Capítulo 21

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Contrariamente a la creencia popular, Cooper no era completamente ajeno, y no estaba tan obsesionado con su trabajo como para no ver nada más allá de él. Sólo tendía a centrarse exclusivamente en las cosas que más le importaban en un momento dado, e ignoraba todo lo demás.

Últimamente, lo que más le importaba era su hermanito.

A primera vista, Blaine estaba haciéndolo bien -ahora. Había existido un período de ajuste en Enero, con ambos tratando de encontrar su lugar en la nueva situación. Pronto, sin embargo, Blaine se había adaptado a las nuevas circunstancias, tanto en casa como en la escuela. Sus notas eran excelentes, se llevaba bien con la gente, incluso había salido en unas cuantas citas. En los tres meses que habían pasado desde que se mudó a Nueva York, había actuado satisfecho y próspero.

Actuado era la palabra clave.

Puede que Blaine no se diera cuenta, pero Cooper vio más allá de lo que aparentaba. Como lo solo que realmente estaba su hermano. Blaine no tenía amigos íntimos aquí -Kurt estaba fuera de toda cuestión, Meg rara vez tenía tiempo con todas sus actividades extracurriculares, y nadie en la escuela se había preocupado en acercarse al niño nuevo pocos meses antes de la graduación. Había un coro ahí, pero no permitían que nuevas personas entraran tan tarde en el año escolar -o eso dijo Blaine.

Y él ni siquiera tenía la comodidad habitual de un piano. Era lo único que amaba que no pudo llevar con él cuando dejó Westerville. Y dado que su apartamento requeriría una remodelación importante para poder meter un piano en él, habían decidido que, por ahora, Blaine practicaría en la escuela. Aún así, no era lo mismo que tenerlo literalmente en sus manos en cualquier momento, y Cooper lo sabía.

También sabía que Blaine todavía extrañaba a Kurt. Él sabía exactamente con qué frecuencia la sonrisa en su rostro era una máscara puesta para evitar que Cooper se preocupara. Vio la melancolía colándose en los ojos de Blaine cuando pensaba que nadie estaba mirándolo. Cooper nunca traicionaría la confianza del niño yendo al diario que sabía que llevaba, pero no tenía que hacerlo. El número de veces que había oído a Blaine decir el nombre de Kurt en sus sueños era suficiente para saber que él todavía no lo superaba.

Y, sin embargo, ni una sola vez le preguntó a Cooper acerca de él. Blaine no había mencionado el nombre de Kurt en una conversación desde esa noche en Diciembre.

Si Blaine hubiera querido saber, Cooper le habría dicho todo acerca de los grandes cambios en la vida de Kurt, lo que había pasado con él al firmar el contrato con La Nuit para ser uno de sus diseñadores permanentes. Le habría mencionado lo mucho que Kurt trabajaba ahora, siempre tomando más, y lo cansado y extremadamente agotado que parecía cada vez que se las arreglaba para hacerse un tiempo para encontrarse con sus amigos. Dejaría caer casualmente la observación al azar de lo tristes que lucían lo ojos de Kurt siempre, a pesar de haber hecho sus sueños realidad, o su renuencia a volver a salir con alguien, supuestamente debido a la falta de tiempo. Le diría a su hermano que Kurt lo echaba de menos también.

Así las cosas, no lo hizo.

¡Pero toda la situación era agotadora! Esos dos idiotas estaban aún completamente enamorados, y no importaba lo furioso que Cooper había estado con la sola idea de que estuvieran juntos cuando se enteró de su relación; las cosas habían cambiado. Ya era hora de que hicieran algo para poner fin a este estancamiento exasperante, aunque sólo fuera para que Cooper pudiera volver a su habitual eficiencia en el trabajo.

En serio, ya era suficiente.

Así que un sábado soleado a principios de Abril hizo algo que habría deseado que alguien hubiera hecho por él y Amita, hace años: Interferir. Fue sólo una frase que dejó caer descuidadamente durante el almuerzo con sus dos amigos. Un desliz de su lengua, por supuesto.

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