Abandonada

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— ¡Maldito viejo! —gritó Ethan en medio de la discusión que mantenía con Kari y Liaw—. Por eso los sentimentalismos no deberían interferir en la batalla.

—Y lo dice el que se quedó junto a la humana mientras los alquimistas repetían armas como si fuesen caramelos —murmuró Kari.

—Eso es distinto —se defendió. Aprovechando la furia del momento volteó hacia su hermano y de un tirón le abrió la chaqueta.

— ¡Oye qué te pasa! —protestó Liaw, empujándolo al otro extremo.

— ¡Imbécil! —Le reprochó Ethan comprobando que efectivamente, entre las marcas de enemigos que Liaw había eliminado, se encontraba un gran espacio a la altura de su corazón—. ¿Le diste tu marca a Valia? ¡¿Qué eres un niño?! O más que niño, un niño imbécil, ni los pubertos caen en su trampa.

— ¿Qué? —Preguntó Liaw con extrañeza—. Ah... pues... sí, se la di, ¡pero no sabía que era Valia!

— ¿Así que le entregas tu marca a la primera humana que se te cruza? ¡La conociste por menos de una semana! ¡Cómo puedes ser tan iluso!

—Charleen ya despertó. —Kari interrumpió la discusión de los hermanos.

Ethan le dio a Liaw un último empujón y corrió hacia el baño.

Trasminada de frío, Charleen se vestía soportando el dolor de sus articulaciones. Ethan la sostuvo por los hombros, ocultando la inmensa emoción por verla recuperada.

— ¡No me toques! —le gritó la chica —.Tus manos están heladas.

—Como quieras —espetó saliendo del lugar.

Kari y Liaw intercambiaron miradas, ese par de alterados los ponían nerviosos a ellos también.

La puerta principal de la biblioteca de Biako se abrió sonando estrepitosamente. Los unuas corrieron; Ethan recibió al hombre agarrándolo del cuello y empujándolo contra la puerta.

—Eres un traidor.

— ¿No que preferías no involucrarte y que las cosas tomen su curso? —le reprochó Kari.

—No fue su culpa, yo lo convencí —abogó por él Sabrina.

Con la calma que lo caracterizaba, Biako incentivó a Ethan a que lo soltara.

—No tenía opción —comenzó a explicar—. Valia es mi hija, Aishla iba a matarla si yo no accedía.

— ¡Valia está con él! —gritó Liaw.

—Lo sé, y ella está dispuesta a sacrificarse por la causa. No lo entienden. Aishla me arrebató a mi hija cuando ella solo tenía diez años, le ha lavado el cerebro desde entonces.

—Su hija no es una niña, ¡es una bruja psicótica! —intervino Charleen, acercándose a ellos con paso seguro.

—Pero sigue siendo mi hija —afirmó—. Se deben velar por las prioridades y realizar una cosa en cada momento. Por ahora salvé su vida, pero también averigüé gran parte de los planes de Aishla. Los mindag decidieron tomar el poder por la fuerza, pero su número es tan reducido que no pueden contra las otras naciones. Por eso están reuniendo humanos, una nueva guerra va a comenzar, pero ésta durará menos que las anteriores. Ahora los salvajes tienen aliados demasiado poderosos, armas, municiones y provisiones suficientes para sostener a todos sus ejércitos. Nosotros somos cientos, ellos son millones. Buscan acabar primero con los ejércitos humanos, luego se volcarán contra Ithia, Kadry y Roheline, para eso necesitan de Ethan. Tienen aliados fuertes en las tres naciones, incluidos miembros de la Legión.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora