Rei acomodó las pequeñas piedras nacaradas que había recogido en la playa sobre el barandal del puente, una junto a la otra, extraviada en sus pensamientos. Las blanquecinas rocas brillaban bajo la luz de las estrellas y se distrajo un momento con el movimiento del agua. Enormes y plateados peces salían hacia la superficie. Golpeó una roca haciéndola caer al agua, ahuyentando a un pez. No se le apetecía ningún tipo de compañía, por eso había evadido a todos durante la lluvia de meteoros.
Continuó en orden golpeando con el dedo las piedras, una por una, cada vez más fuete, haciéndolas llegar lejos. Se detuvo antes de la última, acomodó su largo y negro cabello a un lado y observó su reflejo en el agua. En unos días cumpliría doce años, ya daba sus primeros pasos a la adolescencia y tal vez ese era el motivo por el cual últimamente Enyi, el discípulo de su padre, ocupaba más sus pensamientos. Él siempre le había gustado y esa noche intentaba meditar el por qué. Era atractivo, no había duda, mas lo que sentía por él no era una simple atracción superficial. Estaba enamorada de él, lo cual era una estupidez, pues generalmente prefería no encontrárselo ni de casualidad.
Enyi era un egocéntrico y cínico guerrero que la atormentaba todo el tiempo, parecía que él y sus compañeros de equipo no tenían nada mejor que hacer con su tiempo que molestar a Rei y a sus amigos.
No lo comprendía. La magia y la espada eran cosas que ella entendía a la perfección, podía crear los hechizos más complejos sin dificultad, tenía la habilidad de "escuchar la voz de Aion" como decían los mayores, mas no podía entenderse a ella misma.
No quería verlo, y al mismo tiempo imaginaba como sería sentir la calidez de los brazos del joven rodeándola con cariño.
Últimamente pensaba tanto en ello que se sentía ridícula. Perdía su tiempo con esas fantasías absurdas, y no prestaba atención en los entrenamientos. Ethan ya le había advertido que si no se concentraba una vez más, la dejaría sola en medio de la nieve haciendo una prueba de supervivencia; y ella odiaba la nieve desde aquella vez hacía siete años cuando Enyi había tenido el descaro de salvarle la vida cuando había caído en un lago de agua helada. En realidad no había sido un descaro, Enyi había puesto en peligro su propia vida por salvarla; ese era uno de los motivos principales por los que no era capaz de odiarlo. Aquel fue el día en que se conocieron y después del rescate se hicieron amigos. Días más tarde Enyi incluso le había jurado que pasara lo que pasara él siempre la protegería. Esa promesa, así como su amistad, desapareció en el aire el día que el padre de Enyi murió. Desde entonces el muchacho actuaba como si nada le importase y él y Rei pasaban el tiempo buscando la forma de fastidiarse el uno al otro.
Ella no sabía explicar exactamente lo que había sucedio, siempre había tendido el presentimiento de que Enyi la culpaba por la muerte de su padre, y en realidad, era algo responsable.
— ¿Qué tengo que hacer para que me quieras? —Preguntó en voz alta, agarrando y lanzando finalmente la última piedra—. Eres un idiota. —Consideró mirando su reflejo nuevamente—. Soy hermosa, inteligente y muy fuerte, soy mucho mejor que esas humanas inútiles con las que coqueteas en la ciudad. —Suspiró apoyando los brazos sobre el barandal. ¿Por qué le importaba tanto? Su meta en la vida estaba clara, los muchachos eran una pérdida de tiempo, además, pese a su corta edad había cientos de guerreros capaces de batirse a muerte por ella; mas era tan torpe que se enamoraba del único que jamás movería un dedo por ella.
—Eres un idiota que no vale la pena —dijo en voz alta sentándose lentamente sobre el puente de madera.
— ¿Ahora qué te hice? ¿Encontraste lo que puse en tu cama?
Tembló de golpe al escucharlo. Él siempre hacia eso, se aparecía de pronto para asustarla.
— ¡¿Qué pusiste en mi cama?! —lo increpó levantándose y señalándolo acusadoramente. ¿Qué plan malévolo había maquinado ese día?
—Nada —dijo el joven con sarcasmo, apoyándose en el barandal—. O quién sabe, yo que tú esta noche me meto a la cama con cuidado.
—Voy a decírselo a mi padre —renegó inhalando y exhalando furiosa.
—No está, salió de viaje. —Sonrió torcidamente.
—Entonces se lo diré a Ethan.
—Sabes que a él no va a importarle en lo más mínimo.
La chica se quedó callada, era verdad, a su maestro no le importaba en absoluto los problemas que tenía con Enyi, es más, a veces hasta parecía disfrutar de los tormentos a los que la exponía.
Dando por perdida su batalla, como siempre, dio media vuelta hacia las viviendas, para revisar minuciosamente su habitación. O Enyi de verdad le había puesto algo repulsivo y aterrador, o no había hecho absolutamente nada y solo quería atormentarla psicológicamente.
— ¿Por qué no estás viendo la lluvia de meteoros? —Se apareció a su lado, caminando con las manos en los bolsillos.
—Hay mucha gente, lo veré sola en el Stelaro.
—No es lo mismo que verlo en directo.
— ¿Entonces por qué no estás ahí?
—Tampoco quiero verlo con el resto. Conozco un lugar desde donde la vista es mucho mejor y está solitario —presumió mirando a la chica de reojo.
—Bien por ti —gruñó sin dejar de caminar—, ojalá un meteoro se salga de su órbita y te caiga encima.
—Yo iba a llevarte, pero si quieres quedarte sumida en la amargura imaginando mi muerte... —levantó los hombros, dando media vuelta y esperando el momento en que Rei aparecería a su lado, cruzada de brazos y con pose orgullosa, amenazándolo por si se trataba de una broma. Y como había predicho, segundos después ella corrió a darle alcance.
—Solo... quiero ver dónde es, pero si es una de tus bromas te juro que hago desaparecer tus genitales, he estado probando un hechizo —lo amenazó entrecerrando los ojos.
Enyi volcó los ojos y asintió. La conocía tan bien que era sencillo manipularla, al final ella siempre terminaba haciendo lo que él quería.
***
Rei se puso nerviosa y consideró enserio que Enyi le jugaría una broma pesada cuando se adentraron en la selva, camino a tierra sagrada, donde enterraban las cenizas de sus muertos.
—Sube —ordenó Enyi señalando el árbol más alto, tumba de uno de los guerreros más importantes de Ithia.
—Es el árbol de Efren, no podemos subirlo.
—El sujeto está muerto, no creo que le importe. ¿Quieres ver la lluvia de meteoros o no? Lo mejor empezará pronto.
Poco convencida comenzó a escalar siguiendo a Enyi, quien al llegar a una rama muy gruesa y larga, la jaló a su lado.
Desde ahí el cielo se veía impresionante y las estrellas fugaces que aparecían en el cielo oscuro, desaparecían en el horizonte.
—Te dije, apuesto que ahora quieres besarme —dijo con sorna, Rei lo empujó a un lado y caminó con cuidado hacia la punta de la rama, esperando llegar más cerca del cielo.
Enyi se sentó y con torpeza sentó a la muchacha delante de él y la rodeó con los brazos.
— ¿Qué haces? —preguntó la chica con nerviosismo.
—Si un meteorito me cae encima lo hará sobre ti también, te daré el honor de morir a mi lado.
Más avergonzada que molesta Rei observó la lluvia de oro que rasgaba la oscuridad, evitando sonreír, eso era lo más parecido a sus fantasías que viviría nunca.
— ¡¿Ahora qué haces?! —se sobresaltó al sentir el rostro de Enyi muy cerca de su cuello.
—Hueles diferente.
La chica se sonrojó, esa mañana había cambiado de perfume. Charleen le había mencionado alguna vez que los hombres se sentían atraídos por el aroma, y por un momento había pensado que un cambio de fragancia atraería un poco a Enyi. Una de las tantas estupideces que se le ocurrían últimamente.
—Lavé mi cabello con una aceite diferente —mintió, no iba a reconocer la verdad, pero se alegraba de que al menos el idiota ese se hubiese dado cuenta del cambio de fragancia.
—No me gusta —cortó su instantáneo momento de alegría.
—Entonces deja de olerme —dijo enojada, al final Enyi sería un idiota siempre y no tenía más opción que esperar a que ese estúpido enamoramiento se le pasara, para al fin poder odiarlo como había deseado siempre.
— ¿Por qué? —preguntó petulante abrazándola más fuerte—. ¿Te pongo nerviosa?
—Me pones incómoda.
—Pues yo estoy cómodo.
Rei cerró los ojos, Enyi era imposible, discutir con él era inútil, jamás llegaban a nada.
No le importó lo que Enyi le hiciera, o si tenía planeada una magistral broma para después de la lluvia de meteoros; estaba tan a gusto que antes de percatarse cayó dormida.
Enyi se dio cuenta después de un momento, la chica dormía profundamente en sus brazos.
Con cuidado retrocedió hasta el tronco del árbol y la acomodó en su regazo, de forma que podía verle el rostro. Le retiró gentilmente los cabellos y procuró que estuviese cómoda. La lluvia de estrellas ya no le interesaba en absoluto, era más placentero observar el rostro dormido de la muchacha y disfrutar su calidez.
— ¿Que tengo que hacer para que me ames? —le preguntó en un susurro, dejándole un imperceptible beso en la frente, aprovechando que ella no se percataría y al día siguiente ese episodio sería confundido con un sueño.e_su|_2
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Espero que les haya gustado :) ya fue el ultimo extra. Este es un adelanto de la post-secuela. Es decir el tercer libro.
Después de el tesoro de Charleen, viene La quinta nación. Luego vienen otros tres, donde Rei y Enyi son protagonistas. De hecho originalmente la saga iba a tener a ellos dos de protagonistas, pero un día se me ocurrió la historia de Charleen y lo convertí en el primer libro de la saga.
Este adelanto sucede como 36 años depués de "El tesoro de Charleen", así que hay muchos personajes nuevos y otros que son hijos o nietos de personajes anteriores.
No crean que va a ser tan romántico el libro, va tener romance, pero como El tesoro de Charleen, va a haber más aventura y fantasía que otra cosa.
Continuaré con la quinta Nación, yo creo que la próxima semana, pero ya pueden leer los primeros 5 capítulos así que añadanlo a su biblioteca. Les repito que publicaré capis cortos y no muy seguido, así que por favor, les pido paciencia, mientras pueden leer mis otras novelas! en mi perfil tengo varias, novelas largas e historias cortas terminadas.
Muchas gracias a Tod@s por seguir esta historia y por el apoyo! de verdad me pone muy feliz que la hayan seguido con interés.
Muchas gracias por los comentarios y votos!! el agradecimiento es infinito :)
Pueden leer mis otras historias hasta que escriba las secuelas de esta o mantenerse en contacto a travez de mi facebook (pongan hitto fictions en el buscador).
No e olviden de visitar la web oficial de esta saga: sagaforis .com
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El tesoro de Charleen (Foris #1)
FantasyComo es tradición en su pueblo, Charleen debe contraer matrimonio al cumplir los dieciocho años, sin embargo, no piensa aceptar esta obligación sin antes haber vivido una gran aventura y escrito en libros sobre ella. Es así que convence a un guerrer...