Capitulo 12

6 2 0
                                    

Empiezo a despertarme, adolorida y cansada. Lo primero que veo al abrir los ojos es que esta habitación no es mía. Ni siquiera la reconozco de nada. Era gris oscura, bastante sombría. Estaba en una cama en mal estado y solo había un espejo. Me acerqué y observé mi rosto y ropa. Estaba magullada, tenía cortes por la cara y los pantalones y chaqueta estaban destrozados y sucios. No recuerdo nada de lo que pasó después de esos ojos color esmeralda. 

Oí pasos acercarse y mi primer instinto fue irme bajo la cama, pero esta no tenía huevo debajo. Así que me pequé todo lo posible a la pared que estaba mas lejos de la puerta. Otra opción sería esconderme detrás de la puerta y después de que la persona que estaba a punto de entrar entrara, salir corriendo, pero pesando que apenas podía moverme por el golpe que me dí y de esa cosa extraña que me inyectó, lo veía un poco estúpido.

El pomo empezó a girar y la puerta se abrió completamente, dejándome ver un rostro que jamás pensé que podría ver. Traía cosas en sus manos y sus ojos grises estaban mas oscuros de lo normal.

-¿Brett?

-Hola, mi amor, ¿Has dormido bien? - me preguntó dejando la ropa en la cama, unas tijeras, una caja de tinte, un estuche de lo que parecían lentillas y un estuche de gafas, quedándose ahí parado, mirándome. 

-¿Hola mi amor? ¿Estas de broma? ¿Donde estoy? ¿Es un sueño? si tiene que serlo. Lauren despiértate joder. - me empecé a pelliscar y él comenzó a reír.

-No es un sueño Lauren, esto es la realidad. Y la realidad es que eres mía, sólo mía.

Se empezó a acercar a mi.

-No te acerques Brett. - dije enfadada. Pero en verdad mas que enfadada, estaba asustada. No entendía nada. - Explícame donde coño estoy y que hago aquí.

Él resopló - Mujeres, tan impacientes y plastas. ¿Quieres saber que haces aquí? Bien, yo te lo explico con gusto, mi vida. - Su sonrisa era verdaderamente escalofriante. - Estás aquí por que me he encaprichado de ti.

Esa misma sensación de un escalofrío por el cuerpo que tuve en el bosque de vuelta a casa volvió a aparecer.

-¿En-encaprichado de m-mi?

-Exacto, y nos vamos a ir a Francia a vivir juntos, cariño.

Empecé a reírme de los nervios.

-Tu estas loco, ¿Verdad? ¿Te crees que voy a ir contigo? ni lo sueñes, maniático. 

-Vendrás, claro que vendrás. - se acercó peligrosamente - si no quieres que tus seres queridos y tu adorable, imbécil y estúpido novio mueran.

Me quedé de piedra. ¿Matarlos? no, no sería capaz.

-No eres capaz, el Brett que conozco no lo haría. - dije con lágrimas en los ojos negando con la cabeza.

-No me conoces, pequeña, fui capaz de matar a la madre de Judith, seré capaz de matar a tu novio.

Entonces algo me oprimió el peco. Una sensación de miedo, que se me metía en los huesos.

-¿La m-mataste? Eres u-un puto psi-sicópata

-La muy zorra se fugaba con un tío. Esos dos pasaron a la historia. Así que no me tientes, cariño mío. Además, tengo entendido de que tus dos mejores amigos están a 10 minutos de subirse a un avión para irse a Cancun a pasar su luna de miel, sería una pena que su avión explotara en pleno viaje, ¿No crees? - se empezó a reír y no aguanté más.

Con las lágrimas en los ojos me lancé contra él y le intenté pegar con una fuerza sobrehumana que me saló, pero fue en vano, por que tardo nada y menos en cogerme del cuello, volteándome y pegándome contra él para susurrarme al oído.

-Puta zorra, o haces lo que yo diga o con un puto botón mando a todos a la tumba. Tu decides.

Entonces con miedo en el cuerpo y sin saber que hacer, acepté rápidamente. No podía dejar que ellos murieran. Buscaría la forma de escaparme, aun que me cueste tiempo. Pero no se saldría con la suya.

-Muy bien, mi amor -  me plata un beso en la mejilla la cual me limpio rápidamente - tienes dos horas para estar lista, nuestro avión sale en tres horas. Seremos muy felices. - me planta un beso en la boca a la fuerza y después se va cerrando.

Empecé a llorar como una descosida. Mientras las lágrimas seguían cayendo me acerqué a la cama y vi las cosas. Las cogí y me percaté de que había una puerta que daba a un pequeño baño.


A la hora y media me miré en el espejo y me desconocía completamente. Llevaba unas lentillas de olor verdes con unas gafas sin graduar, simplemente de cristales. Antes de ducharme me había puesto el tinte que el psicópata de Brett había comprado, de un color rubio claro. También me había dado cuenta de que me había dejado un poco de maquillaje en tonos pálidos para cambiar mi aspecto y tapar un poco las heridas. Mi pelo a parte de rubio, estaba un poco mas corto. Aun que me había crecido un poco, lo escaloné y lo dejé a la altura de mi clavícula. Llevaba puesto unos pantalones negros y una sudadera de Nike con unas deportivas de correr. Todo era estilo deportivo. 

-¿Ya estás? - Dijo Brett entrando en el baño. Me vio reflejada en el espejo - Vaya cariño, estás guapísima. - me abrazó y me incomodé - Más te vale que no me montes nada en el aeropuerto y te estés calladita y finjas que somos una pareja feliz, por que si no vida mía, los mato a todos - una sonrisa satisfactoria alumbró su cara cuando dije que si en voz baja - Muy bien, por cierto te he hecho un carnet falso, te hago una foto y lo plastifico. Un pasaporte y tu nombre ahora es Gaelié Jonhson. - me dio una palmadita en el culo - Venga nos vamos.

Horas después estaba subida a un avión con dirección a Francia. Ver Londres tan pequeñita desde la ventana me daban ganas de llorar. Como iba a extrañarlos a todos. Como iba a echar de menos al amor de mi vida..

PrisonerDonde viven las historias. Descúbrelo ahora