Capítulo 9 "Su mundo"

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- ¿Lista? -me tendió su brazo con una sonrisa tierna.

El tiempo de oficina se había terminado, sus ojos marrones brillaban como un par de lunas a mitad del cielo. Tan bello.

-Lista -apague el ordenador.

Después de todas esas horas tras la bendita pantalla por fin era hora de salir al exterior, un poco de aire fresco ayudaría a mis ojos luego de mirar todas esas letras sin descanso alguno.

- ¿A dónde iremos?

La curiosidad estaba martillando mi cabeza, de un minuto a otro la preocupación se iba, pero continuaba regresando por ratos. Ahora tenía una vaga idea de porque me molestaba pensar que él podría estar usando esa cercanía entre nosotros para convertirme en uno más de sus trofeos, no estaba segura de si era esa su rutina de conquista, acercarse hasta cumplir su propósito, sin embargo conmigo se había acercado demasiado, pasar cada lunes con él, dormir en la misma cama como si fuéramos niños pequeños o simplemente tener una charla a la hora de comer como amigos de toda la vida, no estaba acostumbrada a ese trato, había conversaciones tan privadas entre nosotros, secretos inimaginables, todo cuanto no compartiría con alguien más. Ya lograba verlo como un amigo, uno íntimo a quien no deseaba perder, me recordaba a la relación entre mi padre y yo, si terminaba por acostarme con él entonces se alejaría y no podría soportar verlo en la distancia después de haber conocido ese misterioso mundo.

-Es una sorpresa, ya te lo había dicho.

-Me gustaría tener al menos una pista, no quiero sentirme fuera de lugar.

-No importa como vistas, siempre logras verte espectacular. No es un lugar demasiado lujoso si eso te preocupa.

Suspire bajando la mirada hasta mis pies mientras él cambiaba de posición tomando mi mano.

- ¿Algún día confiarás en mi?

Miré nuestras manos entrelazadas con un aire de alegría, sonreí ligeramente sin responder nada. Ya confiaba en él, ya lo creía parte de mi mundo.

-...Michael -negué un par de veces.

-Me agrada cuando dices mi nombre -rió un poco levantando mi barbilla para mirarlo directo a los ojos.

El elevador se detuvo y el vestíbulo apareció revelando la noche al otro lado de esas puertas de cristal.

-Iré por el auto, espera aquí.

-Claro -soltó mi mano poco a poco.

Nuestro trato era terriblemente extraño, familiarmente peculiar y...

-Tú -la voz chillona inundando el vestíbulo me hizo sobresaltar.

Giré sobre mis talones sin sorprenderme mucho por quien se encontraba al dar el giro, el característico color rojo de su ropa me dijo al instante el nombre de la persona.

- ¿Hola?

- ¿Ahora te lleva a casa? Esto es suficiente, en cualquier momento le puedes mencionar mi arrepentimiento sin problema.

Inhale profundo, ella no era quien para arruinarme el día, mucho menos la noche, me atreví a ladear la cabeza en señal de preocupación.

-Realmente deseas su atención, me preocupa todo cuanto puedas hacer por ella. ¿Haz pensado en ver a un especialista?

Su desprecio fue exhalado por la nariz, deseaba con todas mis fuerzas no soltar la carcajada atorada en mi garganta, verla desatinar me causaba una alegría indecible luego de ser tan desconsiderada con Michael.

-No estoy loca, un día te darás cuenta de que todo cuanto digo es verdad. Yo no quiero su atención, la tengo.

-Me desearía aclararte algo, no eres el centro de su mundo, quizá lo fuiste antes, pero ahora te volviste las ruinas de un holocausto hasta donde sé causado por ti misma.

Se dio la vuelta sin agregar nada, sin mostrar su semblante destruido reflejado en las puertas plateadas.

Un destello de tranquilidad se planto en mi mente mientras su silueta desaparecía paulatinamente del lugar.

-Regrese -la mano de Michael se aferró la mía de nuevo, me agradaba su tacto, sus manos grandes las envolvían casi por completo haciéndome sentir protegida.

-Perfecto.

Ignorar el incidente de unos minutos antes era la mejor opción de todas, no lograba superar la tranquilidad del silencio, sin esperarlo me dio un pequeño beso en la punta de la nariz.

- ¿No vamos? -no deseaba correr el riesgo de tener a Monique de nuevo llenando el ambiente de su asquerosa animosidad arruinando toda la noche.

-Claro, señorita su carroza la está esperando -me guiñó un ojo.

Las escenas entre nosotros me recordaban a las de una película romántica y eso me preocupaba de sobre manera. Los 20 minutos de camino parecieron 2, la oscuridad no me permitía distinguir la dirección o quizá fue el hecho de que no preste atención al exterior, teníamos una platica interesante sobre las cosas favoritas de cada uno, gustos ligeramente extraños como comer KFC sin la corteza del pollo o conservar hojas de árboles en otoño.

-Es comida orgánica -me explicó-, soy vegetariano y eso se vuelve orgánico sin la corteza.

No pude evitar reír por su ocurrencia.

-No pareces vegetariano, recuerdo haberte visto comiendo un par de filetes a la hora de la comida mientras estábamos en el crucero.

-A veces olvido el significado de la palabra -se encogió en los hombros.

-Lo noto.

Reímos al unísono por un par de minutos. Aparcó con cuidado frente a una fachada vainilla y cían.

-Llegamos.

No parecía un restaurante, en realidad parecía una fachada cualquiera. Ni siquiera note cuando bajo del auto hasta sentir el frío entrar por la puerta abierta. Descendí con las piernas temblando, ese debía ser su departamento. No articulé palabra alguna de nuevo, caminé un par de metros tomando su mano, tan ausente, sin pensar en nada. Abrió la puerta con una llave dorada como la de las viejas cerraduras británicas del siglo XV. La oscuridad al otro lado me dio la bienvenida, di un paso quedándome en el umbral, una de sus manos presionó un botón y este iluminó casi por completo el bonito departamento en donde estábamos.

-Woo -mire asombrada los muebles de diseñador, su sillón de forro negro era justo como el de mi casa cuando era niña-. Es diferente.

- ¿Diferente?

-Sí, me imaginaba el lugar un poco más vacío.

-No comprendo.

-Imagine una cocina con lo elemental para preparar un desayuno, un sillón cama frente a un televisor de pantalla plana y quizá una cama en una de las habitaciones... Oh y un minibar.

No dijo nada, pero me hizo sentir acertada por alguna razón.

- ¿Por qué vinimos a tu departamento? ¿Es parte de tu intercambio de información?

-Esto no es un intercambio de información Lisa. Yo solamente deseo mostrarte mi mundo.

-Traes a todas las chicas aquí, no parece ser muy...

-Te equivocas, este es mi mundo, las chicas visitan otro lugar, aquí ha venido mi madre, mi padre e incluso mis hermanos, ahora tú también. Aquí duermo cuando la soledad me encuentra.

- ¿Por qué yo?

-Haz estado compartiendo tu vida conmigo y me gusta.

-Te sientes con la necesidad de hacer lo mismo.

-No, tengo deseos de hacerlo, de mostrarte cuan extraño y normal puedo ser, de compartir todo aquello que no compartiría con alguien mas.

Soñando El Mismo SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora