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Pasó lo que quedaba de la semana junto a ellos, a veces todos faltaban a clases y salían a recorrer la ciudad como en los viejos tiempos, y otras veces se turnaban días para no dejar a JaeBum solo. Agradeció que no lo dejaran solo, porque más que nunca necesitaba compañía para no pasar todo el día llamándose un imbécil por lo que hizo.

Había meditado las palabras de Seung con el paso de los días. No tuvo que haber cometido la estupidez de descargarse con JinYoung por sus sentimientos, el chico no tenía la culpa de nada. La había jodido, porque era cien por ciento probable que lo odiara y no se atrevería a disculparse en persona. Solo le diría a sus amigos que detuvieran las agresiones y todos felices, o por lo menos JinYoung.

— No quiero que nuestro panquesito se vaya. —. Dijo DongSun mientras hacia un puchero. Ya era día domingo y era hora de regresar a casa.

— Me encantaría quedarme por siempre, pero no puedo. No soy tan desgraciado como para dejar botado todo por mucho tiempo. —. Respondió JB con una sonrisa divertida. — Nos veremos pronto.

— Apenas tenga algún dato de una fiesta te diré. —. Le comentó Chin y chocaron puños. — Eres el único que me acompaña cuando ese par se pone meloso.

— Lo que tienes es envidia. —. Rió Seung y se despidió del pelinegro con un abrazo. — Espero vernos pronto y que traigas buenas noticias. No te olvides lo que te dije o te pateo el culo.

— Yo también te adoro. —. Todos rieron y JaeBum salió de la casa. Volteó una última vez y se despidió moviendo la mano, yendo luego a su casa.

Otra vez en el autobús de vuelta a su realidad. Le hubiese gustado quedarse en la casa de Chin un rato más, se sentía tan cómodo con ellos. Los extrañaba, daría lo que fuera que lo cambiaran de escuela para estar con sus amigos como en el pasado pero su padre no se lo permitiría. Sin él en esas situaciones estaba jodido.

Encendió su celular en lo que iba de la semana y se llenó de mensajes y llamadas perdidas. Una pequeña sonrisa apareció en su rostro al ver que la gran mayoría eran de BamBam, Mark y Jackson. Sin ellos no sería nada y a pesar de ser una horrible persona con esos tres chicos nunca lo habían dejado. Habían formado una gran amistad y se sentía mal desaparecer así como así y preocuparlos, pero necesitaba estar alejado de todo ese ambiente que solo le empeoraba el ánimo.

Le mandó un mensaje a cada uno de ellos, asegurándoles que se encontraba bien y que había desaparecido por las tensiones en su casa, las cuales eran inexistentes por la constante ausencia de su padre. Hablando de él, solo le envió un mensaje diciéndole que no estuviera lejos por tanto tiempo. Aquello lo hizo enojar un poco, ya que el mensaje se lo había enviado ayer por la noche. Ni siquiera se dio el trabajo de llenarlo de llamadas, sólo un mísero mensaje de texto. Bueno, tratándose de su padre era un milagro que le mensajeara.

Se bajó del autobús cuando llegó al barrio donde vivía, ya comenzaba a ocultarse el sol. Se detuvo en medio de la vereda al ver el parque a lo lejos, ese mismo donde había ido con JinYoung tiempo atrás. Se mordió el labio inferior y cambió su rumbo hacia allí, de seguro el atardecer se vería impresionante desde allí.

Y tenía razón, la vista era preciosa. Miró los columpios en donde había estado el otro día con el castaño y sonrió con nostalgia, aún podría estar a su lado, besarlo y abrazarlo mientras se contendría sus sentimientos hasta no poder más, pero había preferido alejarlo y en cierta parte no se arrepentía, no tendría posibilidades con ese chico por más que tratara. Si ahora se le diera la valentía de intentarlo no lo conseguiría, tenía su odio y eso era suficiente como para desmotivarlo de cualquier intento.

Contempló el espectáculo en que el día se convertía en noche y cuando la luna estaba en su punto más alto volvió a casa, con las manos en los bolsillos para no perder calor por el frío que hacia. Llegó a su casa y entró, sabía que su padre se encontraba en casa ya que su chaqueta estaba colgada en el perchero de la entrada. Su pareja también por la cartera de piel sintética que colgaba en percha de al lado.

Escuchó ruidos en el comedor y fue a ver, atraído además por el delicioso aroma a comida que se encontraba en todo el primer piso. Se encontró a su padre y su pareja sentados en la mesa, frente a frente mientras comían en delicioso platillo que tenían enfrente. La mujer se dio cuenta inmediatamente de su presencia al darle cara a la puerta y sonrió.

— JaeBum, que gusto verte. —. Lo saludó con dulzura, llamando la atención de su padre. No negaría de que la pareja de su padre era muy amable, además de linda, pero nunca ocuparía el lugar de su madre por más que tratara.

— Al fin apareces, hijo. —. Le dijo su padre con un tono serio pero calmado, de seguro por estar disfrutando una buena cena. — ¿Dónde andabas?

— Con Seung, Chin y DongSun. —. Le respondió, quedándose quieto en su sitio. Su padre puso mala cara, nunca le habían gustado sus amigos pero terminó por aceptar su amistad a regañadientes.

— ¿Tienes hambre, querido? —. Le interrogó la mujer, mientras se levantaba. El estómago del chico rugió y le sacó una risa a la pareja de su padre. — Siéntate, enseguida te traeré la cena.

Obedeció y se sentó entre ambos asientos ocupados. Se formó silencio entre su padre y él, pero ya era costumbre entre ambos. No solían hablar demasiado, las únicas veces que se dirigieron palabras por largos minutos fueron las veces que discutieron luego de la muerte de su madre. Pronto la pareja de su padre volvió con la cena y le agradeció con una pequeña sonrisa para comenzar a comer.

La cena fue amena después de todo, la mujer llevó la batuta de la conversación durante toda la velada y JaeBum lo agradecía, porque sino hubiesen estado callados todo el tiempo y eso para ella hubiese sido mucho más incómodo que para él o si padre. Terminada la cena el pelinegro se ofreció su ayuda a la mujer, se encontraba de muy buen humor por aquella comida tan deliciosa.

En la cocina intercambiaron algunas palabras más mientras lavaban y secaban todo ocupado para la velada. Supo que le estaba yendo bien en el trabajo y que su padre seguía haciendo negocios exitosos. Hablaron de intereses también y ella le comentó que lo consideraba buena persona a pesar de todo lo que ha hecho desde el fallecimiento de su madre, cosa que él internamente agradeció por más que le doliera hablar de ella, porque hace mucho tiempo que nadie no lo veía como una escoria además de sus amistades.

Bueno, JinYoung también era parte de ese pequeño grupito de personas, o eso cree, pero ahora...

Luego de terminar se despidió de ella y se fue a dormir, mañana comenzaria otra semana escolar y quería que fuese buena. No demoró mucho en quedarse dormido, porque su mente terminó más tranquila luego de una semana de pensamientos y conclusiones.

Al día siguiente se levantó con ánimo y temprano. Fue a darse una ducha y se colocó su uniforme, bajando a prepararse el desayuno. Se encontró con la grata sorpresa de que ya estaba listo, junto a una nota que indicaba que era por parte de la pareja de su padre y quien le deseaba que tuviera un buen inicio de semana. Sonrió, además esta vez la mujer se esmeró.

Comió tranquilo y lavó todo lo que ocupó, tenía tiempo aún para llegar a buena hora a la escuela. Tomó sus cosas y se fue. El trayecto demoró menos que de costumbre, lo más probable por el moderado tráfico vehicular que había a estas horas. Porque en unos minutos más tarde las calles se volverían un desastre. Se bajó frente a la escuela y se fue al patio, encontrándose a sus tres amigos a estas horas.

— ¿Qué hacen aquí tan temprano? —. Les preguntó, llamando su atención mientras se acercaba.

— Estamos planeando algo, pensábamos decirte cuando estuviera todo organizado. —. Le respondió Jackson.

— ¿Qué cosa? —. Preguntó de vuelta, interesado en el tema. Porque si ellos se colocaban a planear algo de manera tan precavida es que por algo bueno debía ser.

— Llegó un chico nuevo a mediados de esta semana, va en mi clase. —. Informó Mark y una sonrisa maliciosa se formó en los labios de JB, ahora comprendía todo. — Deberíamos ser buenos con él y pensaba en darle una bienvenida.

— Me uno. Hay que ayudarlo a que se familiarice con la escuela. —. Todos sonrieron, porque sabían perfectamente a qué se refería el pelinegro con esas palabras. La semana comenzó bastante interesante.

Daddy ; BNiorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora