Just Wanna Be Somebody.

Capítulo 1.

Bajé las escaleras poco a poco y suspiré, me quedé tres escalones antes de llegar al suelo y observé a mi madre desde allí, la vista no me dejaba ver más allá de su pelo, unos rizos morenos caían por su espalda y volví a suspirar, me senté en la escalera y apoyé mi rostro en ambas manos. "eh, ya, para de rayarte Amanda, no va a solucionar nada." me dije a mí misma.

La música me había relajado unos minutos pero luego todo había vuelto a la realidad. Sus gritos resonaban en mi cabeza y a mí solo se me ocurría una idea, salir de esa casa, salir para que me diese el aire, o para fumar, sí, eso estaría bien, un par de caladas y nada de esto me molestará.

Subí a mi cuarto de puntillas y cuando estuve en éste, abrí el primer cajón de la mesita de noche cogiendo un cigarrillo que se encontraba asolado, me llamaba. Reí al pensar en eso y salí de allí, bajé corriendo las escaleras metiendo las manos en la sudadera, escondiendo el pequeño suspiro.

—Mamá, salgo un momento. -cogí las llaves y salí a la calle sin esperar respuesta.

Comencé a andar por las ya oscuras calles de París, sobre todo en mi barrio, pues se encontraba en una zona poco habitada.

Saqué el cigarro y busqué un encendedor. "Mierda." dije para mis adentros.

—Mierda, mierda, ¡MIERDA! -Repetí en voz alta.

Fui a la tienda más cercana y compré unos chicles y un mechero de los más baratos, me bastaba para encender ese. Siempre decía que lo iba a dejar, pero luego siempre me ofrecían uno o varios estando con mis amigos. "Fumadora social." Ese era el término que me definía.

Cuando acabé de fumar me tomé un chicle de menta de los que compré y mastiqué unas cien veces antes de entrar en casa, asegurándome de no oler nada.

—Amanda, ¿por qué te has ido sin decir nada? -La escuché tras solo abrir la puerta, me asomé y estaba en la cocina, cerré detrás mía mientras caminaba donde ella.

—Te dije que me iba, pero no respondiste.-Me apoyé en el mueble de cocina y la miré, diciéndole antes de que se diese la vuelta.- Me voy a dormir, estoy cansada y mañana tengo que madrugar para estudiar.

Me giré y caminé hacia mi habitación.

—¡Buenas noches, eh!-La escuché decir desde la cocina, pero no me di la vuelta y cerré la puerta de mi cuarto al entrar.

Me cambié y me lavé las manos antes de acomodarme en la cama, alarma a las 7, es cierto que tenía que estudiar, pero no tenía ninguna intención de hacerlo.

Estaba entre sueños cuando de repente eacuché algo chocar con mi ventana. Me levanté sobresaltada.