Capítulo 43

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Hola el capi de hoy está dedicado a Rocío Camacho nuestra lectora que hoy cumple 14 años. Espero de verdad que lo pases genial con tus familiares y amigos. Ah y también con Chace, Elisa, Ian, Liam y Alex.

Me gustó tu petición porque incentivó mi imaginación, espero haber satisfecho tus espectativas y bueno ahora sí las dejo leer :)

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Su cuerpo se heló cuando observó su reflejo en el espejo con aquella corona entre sus manos. Vestía unos jeans una chaqueta de gorro gris holgada y aquellos tenis de siempre. Sintió como la corona se posó en su cabeza y el peso le pareció descomunal, no porque la corona pesara demasiado sino porque con ella un peso más grande, quizás culpa o vergüenza se posaban sobre ella.

—Ahora ya estás lista —sonreía mirando en el espejo el reflejo de ambos.

—Qué vergüenza —salía de su estado de shock —nunca pensé que vendrías, o que alguien vendría —hablaba nerviosa y con presura se alejaba de aquel espejo.

—Qué tiene, es normal que te pruebes tu vestido de novia. Te ves muy linda, por cierto serás la novia más linda del planeta.

—¡Oh por favor! —molesta y avergonzada se quitaba la corona e intentaba entrar al baño a cambiarse, pero se enredaba entre tantas capas de tul.  

—Tranquila Elisa de todas formas yo no soy el novio. Es el novio el que no puede ver a la novia en su traje antes de la boda.

—¡Basta! Basta de eso —gritaba y lo miraba con recelo —bien sabes que no me voy a casar. Solo me lo puse por curiosidad, pero…

—Está bien —se acercaba a ella sonriendo —está bien, no te estoy reprochando nada ¿Por qué lo haría?

—Exacto no tienes ninguna razón para reprocharme nada.

—Lo sé —dijo más serio —Y a veces quisiera retroceder el tiempo y no haberte dicho lo que te dije. Porque ahora simplemente nada será igual ¿verdad? — Él la miraba con aquellos ojos azules y ella solo no pudo decir nada. De inmediato él reviró la vista —no debí haber venido —comenzó a caminar hasta la salida.

—¡No! ¡Alex espera! —Intentaba correr con aquel vestido —es solo que…

            Con dificultad lo perseguía hasta que su vestido se enredó con su pie y sin remedio se cayó. Alex se reviró ante el alboroto y no lograba ver a Elisa entre tanta tela. Capas de tul ahora la cubrían por completo. Él terminó de llegar a la puerta, reviró y ver a Elisa en la misma posición lo asustó, era momento para que hubiera salido de entre tanta blanca tela. Veía que aquel tumulto se movía levemente y escuchó algo como un sollozo.

—¡Elisa! ¡Elisa! —Se acercaba y arrodillándose comenzaba a quitar aquellas largas piezas de tul que la cubrían. Hasta que por fin logró ver sus cabellos y sus manos que tapaban su cara —¿Qué te ocurre? ¿Te duele algo? —Ella negó con la cabeza, pero aun él no podía verle el rostro —Elisa dime que te pasa —insistía —solo mírame —tal vez de una forma brusca la jaló del brazo obligándola a mirarlo. Sus ojos azules estaban llenos de lágrimas que se esparcían por su mejillas —Elisa háblame —decía en voz pasiva y por instinto pasó su mano por su mejilla para limpiar su lágrimas. 

            Tal vez ese fue el gesto que bastó para que Elisa se quebrara y sin pensarlo mucho pasó sus manos alrededor del cuello de Alex, abrazándose a él para llorar todo lo que podía en su hombro. Él no entendía muy bien, pero de inmediato la abrazó y con una de sus manos comenzó a acariciar el cabello de Elisa.

—Elisa debes decirme que te ocurre. Nunca quise hacerte sentir mal, si estás así por mi culpa no sabes cuánto lo siento. Sé que debí quedarme callado por siempre, lo que menos quería era incomodarte y ponerte en ésta situación. Solo recuerda que no es tu obligación quererme, nadie te obligará a nada tonta. Somos los mejores amigos y siempre lo seremos, solo olvida lo que te dije, olvídalo y yo olvidaré también —le hablaba animado al oído, intentando darle un poco de consuelo, aunque él mismo sabía que sus palabras no eran ciertas.

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora