Capítulo 24

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Al caer en cuenta de lo que realmente su tía le pedía, sentía su mundo desmoronarse, ¿Que haría ahora?.
- Lo siento tía!, No puedo hacerlo, el señor Traherns no se merece esto!!!- dijo molesta.
- Tanto te importa que vas a cambiar tu libertad por un poco de dinero?, niña tonta!, Podrías tener lo que quisieras, un buen marido, posicionado socialmente, millonario y así tener una familia, sino nunca tendrás nada!!!!- su risa maliciosa la atemorizo, no podía ver claramente, sus sentimientos se entremezclaban con su sentido común y su miedo.
- No sé cómo hacerlo....No creo tener las agallas suficientes...
- Yo voy a ayudarte, si me lo permites, pero debes hacerlo o con solo mover un dedo tu querido Duncan se puede enterar quien eres en realidad, y eso no va a ser nada romántico!!!.
Al ver la cara sin color de Shania, descubrió cual era su punto débil.
Se sintió descompuesta y sólo quiso que esto fuera un mal sueño, pero su tía la había puesto en una situación límite donde lo que aceptase sería mala elección, causaría daño de todas formas.
- No tengo escapatoria ¿verdad?- dijo sollozando
- No llores niña tonta, por primera vez en tu vida harás algo que valga la pena, ambas nos salvaremos de esta terrible situación.
Entró en silencio, meditando o por lo menos tratando de acomodar muchos pensamientos.
- Dime que debo hacer...-y rompió en llanto
Después de escuchar las pautas marcadas por Odette decidió regresar a la casa antes que si patrón llegara y se diera por enterado que había descuidado a Liah, en verdad se sentía terrible, pero debía hacer las cosas de otra manera de hoy en adelante, se sentía una gran mentirosa, una farsante que se merecía la cárcel y mucho más, pero por más que Odette no fuera la más tiernas de las tías, no merecía vivir esta situación en la que ella con su padre la habían metido.
Al llegar a la casaTraherns, Delia salió a su encuentro con una expresión de alivio al verla.
- Y bien!, ¿donde te habías metido?, el señor acaba de llegar y da gracias que no se le ocurrió preguntar por tí.
- Ohhh lo siento!!!, se me hizo tarde -dijo asustada
- Será mejor que te prepares para la cena y que antes veas a Liah ella está en su cuarto esperándote, pero hazlo ya, antes que él lo haga primero.
- Si...voy ahora mismo.
Y salió al encuentro de Liah, al entrar en su dormitorio la niña ya estaba dormida, se sentó a un costado de la cama y la contempló tiernamente, era una niña muy linda, tenía poco de su padre, en sí no podía ver el parentesco, de seguro los rasgos si eran de su madre, pero eso que importancia tenía, era su niña, la misma que alegra su vida cada mañana, la que despertó el instinto maternal tan precozmente en ella, al verla dormida tan inocente, sintió una punzada de dolor en el pecho, también engañaría a la pequeña, no sólo a su padre, ambos caerían en su red, pero ella si la quería realmente a esa niña, después de todo no sería tan cruel el engaño, la salvaría de ir a un internado y de tener como madrastra a Hether, y por un momento logró ver una luz en todo aquel embrollo en el cual estaba sumergida.
Angie no se dió cuenta que estaba siendo observada, detrás suyo la puerta se entreabrio y Duncan observaba la imágen, como lo que siempre hubiese deseado en su vida y la de su hija, una mujer que la mimara y la quisiera como una verdadera hija y alguien que lo amara por la persona que era en su interior y no por su fortuna.
Angelique pudo sentir la presencia como de imán detrás de ella y volvió su rostro temerosa, para encontrarse con los azules ojos de Duncan que la miraban fijamente, esto la intimido y automáticamente se dispuso a marcharse para darle paso a ver a la niña.
- Lo siento, me retiro, sólo estaba arropandola - dijo tímidamente sin mirarlo.
Al pasar a su lado una corriente eléctrica la hizo mirarlo, a su vez Duncan la tomó del codo suavemente.
- Deseo hablar contigo, pero de buena manera.
El nerviosismo recorría su cuerpo, era ahora o nunca, antes que su sentido común la alertara.
- Está bien, señor....enseguida bajo a cenar...Si le parece..
- Claro que sí, te espero en el comedor - dijo sorprendido.
- Ehhh...Yo iba a cenar con Delia...
- Cenaras conmigo, ¿o tienes miedo de algo?- dijo escudriñando su rostro.
- No....en absoluto...en un momento me reuno con usted...con su permiso.
Y salió del cuarto a toda prisa, no sabía si era por vergüenza o por la emoción de cenar con él, los sentimientos muchas veces se disfrazan, se entremezclan y llegan a confundirse.
Ya en su habitación, la primera reacción fue mirarse al espejo y ver su rostro ardiendo, sus mejillas eran rojo escarlata, era muy obvia al ponerse así, decidió ponerse el mejor vestido que guardaba para ocasiones especiales y está era una de ellas.
El color ámbar le sentaba de maravilla, tenía un escote algo atrevido pero no demasiado, y hacía ver su figura tan esbelta y grácil, se sintió cómoda y segura de si misma al verse en el espejo.
Tardó más de lo esperado en arreglarse que cuando bajó Duncan ya la esperaba en el descanso de la escalera, al bajar por la misma y él verla así, sólo logró centrarse en su belleza.
Ambos se miraron fijamente y aunque Odette dio instrucciones puntuales sobre las miradas, está nació de su interior.
Duncan la recibió tomando su mano frágil y el choque eléctrico entre ambos fue sorpresivo.

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Hola!!!,espero que estén disfrutando de esta historia, cada vez se va poniendo más compleja e interesante, espero sus comentarios de si va bien o que les está pareciendo, gracias x leerla, saludos!!!!

Mi Dulce MentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora