11 de marzo año 425 d.r.
12:30 p.m.
Desperté hace exactamente media hora y me puse a escribir por la ansiedad. Estoy en el hospital de Dédalo según me avisó la enfermera. Lo último que recuerdo es haber amenazado de muerte a Lucian para que abandonase mi camarote y despertar aquí, donde no hay ningún otro paciente más que yo.
De Ethan y Liaw no hay rastro. Me trajeron aquí y creo que me abandonaron. Idiotas, ojala se ahoguen con su propia arrogancia. No me importan, que se mueran. Supongo que Ethan por fin se deshizo de mí. Tendré que seguir sola, no es tan malo.
De inmediato Charleen tachó el último párrafo, no era verdad, nada de eso era verdad. Sus dos compañeros la habían abandonado y se sentía realmente dolida.
Ethan puede morirse, lo odio, pero realmente me lastima que me haya dejado así. Lo creería de Liaw, de él espero cualquier cosa ¿pero Ethan? No sé ni por qué me molesto en pensar en ellos. Al finar hacerte amigos es igual a enamorarse: UN ACTO DE PURO MASOQUISMO.
No se preocuparon por mí cuando las medusas casi me mataron y cuando le dije a Ethan lo que sentía... tampoco le importó. Ahora me siento triste ¿Quién me manda a querer hacer amigos?
No puedo poner palabras a lo que siento: ira, cólera, tristeza y agobio... ¿Hay algo que junte todo eso? Sin mencionar que me darán de alta y debo pagar antes de irme.
Me hicieron tomografías, no sé qué curaciones y encima pasé más de un día inconsciente en esta cama. Ni vendiendo todas mis pertenencias lograré pagarlo.
Apretaba fuerte el lápiz al escribir. Aún no se creía que estaba sola. ¿Debía afrontar el resto del viaje? ¿O simplemente rendirse y contactar a Emmet para que fuese a recogerla? Una decisión difícil. Antes hubiese seguido adelante no importaba las consecuencias, pero ahora... su fuerza de voluntad parecía haberse quedado en el barco.
—Por fin. —La puerta se abrió de golpe y su alma volvió a su cuerpo cuando Ethan y Liaw la atravesaron.
— ¿Cómo te sientes? —Ethan le preguntó toscamente, parecía enfadado.
—Bien, realmente bien —afirmó, con él ahí todo mejoraba.
—Genial, levántate, nos cobran casi por minuto que estás aquí.
La sacó con brusquedad de la cama. Sin importarle que aún podía estar delicada. Le dio menos de un minuto para vestirse y salió arrastrándola del hospital.
Charleen recién cayó en verdadera cuenta de dónde estaba: Dédalo, la ciudad laberinto. Una de las más bellas y prosperas ciudades después de Ithia.
En ese lugar no parecían haber edificios, todas eran construcciones bajas muy elegantes. Tejados de teja roja y detalles y ornamentos dorados abundaban en todas las edificaciones. Cientos de carruajes circulaban por las calles empedradas y diversos jardines adornaban las aceras. Esa ciudad se caracterizaba por sus jardines y parques de frondosos árboles, los más antiguos de la tierra según decían.
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El tesoro de Charleen (Foris #1)
FantasyComo es tradición en su pueblo, Charleen debe contraer matrimonio al cumplir los dieciocho años, sin embargo, no piensa aceptar esta obligación sin antes haber vivido una gran aventura y escrito en libros sobre ella. Es así que convence a un guerrer...