El almuerzo con Meg estuvo lleno de diversión. Ahora que sabía que Blaine era gay, ella seguía burlándose de él por no haberle dado una oportunidad, pero no había ninguna incomodidad o molestia entre ellos. La música fue el tema principal, por supuesto, ambos debatiendo diversas opciones universitarias, con Blaine de hecho tomando notas. Meg sabía mucho sobre los mejores lugares para estudiar música y teatro musical en Nueva York, y en unos pocos meses toda la información resultaría invaluable cuando Blaine decidiera a dónde enviar sus solicitudes para la universidad.
Luego la charla dio un giro hacia los exámenes prácticos y actuaciones, y antes de que Blaine lo supiera, su nueva amiga lo había convencido para ir a un evento de micrófono abierto con ella esa noche para probar suerte encantando al público de Nueva York con su voz. Se despidieron, prometiendo encontrarse a las ocho, y la emoción que acompañó a Blaine todo el camino a casa le recordó a su primer semana como vocalista de los Warblers, donde cada ensayo y cada actuación, aunque sólo hubiera sido en la sala común de Dalton, había hecho a su corazón palpitar y acelerarse.
Oh, sí. Cantando era cuando Blaine se sentía más feliz.
Pasó la tarde yendo a través de las canciones que pensaba que serían apropiadas para la ocasión, rebotando alrededor de la casa hasta que Cooper amenazó con cortarle el suministro de café. También le hizo una llamada a Kurt para preguntarle tímidamente si estaba interesado en ir con ellos, pero Kurt estaba ya en su profundo modo de diseño, divagando distraídamente acerca de corsés y encajes de color púrpura, así que al final, sólo fueron Blaine y Meg. Bueno, y la audiencia de cerca de un centenar de personas.
Cuando llegó a casa tarde esa noche, Blaine se sentía como si flotara en una nube. No sólo la audiencia había adorado su forma de cantar, aplaudiendo ruidosamente y pidiéndole que repitiera; aparte de eso, el dueño del bar se había acercado a él para hablar después de haber terminado sus números musicales. Le preguntó a Blaine si estaría interesado en ir a tocar tres o cuatro horas una noche de la semana siguiente. Le pagaría y todo, y si Blaine lo hacía bien, tendría la oportunidad de tocar dos o tres noches a la semana durante el resto de su estancia en Nueva York.
Lo que sería increíble, una oportunidad de ganar su propio dinero y conseguir un poco de experiencia, tal vez incluso referencias. Meg, impresionada y contenta por él, le dijo que se vería muy bien en sus solicitudes para la universidad.
Acostado en la cama esa noche, Blaine pensó en llamar a Kurt y decirle todo acerca de su noche, pero al final decidió no hacerlo. Se lo diría en persona. Quería ver la cara de Kurt iluminándose con esa sonrisa de orgullo cuando lo oyera.
Sonriendo, Blaine apagó la lámpara y cerró los ojos.
. . .
La realidad resultó ser decepcionante.
La mayor parte del domingo pasó sin una palabra de Kurt, su teléfono iba directamente al correo de voz. Así que en la tarde Blaine fue a su apartamento para compartir la noticia y, con suerte, celebrar -con café caliente y una sesión de besos estimulantes por lo menos. En lugar de ello, se encontró con Kurt en la mesa de la cocina, rodeado de tazas vacías de café y decenas de dibujos, con el cabello revuelto y círculos oscuros alrededor de los ojos. Todavía llevaba la misma ropa del día anterior en la cafetería.
Kurt apenas miró por encima de otro boceto de una figura femenina que lleva una especie de vestido complicado, y cuando lo hizo, le tomó unos segundos registrar a quién estaba mirando. Su sonrisa era cansada, pero brillante cuando finalmente lo hizo.
— ¡Hola! ¿Se suponía que íbamos a vernos hoy? Lo siento, tuve la idea más inspirada del mundo y simplemente tenía que ponerlo todo en el papel mientras estuviera todavía fresco. Teatralidad en la ropa de todos los días, Blaine, ¿qué te parece? Algo para aquellos que les gusta vestir con estilo. Sólo necesito un poco más de tiempo y luego estaré contigo.
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It's Not Babysitting
FanfictionTraducción autorizada por anxioussquirrel. AU, tiempo presente. Kurt Hummel tiene 28 años y ha vivido en Nueva York por diez años. Tiene un buen trabajo, un lindo apartamento y los dos mejores amigos que cualquiera pudiera desear: Sebastian, un sarc...