Capitulo 18

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Bajamos del avión, yo en muletas y Trevor ayudándome en todo lo que puede, pero como no me gusta cargarlo con otro peso, intento llevar al menos mi mochila aun que él este encabezonado en que puede llevármela. Esroy nerviosa por llegar a casa. Necesito verlos, abrazarlos, aspirar los aromas de todos.

Subimos al taxi y Trevor da la dirección de las cuadras. No se por que íbamos para allá primero, aun que sabiendo que me conoce de sobra, estoy segura de que en el fondo sabe que me muero por ver como están Etel y Éragon. Por suerte ella estaba bien, volvió ilesa a las cuadras en aquel día tan fatídico.

Tras 40 minutos llegamos por fin, habían bastantes coches pero no les presté atención.

-¿Nerviosa por verlos a todos? – dijo caminando junto a mi.

-Mucho... ha sido mucho tiempo – chasqueo la lengua, pero me entretengo aspirando el aire londinense.

Algo lentos, llegamos a los boxes donde estaban los dos miembros de la familia. Pero un gran cartel abarcaba la cuadra de la yegua.

"Bienvenida a casa, Mamá. Te he echado mucho de menos💜"

-¿Amor, que es est...

-¡SORPRESA!

Todos salieron de las cuadras vacias, con globos y carteles de bienvenida. Los primeros en saludarme fueron mis padres y mi hermana. Mi madre lloraba a moco tendido igual que Aria y papá. No me quedé muy atrás, puesto que solté las muletas y los abracé con lágrimas en los ojos. Extrañaba a mi familia y por fin los tengo aquí asfixiandome con un super abrazo que tanto necesitaba.

Después se acercaron Noah y Seth quienes no paraban de repetirme "Dios estas bien", "No nos des mas sustos", y "Eres una torpe pero te queremos igual enana de metro y medio"

Tras ellos Mikel se acercó y me abrazó, y detrás de él, una Roxanna tímida y avergonzada.

-Lau yo... lo siento tanto... no tenía ni idea de que B...

-Rox está bien, tranquila – sonreí – tu no tenías ni idea, así que no te eches las culpas.

Ella se secó una lagrima traicionera que le recorría toda la mejilla izquierda.

-Te he echado de menos en los entrenamientos.

-Mas te vale ponerte las pilas, por que Etel y yo  vamos a machacaros a ti y a Pirata en los nacionales una vez me recupere, patosa – me empecé a reír y me abrazó con fuerza.

La tarde pasó tranquila, entre risas, fotos y videos. Algunos de ellos incluso me hacían burla por el nuevo color de pelo, cosa que mañana mismo arreglaré sin que pase un día mas.

-Lauren, ¿podemos hablar un segundo? – se acerco Mikel a mi con dos policías a su lado.

-Claro – cuando me levanté miré a Trevor, claramente quería que me acompañara.

Nos apartamos de la fiesta y nos sentamos en unas sillas.

-Bueno pequeña, yo soy el agente Stewart y mi compañero es el agente Huzzman. Estamos aqui para hablarle de la ayuda que tuvo su secuestrador y para ver si podía indentificarla. También tiene relación con el caso de envenenamiento al equino comentada por Mikel, que es colega nuestro y nos pidió el favor.

Asentí un poco asustada. Que me mencionen a la persona que ayudó a ese bastardo ha hacer lo que me hizo hace que mis pelos se ericen. Que la carne la tenga de gallina y empiece a tener temblores. Pero debía ser fuerte. Ya estoy con los míos por fin. Ya nada mas podía salir mal.

Me pusieron la foto de esa persona delante. Rápidamente reconocí esos ojos color esmeralda. Miré la foto detenidamente, y rapido lo supe.

-Steffany Roberts...

-¿La conoces de algo?  -preguntó el policía curioso.

-Apenas nada. Solo se que competí contra ella antes de irme de viaje con mi novio.

-¿Algún indicio de algo? ¿Celos? ¿Rabia o algo?

-Solo se que nos dio a Éragon y a mi con Thunder, su caballo, y me dijo que iba a necesitar suerte. Justo en esa misma prueba, el caballo empezó a sudar y es cuando se desplomo conmigo en el lomo.

-Bien, ahora iré a interrogarla. Por lo que acaba de buscar mi compañero la señorita Roberts tiene antecedentes con drogar a los caballos, darles vitaminas que están fuera de las aptas para darles fuerza y poder asegurarse las victorias. Seguro que es ella.

Una vez el día acabó, Trevor me llevó a casa. Ha sido el mejor día de mi vida, estando con mis seres queridos. Cuando entramos por la puerta me lo quedó mirando. Dios, lo echaba tanto de menos que...

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