Capítulo 26 "Espias"

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Me quedé mirando el ascensor esperando a verla regresar, nunca la había visto intercambiar diálogo con nadie, no fuera de la editorial y no más de lo necesario dentro de ella. Ahora, se marchaba sin mas, camino derecho sin preocuparse por mirar sobre su hombro, mientras yo esperaba a verla volver, tan idiota, tan confiado.

-Lo arruinaste un poco -salió de mi oficina sosteniendo la puerta entre sus delicadas manos.

- ¿Escuchaste todo?

-Escuche lo suficiente y probablemente él también.

-Mi intención no es perderla, y parece ser lo único que puedo lograr.

-Tal vez deberías buscar la manera de hablar con ella sin mencionar eso de dormir juntos.

-Cressy, no puedo pensar en nada más, por las mañanas me parece irreal toda esta situación, no termino de convencerme.

Me froté la frente en un intento desesperado por hacer desaparecer el maldito dolor de cabeza a causa de la ira.

-Tú la quieres, ella te quiere, debes demostrarlo. Necesitas hacer algo para abrirle los ojos, en lugar de recriminarle con quién está saliendo. Necesitas ocultar mejor tus celos.

- ¿Celos?

-Estabas celoso, te vi como todo macho alfa defendiendo su lugar en la manada.

- ¿Y ahora tengo una manada?

Sonrió un poco al unísono conmigo, me había sentado en su escritorio, daba vuelta a la silla un poco ansioso, habían pasado ya 20 días, 20 incesantes días en donde el frío de diciembre logró ser mi única compañía. Necesitaba saber cómo era ella con él, necesitaba verlos juntos sentados frente a frente para demostrarme si él era la mejor opción.

- ¿Me acompañas?

- ¿A dónde?

-Quiero ir a tomar un bocadillo.

-¿Un bocadillo?

-Sí, iremos al mismo restaurante de Lisa.

-No piensas hacer una escena con Oliver ahí, no puedes actuar como el ex novio celoso y posesivo, eso no está bien.

-Iremos a mirar un poco. Ni siquiera soy su ex novio.

-Michael, no.

-Vamos, no haré nada, no voy a intentar nada, simplemente iremos a mirar como se llevan.

-Debes estar bromeando.

-No, no lo hago -necesitaba saber si él podía llegar a donde yo había llegado-. Necesito saber si ella confía en él.

-Estas enamorado.

Puse los ojos en blanco, no tenía la intención de seguir discutiendo, ahora mismo deseaba poder ir a observar sin preocuparme por nada más.

- ¿Iras conmigo o no?

-Esa no es una buena idea Michael.

-Entonces iré solo.

Me levanté de la silla sin esperarla, pasé tres minutos en el elevador, no había manera de hacerlo llegar hasta donde me encontraba.

-No deberías hacer esto -hablaba Cressy aún desde la oficina.

-No me interesa, no me importa saber cuál es tu opinión, igual iré.

Me olvide del maldito ascensor y baje corriendo por las escaleras, ellos deberían demorarse al menos cinco minutos en cruzar el edifico para llegar al automóvil de Oliver, o simplemente caminar, fui directo al estacionamiento en busca de mi lamborghini murciélago, caminé con seguridad antes de escuchar sus voces resonar entre la estructura.

-Lo siento, lo siento mucho.

-Tranquila, no es nada, al parecer tu jefe es un poco celoso.

-Él... es un Jackson.

-Sé como es Jackson.

-Todos lo saben.

-Me refiero al verdadero Jackson, ese debajo de su máscara de niño bueno.

- ¿En serio?

-Sí, él de acostó con mi prometida un mes antes de la boda.

- ¿Él sabía de su compromiso?

-Eso no importa, ella lo sabía y no lo rechazo, al parecer le pareció muy encantador como para resistirse.

-Lo es, es encantador.

- ¿Por qué?

- ¿Es tan encantador?

-Les gusta tanto.

Tardo unos segundos en responder.

-Es especial. Tus ojos son azules, lo míos son verdes y a la mayoría de las personas les agrada eso, pero sus ojos son marrones, son oscuros y hermosos, tienen un brillo diferente. Su voz te envuelve, es dulce, pausada. Dios, su sonrisa, es tan perfecta.

- ¿Qué hay de sus grandes músculos? -lo escuche burlarse.

-No los necesita, si estas cerca de él entonces te sientes especial. Además su cara tiene ese toque angelical, parece un hombre inofensivo, misterioso, de hecho él es un ejemplo perfecto del misterio que cada mujer quiere resolver.

-Pareces ser una buena admiradora.

-No.

- ¿No?

-No fui de sus admiradoras, simplemente lo conocí. Tú no.

-No estoy seguro de querer conocer a quien me ayudó a cancelar mi boda.

-Realmente lo siento.

-No es tu culpa, no deberías disculparte por él.

-Lo sé.

-Él te gusta... mucho.

-Las cosas no son como parecen -el tono tembloroso de su voz no tardo mucho en aparecer así como los titubeos-. Nuestra relación... no teníamos una relación, nosotros...

-Tranquila, no necesitas darme explicaciones, si tuvieron o no una relación está bien por mí.

- ¿En serio?

-Claro, es decir, nosotros tampoco tenemos nada, ¿Cierto?

Los segundos en silencio sin escuchar una respuesta por su parte me estaban asfixiando, era complicado verla salir con alguien, si tenía una relación con alguien más entonces simplemente podía darme por muerto.

-Claro que no.

Pude respirar luego de escuchar su respuesta.

-Entonces no hay ningún problema. Únicamente debes prometer no aceptar un compromiso conmigo y luego engañarme un mes antes de la boda para tener una aventura con él.

La risa resonando en las paredes era más bien un sonido gutural emanando de sus cuerdas bucales, un sonido fingido para no querer darle un golpe en la cara por hacer un chiste tan malo como ese. Él no sabía sobre los chistes como esos, entonces no sabía de su problema con el compromiso y obviamente no había tenido una charla con el sobre eso.

Las puertas de vehículo se cerraron esa fue una señal para mí, cuando el motor dejo de escucharse entre al murciélago y comencé a conducir sin perderlos de vista, pasaron cada restaurante cercano a la editorial, luego de doblar dos veces a la derecha, pararon en un hotel,era el hotel en donde pasábamos las noches viendo películas, me dolió la cabeza, sentí como la sangre subió hasta mis mejillas, me golpeé la frente contra el volante imaginando sus intenciones al estar ahí. Algo golpeó mi ventana repetidas veces, giré la mirada, la sonrisa de Lisa me sorprendió al otro lado del cristal, bajé el cristal para poder escucharla hablar.

- ¿Me estás espiando?

A pesar de tener una sonrisa en el rostro, no estaba feliz.

Soñando El Mismo SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora