Capítulo 16

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El viernes Kurt llegó a casa del trabajo para encontrar a Blaine ahí, acurrucado en el asiento de la ventana, mirando hacia el mundo empapado por la lluvia con un teléfono en su oído. Él apenas hablaba, más que nada asentía a quien estuviera en el otro extremo de la línea. Su cara se veía ansiosa y triste cuando lo miró, y Kurt se puso tenso; encendiéndose en él el instinto de ayudar y proteger. Él no iba a escuchar a escondidas, pero el apartamento no era tan grande, e incluso desde su dormitorio, donde se retiró para darle a Blaine un poco de privacidad y ponerse ropa más cómoda, pudo escuchar las palabras un momento después.

— Sí, lo sé. Gracias, padre, por supuesto que te lo agradezco.

La voz de Blaine sonaba mal de una manera que Kurt no había oído antes, más alta de lo normal y tensa. Kurt se puso una camiseta, no se cambió los pantalones y se apresuró a volver a la sala para encontrar a su novio luciendo pequeño y triste, acurrucado fuertemente contra sí mismo, con la barbilla apoyada en sus rodillas dobladas.

Le regaló a Kurt el intento de una sonrisa que probablemente pretendía ser tranquilizadora, pero no fue así, y luego se dio la vuelta para mirar hacia la lluvia de nuevo.

Kurt vaciló en la puerta, sin saber qué hacer. Con excepción de Cooper y Sebastian, había pasado un tiempo desde que había estado lo suficientemente cerca de alguien para preguntar acerca de sus problemas, y su último novio lo había odiado cuando lo hizo. Aún así, las emociones que irradiaban de Blaine eran tan fuertes que él sintió dolor a través de la empatía. Se acercó con cautela, el instinto lo empujaba a recoger al niño en sus brazos y protegerlo, pero la razón y la experiencia le aconsejaron que esperara.

— ¿Quieres hablar? O... ¿un abrazo? —Listo, era lo suficientemente abierto, ¿verdad? ¿Nada contundente?

Blaine negó con la cabeza, sin mirarlo. Bien.

— Bueno, estoy aquí si me necesitas. —Se acercó a la mesa de la cocina y sacó verduras para la cena de esta noche. Cortar y cortar en cubitos era distracción suficiente y no demasiado exigente para su mente preocupada.

A mitad de cortar el segundo pimiento oyó movimiento desde el asiento de la ventana y miró hacia arriba para encontrar a Blaine observando sus movimientos con ojos líquidos. Él no dijo nada, así que Kurt se quedó callado también. Él casi había terminado con la ensalada en el momento en que Blaine habló con voz tensa y todavía mal.

— ¿Cómo es que siempre se las arregla para reducirme a esto con sólo cinco minutos de conversación?

Claramente, él no esperaba una respuesta -pero era algo. Kurt puso la última de las aceitunas verdes en el recipiente, lo colocó en la nevera y se lavó las manos. El resto de los preparativos podía esperar.

Se acercó al asiento de la ventana otra vez y se apoyó contra la pared, a los pies de Blaine.

— ¿Tu padre?

Blaine se aclaró la garganta.— Sí. Aquí estoy, feliz esperando a que regresaras, y entonces él me habla por unos minutos y yo me quedo como... así. Y él ni siquiera dijo algo particularmente malo.

Un tácito esta vez colgaba en el aire y Kurt sintió que su aversión contra el Sr. Anderson crecía exponencialmente. Sin embargo, él no dijo nada. Blaine parecía necesitar por ahora sólo ser escuchado, su voz era cada vez más amarga y más dura a medida que hablaba.

— Sólo lo habitual. Digo, yo sé quién soy, Kurt. Acepto lo que soy. Estoy lejos de ser perfecto, pero tampoco soy tan terrible. Soy bueno en algunas cosas, y si me das tiempo, puedo ser muy bueno en algunas otras, y tengo algunas cualidades agradables, creo. Yo sé lo que quiero, tengo pasiones, y metas, y sueños. Y sin embargo, mi padre siempre se las arregla para convertirme en un despreciable cúmulo de mierda con sólo un par de frases.

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