Solo tuya.

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*Ponte audifonos*

Ahí estabamos... En un motel a las afueras de la ciudad...

—Vamos, quiero tenerte una vez más; Alejandra.- me decía mientras retrocedía.

—Te demostraré que soy solo tuya.- lo empujé para que se sentará frente a la cama.

Retrocedí un poco mientras me dejaba llevar por la música.
Darle la espalda para que desabrochara mi vestido despacio; con sensualidad y erotismo tal cuál mostraba a una auténtica mujer.

—Por eso usé el vestido que tanto te gusta.

—Me encanta.

"Sweet... Motion..."

Me quité los tirantes del vestido y  movia mi cintura de adelante hacía atrás para que éste cayera poco a poco.

Agitaba mi cabello; tocaba mis pechos sobre el sostén mientras lo veía directo a los ojos; su erección me excita; me inspira e incita a tener más morbosidad.

Cai de rodillas frente a él; su bulto estaba a mi barbilla; el cierre de su pantalón se bajaba cada vez más por la erección y al tocarle mis dedos se humedecieron por su ligera eyaculación.

Me alejé un poco, desabroché mi sostén y lo aventé detrás; mis pezones estaban duros...
Acariciaba sus piernas para estimularlo aún más; para que se mojara tanto que no raspara al hacer lo siguiente.

Con cuidado; terminé de bajar el cierre; metí la mano y saqué su miembro del boxer.
—Vaya que está caliente.- dije.

El sólo suspiró; podía ver sus mejillas rojas y el sudor que bajaba por su frente.

—Por favor; aún no te vengas.

Lo tomé con ambas manos y dí una pequeña lamida  desde los testículos hasta la punta del pene.
Pude escucharlo, escuchar cómo dió un pequeño jadeo de placer; rogaba porque le chupara.

—Ahora te toca rogar pequeño mío.- sonreí.

Se cubrió los ojos con la mano derecha.—Oh, vamos... Te daré lo que quieras... Pero por favor... Chupa, chupa...

Alcé una ceja y apreté con ambas manos.

Jadeó aún más fuerte.— Oh por Dios... Por favor.

Me levanté, lo recosté. Sus piernas colgaban por la orilla de la cama.
—Quitate el pantalón.- le ordené y de inmediato obedeció.

Sus piernas atléticas, con vello; y su miembro firme y duro frente a mi.
Me quité el resto de ropa interior y me monté sobre él. Tomé su pene y lo rozaba contra los labios de mi vagina. Lento; rápido, lento, rápido. Hacía que lubricara más y más. Que dejara su líquido masculino.

Yo gemía, gritaba de placer a pesar de que no me la metía. Aún.

Lo comencé a masturbar rápido y mientras hacía círculos. Bajé y comencé a hacerle un oral; su sabor. Salado; en mi boca se sentía caliente y grueso; al tocar mi garganta... Salía más mojado y lubricado...

Tengo que... Tengo que....

Sin pensarlo, me monté nuevamente.

—Oh, vamos... Cógeme duro.

Sin pensarlo, me dió la vuelta; dejándome boca arriba alzó mis piernas; escupió sobre su mano y lubricó su pene; poco a poco lo fué metiendo, caliente; grueso y delicioso.

Apreté las sábanas blancas y grité de placer. Gemía, sentía como mi vagina abría y cerraba. Lo tomé de la espalda y lo rasguñé.

—Oh por Dios; tenía tantas ganas de que me cogieras.- le dije.

—Dime que solo eres mía.- respondió y apretó más fuerte contra mí metiéndolo aún más.

—Joel, solo soy tuya.- dije y volví a rasguñarle.

—Dilo nuevamente.- volvió a meterlo brusca pero deliciosamente.

—¡Soy tuya!.- gemía.

—¡Dilo!.

—¡Soy solo tuya!.—le grité con todas mis fuerzas. No soporté más Y ME VINE.

Al igual que él, sentí su líquido caliente que salía a chorros, se venía demaciado como ningún otro. Me abrazó fuertemente mientras se vaciaba dentro de mí.

Después de ello... Hubo silencio.

Solo la respiración agitada; los cuerpos sudados y las mejillas rojas...

Trabajo Sucio.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora