Capítulo 11 "Amigos con derecho"

196 19 12
                                    

¿Eso era la felicidad? ¿Así era como se sentía? Me gustaba, me gustaba y no más que su mirada fija en mí.

- ¿Qué tal tu sueño?

-No recuerdo haber soñado nada, pero tu cama es un cómoda.

-Gracias. Me alegra que mi cama cumpliera tus expectativas.

Rió. Me encantaba cuando lo hacía, sentía como el corazón me latía sin remordimiento alguno, ese palpitar provocado únicamente por su presencia. Luego de haber confesado mis sentimientos y sentirme correspondido no sabía que tan bien podía sentarme todo eso.

- ¿Tú soñaste algo?

Preguntó con una inocencia genuina, como si fuera una niña pidiendo permiso a sus padres. Sí. Había soñado con ella entre mis brazos, posando sus perfectos ojos verdes en mí, cerrándolos con cada beso, arqueándose junto a mí en cada caricia, había soñado que era mía, única y enteramente mía.

-No lo recuerdo -le recorrí el cuerpo tratando de parecer discreto, la playera blanca de seda le quedaba muy bien e incluso dejaba a vista su perfecta silueta.

Me di la vuelta para continuar preparando el desayuno mientras mis deseos me hacían actuar con torpeza.

-Puedo ayudarte -sugirió dando un salto desde el banco alto

Una oleada de calor me recorrió el cuerpo entero al sentir como sus manos se posaron en mi hombros.

-Deberías quedarte sentada.

Intente no mirarle, concentrarme de nuevo en la sartén, sin embargo, sus ojos me llamaban, no había pasado ni dos minutos cuando anhelaba de nuevo perderme en ese verde tan brillante como el sol.

- ¿No quieres mi ayuda?

Puse las manos en su cintura alejándola un poco, mi entrepierna protesto.

-Tranquila, puedo hacerlo.

Posó los ojos en el suelo decepcionada por mi respuesta y supuse que había logrado averiguar cuál era la razón de mi intranquilidad.

-De acuerdo -volvió a su lugar inicial, se rasco la mejilla izquierda sin emitir una palabra más.

Terminé el desayuno en tiempo récord adornando su plato como todo un profesional en menos de lo esperado. Necesita una manera de quitarme el evidente bulto de entra las piernas para no hacerla sentir incomoda que tenía ya por seguro como se sentía, de alguna manera necesitaba recompensarla por eso y la solución rápida para mis problemas era una ducha.

-Voy a ducharme, ya regreso.

Asintió vagamente dejando el tenedor a un lado.

-Te espero.

-Eso no es necesario, desayuna tranquilamente y yo regresaré antes de lo esperado -le aseguré tratando de convencerla con la batalla totalmente perdida.

-Si no vas a tardar entonces es una mejor idea.

Como siempre había logrado tener un argumente suficientemente poderoso para desarmar los míos en cualquiera de lo casos, Lisa no era una simple cara bonita, podía afirmar que su inteligencia superaba en creces a su belleza.

-De acuerdo, regreso en unos minutos.

Ella siempre despertaba fresca sin necesidad de arreglar su aspecto ni un poco, era una verdadera codicia poder ser así de espontaneo, levantarse de la cama sin parecer desaliñado, tener los ojos brillantes como si el día anterior hubieras tenido el mejor de los sueños, no podía reemplazar el placer de su compañía con nada, nunca había sentido esa clase de conexión, de felicidad, de ... cariño.

Creí necesitar más de 10 minutos bajo el agua, y por el contrario me hicieron minutos ara poder decidir a donde era el lugar perfecto para pasar el día con la hermosa chica de ojos verdes esperando en la isla de mi cocina. Termine de abotonar mi camisa cuando estaba ya tras ella mirando con atención sus nulos movimientos como si fuera una estatua.

-He regresado.

Me sonrío como solamente ella podía hacerlo.

-Te preparé algo.

Eran un par de huevos con tocino y unas tostadas.

-Gracias no debiste molestarte.

-Te cause un momento bastante incomodo, era una buena idea para poder recompensarlo.

-El momento fue para ambos.

-Tú, ya habías preparado mi desayuno -se burló.

Pasamos la mañana comiendo en compañía del otro hablando sobre mil cosas del mundo, nuestra relación, nuestro tiempo compartido, las diferencias entre nosotros y el resto del mundo.

- ¿Cómo catalogarías esto?

Medito unos segundos arrugando la frente me pareció adorable verla con el tenedor en una mano apuntando a su labio inferior antes de poder responder a mi pregunta. Cuando termino de tragar su bocado aguanto su risa hasta poder formular alguna oración.

- ¿Amigos con derechos?

Negué un par de veces bajando la mirada antes de ruborizarme.

- ¿Soy tu amigo con derechos? ¿Cómo rayos funciona eso?

Se encogió en los hombros.

-No tengo idea, pero suena como algo acertado, no somos novios, nos llevamos bien y salimos de vez en cuando.

Me hizo soltar un terrible carcajada. Había escuchado algo sobre los amigos con derecho, podían tratarse como novios sin la necesidad de serlo y no podía reclamar a su pareja por estar con alguien más, nosotros no podríamos ser amigos con derechos porque sin duda buscaría romperle todos los huesos a quien se atreviera a ponerle un dedo encima.

-Tampoco somos amigos con derecho.

- ¿Eso crees? -frunció el ceño sin entender realmente cual era mi razón para contradecirla-. En realidad dudo ser la única en tu vida -termino por confesar.

Debería tener un muy mal concepto de mí para poder pensar eso, y aquel simple comentario me hizo pensar en cuanto tiempo había estado con ella, en su única compañía y cuando intente buscar a alguien más simplemente no pude responder, estaba volviendo parte elemental de mi vida, le había dicho que la quería, no podía estar hablando en serio. No quería verme posesivo, no quería asfixiarla de alguna manera pero merecía saber como me sentía.

-Eres la única en mi vida en este momento, no hay nadie más.

- ¿Y Monique?

-Monique está celosa de ti.

- ¿Por qué ella estaría celosa de mí? No tiene razón alguna.

-Porque eres inteligente, carismática y hermosa.

Me acaricio la mejilla mientras me acercaba para darle un beso en la mejilla.

-Porque te quiero.

Su sonrisa se amplio un poco y bajo la mirada dándome el espacio perfecto para plantar el beso en su frente y no espere mucho para poder recibir uno suyo en los labios, uno inocente, pauso, pero lo más importante suyo.

Soñando El Mismo SueñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora