Capítulo 21

2.2K 113 15
                                    

—    Bueno y ¿qué te ocurre inútil? – no dejaría que la trataran de esa forma, no viendo la cara de satisfacción de Amy.

—    Por tu culpa casi muero – el odio en su mirada era algo de otro mundo.

—    Disculpa, no entiendo nada ¿cómo pude yo hacerte algo?

—    Lo único que decían aquellos tipos era “aléjate de Elisa” “pusiste tu mirada en quien no debías” – en serio le dolía hablar pero continuaba – “has tenido todo, no la tendrás a ella” todo era Elisa, Elisa y más Elisa.

—    Eso es absurdo – no era natural en ella pero del desconcierto o de los nervios reía, todo era ilógico - ¿quién haría algo así por mí?

—    Y James – dijo Alex.

—    James no es así, además tampoco es que le gustaba tanto, no sean ridículos. De seguro y fue alguna loca obsesionada contigo, es obvio que nadie quiere que estés conmigo, dicen que no te merezco y bla, bla, bla. Y así lo hubiera hecho algún psicópata obsesionado conmigo – sonreía como que era lo más ilógico del mundo - ¿por qué tendría yo la culpa?

—    Lo cierto es que casi muero por ti – su tono fue tan despectivo que Elisa sintió un punzón en el corazón – ahora mismo no quiero verte, vete – gritó más fuerte.

—    Eres un idiota – soltó las bolsas y se dio la vuelta – si te dieron esa paliza por mí, te digo que buscaré a quien lo hizo y le daré un premio, quizás y una de mis herencias, en más le reclamaré por no haberte roto todos los huesos maldito imbécil.

Salió con su frente en alto aunque sentía que la cara le iba a explotar. Vanessa iba a acercarse pero una sola mirada bastó para que se mantuviera alejada “extraño, Vanessa nunca se da cuenta del desprecio” pensó y continuo. Quería destruir algo, tuvo que detenerse un momento a pensar, iba a mucha velocidad, necesitaba canalizar su frustración. Un número desconocido llamaba a su celular.

—    Señorita Lubensky soy Mattew Olivares su abogado, el…

—    Ah ya sé – lo interrumpió.

—    Le llamo para informarle que la propiedad de Colin Fart ya está a su nombre, enviaré el título de propiedad a su residencia.

—    Entonces ¿ya puedo disponer de ella?

—    Por supuesto.

—    ¿Usted tiene las llaves?

—    Si, se las enviaré ahora mismo.

—    No, búsqueme en Home Depot, el de la calle Ringe, lo veo en 15 minutos.

—    Allá nos veremos entonces señorita.

Era perfecto necesitaba algo en que distraerse, ahora podría descargar toda su energía negativa en aquel palacio destruido que pensaba remodelar para llevar a sus huérfanos de vacaciones, quería hacer un lugar mágico, algo así como el castillo de Disney. El abogado Mattew olivares tenía mil y un pendientes que hacer, pero si Elisa Lubensky demandaba algo, había que hacerlo sin protestar.

—    Señorita Lubensky – saludó el joven abogado.

—    ¿Usted es? – preguntó mirándolo con extrañeza, como si de algún ser extraño de otro mundo se tratara.

—    Mattew Olivares, su abogado – dijo sonriente, vestía de traje.

—    ¿Usted es mi abogado? – reía burlonamente – disculpe, es que siempre creí que era viejo, en más usted era viejo, yo recuerdo.

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora