Capítulo 33

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—¿Qué es esto? –con el ceño fruncido le mostraba la foto en su celular.

—Ahhh –exhaló en un grito ahogado - ¡Una Foto! ¿Quién tomó una foto? Malditos desgraciados, uno no puede tener un poco de privacidad.

—¡Privacidad! – gritaba. Estaban en un pasillo que aunque no muy concurrido, gozaba de vigilantes y algunas enfermeras que disimuladamente trataban de escuchar todo -¿sabes lo que hiciste? – desvió un poco la mirada de Elisa para ver a todos aquellos ojos que disimuladamente los observaban.

—Te juro que no puedo explicarlo –aquella respuesta casi causó la risa de la propia Elisa, es como si por un momento salió de ella para encontrarse diciendo eso –tú mamá nos vió – dijo más bajo.

—¡¿Qué?! – se contuvo antes de decirle que era una idiota – el problema no es que todo el mundo te haya visto –restregaba sus ojos como cansado o desesperado, quízas dolido –el problema es que me engañaste –el tono en que lo dijo caló hondo en el corazón de Elisa, quien comenzó a sentirse más que mal –y no con cualquiera, sino con mi mejor amigo.

—Creí que tu mejor amigo era Ian –como siempre de forma sutil intentaba cambiar el tema.

—Eso no importa –terminó gritando -¿Lo amas? –la mirada inquisidora de Chace la estaba matando. Optó por no verlo ¿acaso podía dar respuesta a esa pregunta? –Mírame –furioso la tomaba por la quijada obligándola a mirarlo. Elisa se sintió desorientada, hasta un poco asustada -¿Lo amas? … Porque yo he estado todo éste tiempo como un idiota, cuidándote, preocupándome por ti y resulta que tú solo pensabas en él – con un poco de fuerza la soltó empujándola lejos de él.

—Te estás pasando – articuló con sus labios y con aquella mirada que le indicaba que debía bajarle a su actuación de novio engañado.

—Solo eres como todas las demás – continuó – una maldita, sucia zorra de porquería.

No terminó de decirlo cuando una cachetada dada con fuerza por Elisa le calló la boca “¿Qué hiciste Elisa?” se preguntaba intrigada. Veía su mano roja, la cara de Chace y no le encontraba explicación a su acción “Mejor corre de Aquí”. Efectivamente se dio la vuelta, pero Chace con presura la jaló del brazo.

—No, no, no. No vas a pegarme e irte corriendo –con fuerza la tenía sujeta ahí en frente de él.

—¿Qué vas a hacer? ¿pegarme? – le gritaba fuerte y desafiante –hazlo pégame –lo retaba.

—Nunca lo haría, pero… -tomó su cuello para acercarse tanto a ella que sus labios casi se rozaban –bésate con Alex todo lo que quieras –decía bajo solo para que ella escuchara –incluso revuélcate con él. Hazlo porque yo sé algo que tú no.

—Chace suéltala – el grito de Ian hizo que ambos desviaran sus miradas. Chace de inmediato soltó a Elisa y sin dar explicaciones pasó al lado de Ian alejándose de ese lugar.

            Scarlett lamentaba que esa clínica fuera tan grande. Había visto a Maikel Loubstwell de lejos, literalmente corrió para pedirle una foto, pero al llegar solo se había conseguido con una Elisa Lubensky que se besaba con Alex Hendricks, no tuvo más opción que tomarles una foto y grabar el momento en el que Victoria Van der Price los cachaba. Tenía en sus manos un nuevo chisme viral y así es como su blog ocuparía el puesto número uno en popularidad.

—Oh tantas visitas – celebraba viendo su celular – ya lo ves Liam nadie hablará más de ti.  

            Continuó caminando observando los mensajes en su blog, pero de pronto tropezó de frente con alguien.

—Disculpe, mala mía –distraída continuaba su camino, pero algo así como un sexto sentido la hizo revirar -¡Maikel Loubstwell! –gritaba y brincaba como loca. Como la típica fans que conoce a su ídolo. Él solo no entendía nada –no sabes cuánto te admiro. Soy la administradora de Maikel Loubstell our love.

—Conozco esa página –decía divertido.

—¡En serio! No puedo creerlo –reía, era imposible no reír de alegría –mi sueño es acompañarte en cada una de tus aventuras.

—Mis aventuras no son precisamente divertidas. Si algún día quieres hacerlo, debe ser porque te nace de corazón ayudar a los demás.

—Claro que me nace. Qué más quisiera yo que alimentar a los bebés llorones, a todos esos niños demacrados y ayudar a esas madres sinvergüenzas que no dejan de estar dándole trabajo a sus úteros infectados con sida. Claro que quiero ayudarlos – si otra persona le hubiera dicho eso, habría pensado que se burlaban de él. Pero aquella chica pelirroja tenía una gracia particular al hablar, se veía que era sincera, así que Maikel solo pudo reírse.

—Entonces espero verte por allá algún día – como un gesto de cariño tocó delicadamente su mejilla.

            En ese momento Scarlett se imaginó así misma con un montón de corazones girando armoniosamente alrededor de su cabeza. Claro que no se lavaría esa parte de su cara. Estaba tan embelesada que casi Maikel se le fue sin tomarse una foto con él, pero por suerte lo detuvo. Él muy amablemente aceptó tomarse una foto, incluso pasó su brazo alrededor del cuello de Scarlett y juntando su cabeza con la de ella sonrío para una foto que ha simple vista podía ser la foto de una feliz pareja.

—¡OMG! ¡OMG! ¡OMG! Soy tan feliz – cantaba y bailaba por los pasillos sin rumbo fijo, mientras veía y a la vez pegaba a su pecho aquel celular que mostraba esa perfecta foto -¡OMG! ¡OMG! ¡OMG! Voy a morir. Hoy es mi día. Hoy gané. Hoy te vi y me enamoré –alegre estiraba sus manos golpeando accidentalmente a alguien que de improvisto salía de una habitación.

—¡Ahg! Tenías que ser tú –Liam sobaba aquella parte de su cara en donde el celular de Scarlett lo había golpeado.

—¡Oh mi celular! –con rapidez verificaba que estuviera bien –anima pudiste haberlo dañado con tu cabezota.

—Tú me golpeaste a mí –se quejaba.

—Por cierto “DE NADA”.

—De nada ¿por qué?

—Por haber llamado la atención de las personas hacia otro tema que son sea tu poca valentía.

—No entiendo –decía ya fastidiado.

—¿No tienes celular o qué? Yo puse la foto de Elisa Lubensky besándose con Alex Hendricks.

—¿Qué? .. por eso todos desaparecieron. Ven aquí –la jalaba de la mano –necesito que entretengas a esos huerfanos.

—¡¿Qué?!

—No hace más que hablar boberías, díselas a ellos hasta que vuelva.   

De un solo empujón entraba a aquella habitación atestada de niños que atentos dejaban de hablar para observarla.

Amy escupía el bocado de agua que había introducido a su boca cuando vio aquella foto.

“Te hundiste solia Elisa Lubensky” sonreía.

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Bueno ahora veremos que pasará con el noviazgo de mentira de Chace y Elisa. Espero que les haya gustado, pronto subiré el resto :)

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora