6. De gallo y gallinas

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No debería estar aquí.
Se lo repetía Ven una y otra vez mientras se dirigía a su destino. Eran las tantas de la madrugada y después de muchas vueltas en su apartamento y de debatirse consigo mismo, al final ganó él.
O perdió, no lo tenía muy claro.

Se imaginó que en la mayoría de las personas cuando se encuentran en semejante situación de debate interno siempre gana la opción que uno mismo desea que gane.

En su caso la encrucijada estaba entre ir o no a casa de la ratona humana.
El sabía que ir a su casa era un error. Sabía que probablemente la joven lo echaría o llamaría a seguridad.
Aún si él no fuera Vengeance, sino otro especie cualquiera daría igual. Las 4.40 de la madrugada no era la hora adecuada para aparecerse en casa de nadie. Y menos sin invitación. Y peor si la persona que visita todavía tenía las marcas de las uñas de esa persona en el cuerpo.

La pequeña ratona salvaje lo había pillado desprevenido. Menudas garras, si no lo supiera iba a suponer que más que una roedora era una gata salvaje cualquiera.
Ese era el otro motivo por el cual no había podido dormir. Ella lo había marcado.
Ese arañazo había actuado como un detonante de su excitación, estaba agradecido el que ella le hubiera provocado sangre. Este olor fue lo que impidió que los otros notaran el de su deseo.

Así que aquí estaba. Ante su puerta a las , miró su reloj de pulsera, 4.50 am y listo para llamar al timbre. No le dio tiempo. La puerta se abrió de golpe y allí estaba ella.

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De verdad se supone que una debe dormir cuando su vida parece que da un vuelco?
Cuando un día vives en Utah y tu trabajo consiste en dar clases de informática a amas de casa aburridas.
Y el día siguiente resulta que trabajas para la organización de las nuevas especies y vuelves a la lista de los harkes más buscados.
Y vuelves a ver a tu hermano perdido. Y una llama de esperanza se asoma en el horizonte.
Y eso da miedo.

Así que ,en lugar de estar en brazos de Morfeo, vagaba por su nuevo hogar. Familiarizándose con sus recovecos.
Así que no le paso desapercibida aquella persona que se acercaba a la casa. Desde la ventana del primer piso lo vio.
Un enorme hombre vestido con ropas oscuras. Desde la distancia se apreciaba su paso enérgico y decidido. El cuerpo oscilando en un perfecto compas. No vacilaba, parecía un antiguo herrero dirigiéndose al combate de su vida.
Sólo tardó unos segundos en identificarlo.
El principito encantador. Estaba acercándose a su casa. De madrugada.
Pues si estaba buscando guerra ella no lo dejaría con las ganas.
Tal vez un desahogo era todo lo que necesitaba. Y no se le ocurría nadie mejor con quien discutir.

Vale, si. En su fuero interno sabía que debía disculparse con él por agredirle. Realmente después de vagar todo el día por la reserva y de conocer un par de personas todas le habían aconsejado lo mismo una y otra vez. No intervenir en una discusión entre machos.
Al parecer el principito la había sacado de una situación realmente peligrosa. Ella no creía que su hermano iniciará una pelea a golpes por una simple broma sobre condones, pero por otro lado tampoco es como si lo conociera bien. Casi nada , sería más exacto.

Rápidamente bajo las escaleras de la casa y esperó al lado de la puerta. Quería estar cerca para que en cuanto el apareciera por el umbral abrir la puerta de forma dramática. Como si le estuviera esperando.

Su impaciencia y sentido del dramatismo dio lugar a que cuando el llegó a su puesta, no tuvo tiempo ni de llamar al timbre.

Lo cual fue una gran sorpresa para él, quien no se espera ha que ante su vista apareciera semejante visión.
Tal vez para la mayoría de las personas una vieja y enorme camiseta de fútbol americano ,que le llegaba a ella mas abajo de las rodillas, no fuera el atuendo más caliente.
En cambio a Ven le pareció que le daba un toque adorable a la vez que sexy. En los pies llevaba una pantuflas con la cabeza de un cachorrito con los ojos en forma de corazón.
Pero lo que completaba la visión era el pelo. Suelto y largo parecía querer cubrir el cuerpo de ella por todas partes.

Vengeance (#2)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora