Capitulo 9

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Al día siguiente tenía una cita. Iba a probarme vestidos de ocasiones especiales. Había quedado con Noah en Trafalgar Square. Por ahí cerca había una tienda y pedimos un hueco allí. Cogí el coche y me adentre por la bonita Londres y sus calles. Echaba de menos mi pequeño paraíso, aun que muchas veces el tiempo no acompañaba en nada. Trevor mientras se fue ha hacer unas tareas pendientes en su trabajo.

Cuando llegué y conseguí aparcamiento, a medida que me acercaba al centro de la plaza vi la melena rubia de Noah. Me acerqué silenciosamente por su espalda mientras ella, distraída, hablaba por el móvil. Seguramente con Seth.



-¡Buh!

-¡Lauren Thomas, la madre que te parió! - me pegó una palmada en el hombro mientras yo me reía.

-¿Como estás? - pregunté una vez recompongo mi postura.

-Nerviosa, ¿Y tu?

-Con ganas de que llegue el día.

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Me probé varios vestidos. Ninguno de los que llevaba hasta ahora me llamaban la atención. Mientras me cambiaba para el próximo vestido Noah iba contándome pequeños detalles.

-Por cierto, adivina a quien me encontré en el Caribe.

-¿A quien? - su voz sonaba lejana debido a que yo estaba dentro del probador.

-A Brett. - Sonó como si se asombrara muchísimo. - Estaba con Roxanna y su hija Judith.

-¿Pero que me dices tía? ¿Por eso estáis tan raros Trev y tu?

-Si... - resoplé derrotada. Cada vez que me acuerdo de esa pelea, me rompe un poquito más. - Me da rabia tener estas discusiones con él, Noah, no quiero volver a pasar por eso. Lo quiero demasiado, pero es verdad que cuando se trata de Brett... parece que se le nubla la mente y no razona. - Dije mientras me ajustaba bien el vestido con ayuda de la asistenta.

-Pero ya le conoces, te quiere tanto que no quiere perderte. Y que por casi te fueras con Brett pues no le sentó bien. Me acuerdo que cuando te fuiste con Brett los días aquellos, hará dos años, Trevor venía con muy mala leche. También por eso se quiso ir de viaje, para ver si te podía sacar de su mente. Pero según lo que hablamos mientras se calmaba pues no pudo - Chasqueó la lengua - Ahora que te tiene, no quiere perderte.

-¿Y tu crees que yo si? Noah, es el chico mas maravilloso que pude haber conocido. Es verdad que cada uno tenemos lo nuestro, y que lo pasamos mal cuando por ejemplo él estaba aquí y yo en Madrid. Pero estamos ahora aquí, los dos juntos, y es lo mejor que podría haber pedido. Lo amo, ¿Sabes? lo amo como jamás he amado a nadie en esta vida. Y yo soy la que no quiere perderle. Podría estar con otra si el quisiera por que es muy guapo, un chico espectacular que a cualquier chica podría enamorar.

-Pero te eligió a ti, Lauren - dijo suavemente.

-Y yo lo elegí a él. - Susurre- Y siempre le voy a elegir a él.

Hubo un pequeño silencio

-Bueno, vasta de cháchara y enséñame ese vestido.

Me reí y salí del probador. Iba caminando con unos tacones negros para poder ver como me quedaba de largo. Los ojos azules/verdosos de Noah se iluminaron como una farola y se quedó con la boca abierta.

-Cariño, no busques más.


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Cuando me despedí de Noah cogí el coche y me dirigí para las cuadras. Una vez llegué me fui al maletero y cambie mis zapatos por las botas de montar, ya que había llovido estos días atrás. Cuando llegué al bar del club saludé a Moira que me dijo que me habían echado de menos y que Mikel ahora mismo no se encontraba ya que ha ido a sacar  a las yeguas preñadas hará cinco minutos y a buscar a Éragon y que tardará un rato. Así que, aun que llevo vaqueros, decido ir a ver a Etel y sacarla un rato en la pista pequeña.

Cuando llegó a su cuadra, saca la cabeza de su box y empieza a agitar la cabeza frenéticamente.

-Hola bebé - la saludó y restriega su frente por todo mi brazo. Yo empecé a reír. - Yo también te he echado mucho de menos pequeña. ¿Que te parece que salgamos a montar un poco, eh? - Empezó a relinchar contenta.

Una vez lista, le cojo prestado el casco a Roxanna ya que ambas nos sabíamos nuestras combinaciones por si necesitábamos alguna cosa de la otra en caso de que no estuviéramos alguna y yo me había dejado el mio en casa.

Se sentía tan bien montar. Era como si no hubiera sitio para preocupación ninguna. Galopar y sentir el aire fresco era una bendita bendición, y que tuviera a esta pedazo de yegua era lo mejor de todo. Dos años y pico juntas y cada día aprendemos algo nuevo.

Al rato, salté un salto muy bajo que habían dejado en la pista y oí aplausos.

-Da gusto verte montar.

Paré la yegua y vi a Mikel llevando a Éragon de un ramal. Me acerqué y desde encima de Etel le acaricié la frente.

-Se ve que está mucho mejor. - sonreí

-Si, dentro de una semana como mucho, empezaré con su pequeña recuperación, pero tienes que saber algo más

-¿El qué?

-Encontramos Adelfa en su establo - mis ojos se abrieron de par en par. La Adelfa es una planta que presenta una gran toxicidad y puede causar el paro cardíaco en el caballo. -Tuvimos suerte de pillarlo a tiempo.

-¿Y se sabe algo de quién pudo hacerlo?

-Ni idea, pero  voy ha hablar con unos colegas que están de permiso, para que averigüen algo. Nunca había pasado esto y no voy a permitir que el culpable se escaquee.

¿Quién podría haber hecho algo así? ¿Quién tiene tan poco corazón? ¿Quién sería capaz de poner la vida de un animal y de alguien en juego? Sea quien sea, tiene una mente muy retorcida, aun que yo... ya tenía mis sospechas.

PrisonerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora