Capitulo 10 (2)

4 2 0
                                    

Cuando subimos las escaleras, vi unas puertas francesas enormes que daban a un balcón de forma semicircular. Me acerqué a su final aspirando el aire fresco por mis fosas nasales. Hacía una noche espléndida y nada me gustaría más que él y yo estuviéramos como antes. Estábamos bien, sin embargo sentía que no bien del todo. Noté su respiración en mi nuca. Hacia que se me erizara la piel en cuestión de segundos, aun después de dos años seguía teniendo ese efecto sobre mi.

-¿De que querías hablar? – me preguntó curioso.

Yo lo miré, perdiéndome en esos ojos color chocolate de los que estaba tan enamorada. Estábamos tan cerca, que incluso a esta distancia sentía que estábamos algo distantes. Lo necesitaba mas cerca de mi, lo necesitaba pegado a mi. Para mi Trevor era como una jodida adicción, ni podía ni quería estar sin él. Él es, simple y resumidamente, mi todo. Y me apena tanto estar en este tipo de situaciones, me veo tan deprimida, tan vacía... que me veo obligada a recordarle lo mucho que lo quiero. Así que antes de decirle nada, lo acerqué aun mas a mi, haciendo que nuestras narices casi rozaran. Poniéndome de puntillas para acercarme más. Le agarré la nuca para cerrar la poca distancia que ya nos separaban, esos asquerosos centímetros que no soportaba tener cuando se refería a Trevor. Lo besé lentamente, intentándole transmitir todo lo que yo sentía por él, aun que sabía de sobra que eso ya lo sabía. Por que si, soy una pesada con creces. Pero es que con él no puedo evitarlo.

Nos comemos la boca mutuamente, todo lento y pausado, como si nuestra intención fuera parar el tiempo y disfrutar aun que fuera un poquito más de esto. Una vez nos costaba un poco respirar debido a la intensidad del momento, separo lentamente nuestros labios, sin dejar de estar lo más cerca posible del muchacho que hace unos años atrás me había robado enteramente el corazón. Él con sus manos entrelazadas en mi espalda, apoyó su frente con la mía. No dijo nada, simplemente cerró los ojos y respiró lentamente. Le agarré las mejillas obligándolo a abrir los ojos para que me mirara directamente. Sonreí y le deje un tierno y corto beso en los labios mientras acariciaba su moflete derecho con mi pulgar.

-Te amo, Trevor.

Él se me quedó mirando, algo sorprendido, solo se separó un poco, sin dejar sus manos en mi espalda. Me analizaba lentamente el rostro. Y yo me empecé a asustar de este silencio.

-D-di algo, por favor... – tartamudeé

-Es que... nunca me habías dicho te amo, siempre me decías te quiero, y pues me a sorprendido un poco nada más.

Intenté respirar lento para que los nervios no terminaran de ganarme y acabar diciendo alguna burrada de las mías.

-Siempre, desde el minuto uno, sabía que te amaba. No sentía que estuviera preparada para decírtelo, pero si, lo estoy ahora, y por eso te lo digo. Te amo por múltiples causas que tardaría siglos en decírtelas todas. Amo cada faceta de ti, por eso, me di cuenta que no podía subirme a ese avión y simplemente marcharme, dejándote escapar una vez más. Amo incluso cuando estas un poco cascarrabias – me reí y el sonrió- pero el motivo principal es que te amo, por que tu fuiste el que me robo el corazón, que por h o por b siempre vuelvo a ti, como si fuésemos dos jodidos imanes. Te amo por que sí, y por que quiero estar contigo pese a todo.

Tras decirle estas palabras, él me observó y me atrajo para besarme una vez mas. Sentía que había mucho amor de por medio, pero yo le conocía bastante y sabía de sobra que le costaba decir según que cosas. Aun que llevamos tanto tiempo juntos, y entre nosotros secretos cero, se que le cuesta.

-Me conoces e incluso siento que muchas veces no te lo digo, pero sabes que yo te quiero mas que a nada en este mundo ahora mismo. Tu siempre has estado ahí, en las buenas y sobretodo en las malas. Me has ayudado como nadie, y eres la persona que mas me conoce. Créeme que cuando vi que te ibas por aquel túnel, sentí que mi mundo se desplomaba por momentos, no sabía bien que hacer. Pero cuando te vi, a ti pequeña torpe tirada en el suelo en aquel mirador, sentí que aun quedaban esperanzas para otro intento. Y cuando dijistes aquellas palabras buah... me quise hacer el duro eh – se rió a carcajadas – pero por dentro estaba que daba saltos de la alegría que tenía. Lauren... me he enamorado de ti por que eres capaz de poner orden a mi desorden.

Seguramente era por tanto sonreír, pero ya me dolía la cara, los mofletes y las piernas me temblaban. Aquellas palabras solo hacían que lo amara mas y mas.

-No quiero perderte nunca... - le susurré. Le miré profundamente a los ojos – Aquí o allí pero contigo...

Sonrió y me dio un beso corto en los labios para susurrar encima de ellos.

-Una historia digna de recordar...

PrisonerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora