de Daddy subieron a sus pezones, comenzando a acariciarlos. No debía disfrutar esto, lo odiaba con todo su ser, pero su tacto...

— Eso es bueno. —. Le besó el cuello por detrás, dejando varias marcas rojizas de paso. — Porque eres mío. Ya te marqué una vez, así que significa que eres de mi propiedad.

— Jodete. —. Le respondió en un susurro y gimió de dolor cuando el pelinegro retorció sus botones. Dolía pero a la vez le gustaba, al igual que su primer encuentro. — No puedes controlar mi vida.

— Me perteneces desde que pusiste un pie en esta escuela, así que estás jodido. —. Sonrió y le succionó la piel, sacándole un pequeño gemido al castaño. Comenzó a frotar su entrepierna contra el trasero desnudo del chico, necesitaba más de él. — Nadie más que yo puede tocarte, ¿comprendes?

— ¿No qué te habías aburrido de mí?

JaeBum apenas volvió a sus cinco sentidos luego de aquella pregunta. JinYoung tenía toda la razón, él mismo había terminado todo contacto y ahora lo estaba tocando como había anhelado desde que se alejaron del otro. Tragó saliva, la situación se le estaba yendo de las manos una vez más.

Se separó abruptamente de él y se acomodó la ropa. Alejó al castaño de la puerta para poder abrirla pero no se fue, en cambio se quedó allí y miró a JinYoung.

— Sí, me aburrí de ti. —. Dijo al fin, mirándole a los ojos. No sabía cómo era capaz de mantener la mirada en alto y menos como era capaz de mentirle en la cara. — Pero eso no significa que no pueda seguir usándote.

Dicho aquello se fue del baño, tratando de huir del arrepentimiento que comenzaba a invadirlo. No lo usaba, en un principio lo hizo pero JinYoung puso su mundo de cabeza pero todo cambió. Pero trataba autoconvencerse de que todo sería igual que antes, sin emociones de por medio, y se estaba dando cuenta que no funcionaba.  

Daddy ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora