CAPITULO 13

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Angelique no lo podía creer, que Hether llegará al día siguiente con toda la amabilidad del mundo y le propusiera asistir a la fiesta, la cual no era la fiesta de compromiso, sólo era un capricho más  de su parte, el saberlo la dejó más aliviada.
- ¿Irás?- preguntó Delia
- Noo, ¿como se te ocurre?
- Algo trama, lo doy por seguro.-asintió Delia.
- Tramar que cosa?
- Yo digo que deberías ir - interrumpió Cecile, la muchacha de servicio que estaba alerta de cada comentario.
- Yo no sabría que hacer ni que decir, no es mi mundo, no conozco a nadie.
- Siii, pero sería algo mágico ser la invitada de honor y conocer a un apuesto joven y bailar toda la noche...bah! a mi me gustaría, a ustedes no?.
Delia y Angelique rompieron en risas tras la ocurrente Cecile.
- Mmmm no lo sé.
- Justamente si no vas, no lo sabrás.- acotó Cecile.
- Tienes que ponerte?- dijo Delia algo molesta.
- Oh que gran detalle, no, no tengo sólo mis vestidos de diario, por eso tampoco iré a pasar vergüenza frente a toda esa gente de la alta.
- Mira, yo puedo hablar con Daisy, me debe varios favores y de los buenos, ella trabaja en la casa de los Madlowe y su hija tiene una colección impresionante de vestidos.
- Nooo, como crees que me pondré la ropa de alguien, de seguro ella estará en la fiesta.
- Claro que no, ella no puede asistir a ninguna fiesta, desde su accidente la señorita Alessia no pudo volver a hacer una vida normal.
- Ohh!! Pobrecita!! Noo ni loca, tampoco aprovecharme de alguien sólo por una fiesta a la que no quiero asistir, se acabó.

La semana fue muy extenuante para el personal, todos abocados a los preparativos de la fiesta de Hether, Angelique y Liah veían pasar a los empleados cargados de cosas dispuestas a formar parte del festín, sin descanso alguno.
-¿Angie vendrás a la fiesta?- Liah se había encariñado tanto con Angelique que ahora la llamaba así de cariño.
- No lo creo.
- ¿Porqué?- dijo curiosamente.
- Porque....porque no pertenezco a esa gente, así de fácil.
- Mmmm, ¿y porqué?
- Porque son amistades y conocidos de tu papá y es una fiesta de gente importante.
- Tu también eres importante!!!- y ese comentario derritió el corazón de -Angie.
- Ohhh, que tierna!!!, Sólo...que...no soy como ellos, ellos son muy ricos y....
- ¿Y qué?, También estará papá, ¿acaso no quieres verlo a él?.
Los comentarios ruborizaron a Angelique, está niña tenía cada ocurrencia.
- Si...no...yo digo...
- ¿Papá te gusta?- dijo pícaramente.
- Noo, como se te ocurre, Hether es su prometida o lo será, pero...
- No me gusta Hether, me gustas tú.
- Gracias pequeña...no sé qué decirte...me conmueves.
- Te pregunté si te gusta papá, respondeme es de mala educación evadir preguntas.
- Nooo, ¿como crees?
- ¿Ni un poquito?, papá es muy apuesto, yo vi a muchas mujeres interesarse por él, ¿porque tu no?
- ¿Tu viste eso?- dijo preocupada.
- Si...desde que mi mamá se fue comenzó a hacer fiestas en las cuales mujeres muy bonitas no dejaban de mirarlo.
- ¿Tú estabas en las fiestas?
- Nooo, yo espiaba, pero no vayas a decírselo.
- ¿Como piensas que voy a traicionarte?no diré nada.
- Por eso te quiero!, Eres mi amiga, como mi ángel que no me abandona.
Ambas sumidas en un tierno abrazo, afianzaban cada vez más esa amistad entre ellas.
- Pero aún no respondiste, nunca te traicionaría. - dijo copiando la misma frase que dijera ella anteriormente.
- Bien, yo...si me parece apuesto...
- lo sabía!!!, Siii te gusta papá!!!!
- No he dicho eso!, sólo....
- Es lo mismo no me engañas, él te gusta.
Angelique ya de rubor pasó de escarlata a Violeta, la vergüenza que sintió era penosa, esa niña era un diablillo, pero la adoraba así como era.
- No dirás nada, promesa?
- Promesa, no diré nada si no me preguntan.
- Bien, confío en ti.

Al día siguiente sería la tan esperada fiesta y si como Cecile su cabeza volaba pensando en lo lindo que sería asistir siendo una más de las bellas mujeres, pero no era esa su realidad, todo se reducía a unas pocas prendas casi ajadas por el uso y su dinero no sería invertido para algo tan banal, solo le quedaba mirar de lejos, mirarlo...sólo eso.
Sintió pena por si misma y deseos de llorar, porqué su vida cambió tanto, porque debió perder todo, su padre, Anna, su poca herencia, por lo menos no hubiera vivido con lujos, pero tampoco viviría mendigando. Las lágrimas brotaron sin quererlo ella, era feliz ahora, pero extrañaba a sus seres amados y eso la sumergía en la tristeza y la soledad.

Mi Dulce MentirosaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora