Kupro

50.5K 2.2K 229
                                    


Usando solo dos dedos,  Ethan empujó a Charleen de vuelta a la cama

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Usando solo dos dedos, Ethan empujó a Charleen de vuelta a la cama. La muchacha se movía con dificultad y alistaba su ropa.

—Quiero bañarme —protestó con un hilo de voz, consecuencia de la garganta inflamada.

—Estás enferma, vas a empeorar y vomitarás de nuevo. Debemos llegar lo más pronto posible a Kupro, así que vas a mantener el culo pegado a esa cama hasta que yo te considere apta para retomar el viaje y no andar de vomitona.

—Tu caballeroso vocabulario me deslumbra cada día más. —Tosió, con el pasar de las horas se ponía peor. Al menos las náuseas habían parado, pero dando paso a la tos y una garganta inflamada.

—No soy un caballero. Come —dijo extendiéndole un plato de avena.

Charleen acercó el plato haciendo fuerza con sus débiles manos. Estornudó al intentar acercar la cucharilla a su boca, echándose la avena tibia sobre el pecho, sintiéndola escurrirse dentro la ropa.

—Genial, ahora estoy más sucia, de verdad necesito un baño.

Ethan la limpió con el dedo pulgar, rozándole el pecho y despertándole nuevamente ese cosquilleo en el estómago. Lamió su dedo y se sentó en la silla, pretendía acompañarla en vista de que no tenía nada mejor que hacer.

—No te pasará nada por no remojarte un día, no eres un pez.

La chica rio intentando probar otro bocado.

— ¿De qué te ríes?

—Nada, recordé que la segunda vez que nos vimos me llamaste niña pez. Me parecías tan ególatra y amargado en ese entonces... Y ahora que te conozco más, puedo añadir irritable, insensible y tosco a esa lista.

—Y aun así sigues a mi lado, mejor no te digo qué pensaba de ti.

Tres días más tarde, Charleen se encontraba lo suficientemente recuperada para continuar el viaje hacia Kupro

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.

Tres días más tarde, Charleen se encontraba lo suficientemente recuperada para continuar el viaje hacia Kupro. Los aldeanos los despidieron con extrema alegría y profundo agradecimiento. Kennan les regaló un gesto desganado como despedida y regresó a hacer guardia, la tropa de Elio no había llegado todavía. A duras penas le había prometido a Charleen que la recibiría en Ithia y le presentaría a su padre.

El tesoro de Charleen (Foris #1)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora