Estoy loca.

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Alejandra.

- Debo estar bastante loca para estar aquí.- me dije a mi misma.
Después de ir hoy con Byron, decidí entrar al primer gimnasio qué encontré en la zona. Tengo tacones y vestido. Eso me hace ver cómo una estúpida.

-Vaya, he oído sobre "únicas y diferentes" pero tú te lo tomaste en serio.- me replicó uno de los tantos qué entrenaban.

Balbucié sus palabras y seguí caminando. Sentía el sudor en mi cuerpo, lo necesitaba....

¿Por qué sigo con Byron? ¿Por qué no solo llamo a la policía y denuncio lo ocurrido? Soy tan estúpida...
Claro, su maldito padre me mandaría a matar a mi y a mi familia...Y no quieres eso, Alejandra...

- Vamos, cálmate Alejandra.- me dije y seguía caminando.
De repente, mi celular vibró y  sentí qué mi presión disminuyó drásticamente, literalmente estaba congelada. Miré el celular y lo tomé, era un mensaje de Francia que decía:

Hey perra, hay qué salir.

Rei un poco pero asentí y de pronto...

¡Mierda mierda mierda!
Mis tobillos se torcieron y caí. En absoluto, no les recomiendo usar tacones en una caminadora.

-¿Estas bien?.- me preguntó un chico que me ayudó a levantarme.- Creo que hubiera sido mejor que te hubieses quitado los tacones.

-Temia que me pellizcara la máquina.- respondí.

- Oh...o también traer ropa deportiva, ¿no crees?.- me dijo y rió
-Pues si...- sonreí.
Bajé la mirada y... !Ay Dios mio!
Me mordí el labio inferior.

Desde que comencé a tener sexo, es algo que no puedo negar... Me han dado tantas ganas de tenerlo cada poco tiempo, pero Byron por alguna razón, no me gusta a pesar de lo atractivo que es...

-Oye, ¿cómo te llamas?.- le pregunté, seguía viendo su bulto.
-Joel.- me respondió y con una mano indicó que levantara la vista.
Me sonrojé al extremo.- Oh, ¡disculpa!.
-No no, no hay problema, las chicas suelen hacerlo.- rió.
-No te gustaría...¿ir a otro lugar?.- le pregunté.

¿Qué demonios estoy haciendo?

- No, muchas gracias...en realidad estaré muy ocupado, pero nos podemos seguir viendo, quizá algún día salir. ¿No?.- sonreía.

-Por supuesto.

-Entonces...hasta luego....- frunció el ceño.
-¡Oh!, Alejandra.- estreché su mano.
-Muy bien, Alejandra.- me apretó la mano.- Trata de verme a los ojos la próxima vez.- sonrió.
Reí tímidamente...Y asentí.

Trabajo Sucio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora