Capítulo 21 "La cena"

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- ¿Toda tu familia lo sabe? -le susurré.

-No.

Me dió una mirada rápida antes de conducirme al gran comedor.

Parecían la clase de familia rica con extravagancias, un comedor grande con más de ocho sillas me lo demostró, eran numerosos y al parecer a ninguno le agradaba estar cerca del otro. Había tres platos apilados que me anunciaban los tres tiempos de la cena deseando desaparecer la tensión al menos haciendo malabares. El primer plato llegó y todas las miradas se posaron en mí por alguna extraña razón, tomé los cubiertos mirando el filete frente a mí y sin titubear comencé a cortar la carne.

Todos comenzaron a comer sin emitir palabra alguna, esa no era una escena parecida a la de una cena familiar, todos se dedicaban únicamente a mirar los cubiertos y llevarse cada bocado a la boca, giré la cara para admirar un poco a Michael y saber si él era parte de ese extraño ritual, para mí sorpresa lo era, verlo de esa manera me recordó al crucero, me recordó esa vulnerabilidad ante Monique y ahora frente a su familia, casi podía sentir el peso sobre sus hombros, sus ojos perdieron el brillo, sus movimientos eran relativamente torpes, ese no era el Michael Jackson que yo conocía.

-Lisa, ¿cierto? -la voz gruesa perteneciente al patriarca de los Jackson quitó mi atención del rostro perplejo de Michael.

-Sí.

Lo vi a los ojos, no eran marrones como lo imaginé, tenían un color entre verdoso y azul, él muy era intimidante, casi no podía aguantar lo pesado de sus pupilas.

-Eres grandiosa para la editorial, una excepción y nos agrada tenerte como parte de nuestro cuerpo creativo. Gracias por asistir a la cena.

-Gracias a ustedes en primer lugar por aceptarme como parte de su editorial e invitarme.

El señor Jackson se levantó de su trono y su esposa lo siguió de cerca, los hombros de Michael se relajaron poco a poco mientras su padre abandonaba la estancia, todos siguieron en silencio durante un par de minutos y el chico a mi lado izquierdo fue el primero en hablar.

- ¿Cómo la conociste?

-Trabaja en la editorial -respondió con apenas un hilo de voz.

-Y la entrenaste bien, sabe justamente como usar los cubiertos.

La mano de Michael se hizo puño sobre la mesa, eso fue suficiente para hacer alarde de algo.

-Te descubrimos, pequeño Mike.

La mayoría emitió una risa burlona.

-Entonces como ustedes no son capaces de traer una chica a casa su hermano debió haber comprado una.

Las risas se apagaron y Michael me tomó la mano.

-Y habla -dijo alguien más.

-Me siento en desventaja, ustedes son seis y yo no sé el nombre de ninguno.

El hombre frente a mí se presentó.

-Mi nombre es Marlon -comenzó a señalar para mostrarme quien era cada uno-. Jemaine, Tito, Randy, Jackie y la chica frente a Michael es Janet.

-Es un gusto -intente no parecer sarcástica.

-No todos podemos decir lo mismo -comento ella.

-Cuéntanos Lisa, ¿cómo terminaste en esta situación? ¿Cuánto te ofreció mi hermano por tu servicio? -cuestionó Randy.

-Trabajo en la editorial con él -volví la mirada buscando sus oscuros ojos marrones-. No me pagó, porque quizá habría traído un vestido realmente coscoso para encajar entre todos los muebles de esta casa.

Él me sonrió ligeramente.

-Nadie le dirá la verdad a nuestros padres -Tito habló-, se quedará entre nosotros.

- ¿Qué quieres oir? -me encogí en los hombros.

-La verdad -Marlon se hizo presente de nuevo entre diálogos-. Mike no ha sido capaz de hablar con una sola mujer en toda su vida, ¿ahora es cuando se le ocurrió cambiar?

-No te ofendas, primor, no eres la clase de chica con quién él pueda entablar una verdadera conversación -Jackie habló por segunda vez en la noche.

- ¿Cómo sabes quién es su clase de chica?

-... Nadie sabe si deberíamos hablar de chicas.

No pude evitar burlarme por su comentario. Ellos en realidad no conocían a su hermano, no tenían ni idea de la calidad de amante en potencia con quién estaban cenando esa noche.

-Deberían hablar de chicas -sus miradas confundidas me hicieron sentir acertada-, en plural, chicas.

-Al parecer Michael se consiguió una abogada para esta cena. ¿Acaso no puedes sacar las garras por ti mismo, Michael?

Marlon era el dueño de la conversación y al parecer también la dirigía, los demás participaban por turnos, pero él ciertamente era quien tenía la palabra en todo momento.

-No cambies el tema -me mordí el labio inferior-. Estoy aquí para tener una cena agradable y al parecer únicamente conseguí la cena.

-No eres la única a la que obligaron a venir -Janet habló de nuevo-. Eres bienvenida a irte cuando lo desees.

Su penetrante mirada me hizo sentir como una intrusa.

- ¿Deberíamos irnos?

Michael continuaba tomando mi mano y pareciendo un inofensivo cachorro al acecho de su depredador.

-No, no pueden -Malon argumento-. Tú lo dijiste, no deberíamos cambiar de tema, terminemos está conversación. Citando tus palabras anteriores: Deberían hablar de chicas, en plural. ¿Conoces a alguna de esas chicas?

-Yo no tengo la autoridad para revelar esa información.

- ¿Estabas mintiendo? -Dijo Tito.
-O Michael no te dijo como improvisar mientras se miente.

No pude evitar apretar mi mandíbula, ellos, todos y cada uno de ellos eran detestables, comprendí la razón de Michael para no desear estar junto a su familia, ya había sentido la presión sobre sus hombros, esa cena confirmo mis sospechas.

-Esta conversación deberías tenerla con tu hermano, no conmigo.

-El niño de mamá.

Todos sonrieron con perversidad.

- ¿Te has acostado con alguna chica, Michael?

Jackie lanzó la primera pregunta.
-Dinos la verdad, ¿cuánto pagaste por esta chica? Me gustaría tenerla como abogada alguna vez.

Le siguió Jermaine.

-Probablemente yo si podría acostarme con ella.

Marlon hizo de las suyas.

La cara se me puso roja y no necesite mucho para notarlo, solté la mano de Michael poniéndome de pie.

-Si la tocas, yo te mato.

La voz potente de Michael resonó como un eco en mi mente, había hablado, por primera vez en toda la noche no parecía un niño asustado.

- ¿Acaso la compraste?

-No, él tiene la delicadeza de tratar a una chica como una persona y no una propiedad.

-Si no te pagó, no puedo entender como lo defiendes tanto.

-Deberías tener almenos una prueba como para mantenerte firme en cuanto a la vida íntima de este -Jermaine señaló a Michael con la palma de la mano extendida-, hermano mío. ¿Acaso tú te has acostado con él?

Hasta ese entonces toda la seguridad, con la cual había ido a esa cena, fue corrompida.

Soñando El Mismo SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora