37

2.6K 374 70
                                    

Lloró hasta que sus ojos quedaron secos. Le ardían y sabía que estaban rojos e hinchados, de seguro tenía una imagen deplorable. Pero se merecía eso y mucho más. La culpabilidad le oprimía el pecho, quería ir donde JinYoung y pedirle perdón por haber sido tan malo con él. El chico no se merecía nada de eso, en cambio, se merecía el cielo por ser tan valiente y nunca quedarse callado frente a una injusticia. Tal vez el que sea tan decidido hizo que le gustara o puede que haya sido su cálida sonrisa.

Se fue del almacén cuanto antes y llamó a Seung, necesitaba desahogarse una vez más. Sabía que lo regañaria y le recalaría que era un idiota de primera, pero al final le daría el apoyo que tanto necesitaba.

— Dios, JB. ¿Qué te pasó? —. Le preguntó su amigo apenas se encontraron en uno de los parques del centro.

— Es una larga historia. —. Con eso invitó a Seung a sentarse en el verde pasto y este aceptó la invitación. Ya ambos sentados se aclaró la garganta, tratando de no quebrarse.

Le contó la llegada de Kwan y los celos que comenzó a sentir por su culpa, el futuro casamiento de su padre y lo mucho que le dolía aquello, la golpiza que le dio al chico nuevo y que terminó por mandarlo al hospital, terminando con lo sucedido con JinYoung hace minutos atrás. Agachó la vista, sintiendo la mirada acusadora de su amigo sobre él.

— Ese chico realmente te tiene loco, nunca antes habías hecho tantas estupideces juntas. —. Comentó Seung y soltó un suspiro. — ¿Entiendes que la jodiste hasta el fondo con JinYoung?

— Lo sé y eso es lo que más me da rabia, hice que llorara por mi culpa. Volví su vida una posilga. —. Respondió, tratando de contener las lágrimas que amenazaban por salir.

— Joder, JaeBum. Para de dejarte llevar por tus instintos, usa la cabeza un poco. Casi matas a ese chico, ¿sabes qué hubieras terminado en la cárcel si no te detenias? —. Le regañó y el pelinegro asintió pesadamente, estuvo apunto de hundirse más en la basura pero pudo contenerse a tiempo. — Deja de escapar, piensa en todo lo que has causado por tratar de negar lo que sientes. La violencia no soluciona nada a pesar de ser una salida fácil.

— ¿Qué debo hacer? ¿Declararme? JinYoung me odia, terminaría aún peor de lo que estoy ahora. —. Dijo, desesperado por la situación. No quería que las cosas terminaran así y ahora se estaba enfrentando a lo que más temía.

— Pídele perdón. —. Respondió Seung y se ganó una mirada incrédula de su amigo. — Sé que no querrá escucharte porque está enrabiado contigo, por eso tienes que disculparte con ese tal Kwan primero.

— ¿Estás loco? No me perdonará, no vale la pena.

— ¿Qué pierdes con intentarlo? Por lo menos trataste, créeme que es mucho mejor hacerlo que dejarlo pasar. —. Le dio una suave caricia en el hombro para calmarlo. — Aprende de tus errores y mejora, eso es lo que hacen las buenas personas.

— … Está bien. —. Dijo luego de largos minutos de silencio, en los cuales pensó si atreverse o no. —. Iré a verlo hoy mismo.

— Esa es la actitud.

Se quedaron conversando un poco más y luego JaeBum se fue. Pasó por una tienda y compró chocolates. De allí fue al hospital de Seúl, nervioso. Rogaba internamente qué Kwan lo escuchara y no intentara matarlo, aunque esto último lo merecía por dejarlo en tan mal estado. Pero la rabia lo había cegado tanto que no se dió cuenta de la fuerza con que lo golpeó.

Llegó al hospital y entró, acercándose a la recepción. Le dijo a la recepcionista que venía a ver al paciente Lee Kwan, escribió sus datos en la lista de visitas y subió al tercer piso como ella le indicó.

Se le revolvió el estómago en el ascensor, los nervios eran demasiados, incluso sus manos temblaban. Respiró hondo, no quería vomitar y menos desmayarse. Fue a la habitación que la mujer le indicó y tocó un par de veces la puerta. Cuando escuchó un “pase” del otro lado, entró.

Kwan estaba en una camilla, conectado a algunas máquinas, entre ellas a un tanque de oxígeno. Se sintió horrible al verlo así y muchísimo peor cuando el chico le miró con miedo, escuchando cómo aumentaban sus latidos.

— Hey, tranquilo. —. Le dijo con voz baja pero calmada. — No te haré nada, lo juro.

Se quedó de pie en el marco de la puerta hasta que los latidos del muchacho volvieron a la normalidad. Se acercó con cuidado para no alterarlo, hasta quedarse a su lado. Kwan no le quitaba la vista de encima y lo comprendía, ¿quién no quedaría traumado luego de tal paliza?

— Yo… lo lamento mucho. —. Dijo al fin el pelinegro, soltando un suspiro. Realmente estaba arrepentido de lo que le hizo. — Perdón por haberte golpeado y también por haberte hecho la vida imposible en la escuela. No soy un chico que se disculpa pero de verdad estoy arrepentido.

— ¿Cómo sé que no mientes? —. Le preguntó el chico con un tono serio. Aún estaba bajo la defensiva.

— ¿Crees que si te mintiera hubiese venido hasta aquí? Incluso te traje chocolates. —. Contestó y se los acercó. Kwan dudó unos segundos pero terminó por aceptarlos. — De verdad estoy arrepentido de todo lo que te hice, en serio. Perdón.

— ¿Todo eso lo hiciste por JinYoung? —. Le preguntó mientras le quitaba la envoltura del chocolate. Lo partió y le estiró un pedazo. — Sin resentimientos.

— Gracias. —. Aceptó el chocolate y se lo llevó a la boca, necesitaba algo dulce para quitarse la amargura que sentía. — Al principio no, era sólo por molestar. Pero luego los vi tan amigables y que compartían todo el tiempo que no pude controlarme.

— ¿Te gusta mucho? —. Aquella pregunta lo tomó por sorpresa pero asintió. — Bueno, eso explica que te hayas descontrolado. No te mentí cuando te dije que solo somos amigos, de verdad. Me cayó bien desde un principio por preocuparse de mí y defenderme cuando nadie más lo hizo. Pero no he hablado con él desde la paliza, tu palabras me quedaron tanto que no he querido contestar su llamadas, incluso apagué mi celular.

— No sigas haciendo caso a esos disparates. Llámalo cuanto antes, está muy preocupado por tí. —. Le dijo con sinceridad, ya no le importaba que se hablaran. Le había quedado claro que solo eran amigos. — Incluso fue a pedirme explicaciones de la golpiza que te di, no sé cómo lo supo pero pensaba que habían sido Jackson, BamBam y Mark. Le dije que había sido yo y recibí una golpiza. Ahora… me odia y no quiere volver a verme.

— Te lo mereces por imbécil. —. Dijo el chico y se ganó una mirada asesina por parte de JaeBum, pero ni se inmutó. — ¿Qué? Es verdad. Pero habla con él y pídele perdón por todo lo que le has hecho. Créeme que lo valorará.

— Eso haré. Solo espero que me escuche. —. Respondió, dando un suspiro. Una de las enfermeras apareció, indicando que se había acabado el tiempo de visita. JaeBum se levantó y miró a Kwan. — ¿Sin resentimientos?

— Sin resentimientos. — Respondió en una afirmación y el pelinegro sintió verdadero alivio. — Gracias por el chocolate, está delicioso. No tengas miedo de hablar con JinYoung, te escuchará.

— Eso espero. —. Se sonrieron mutuamente, cerrando un horrible capítulo de sus vidas y JaeBum se despidió, saliendo de la habitación.

Había resultado mucho mejor de lo que esperaba y eso lo tranquilizó. Ahora solo quedaba disculparse con JinYoung, y eso sería difícil.

Daddy ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora