Capítulo Cinco

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Capitulo 5: "Anillo..."

Después que vieran los cerezos, el guardaespaldas y ella regresaron a la casa.

"—Es arriesgado" dijo él y casi la llevó a rastras. En fin, ahora estaba de regreso en el cuarto.

Se sentó sobre la cama matrimonial que compartía con Levi para luego tirarse todo con los brazos abiertos de a bruces sobre el suave y mullido colchon cerrando sus ojos por unos segundos.

Fueron solo unos segundos.

— ¿Señorita?

La voz de Jean la sorprendió y quiso incorporarse pero un mareo la detuvo.
Jean que se acercó velozmente a ella al ver esto.

-¿Se encuentra bien? -cuestiono frunciendo el ceño.

Miro hacia la nada por unos segundos y sonrió al chico que estaba desesperado por una reacción suya.

— Supongo que solo es la falta de vitaminas en mi, los mareos son constantes. –dijo restándole importancia haciendo que Jean frunciera el ceño. — No te preocupes, pronto seguramente estaré mucho mejor en poco tiempo.

Lo que decía era cierto, ahora lejos de estar desamparada, tenía más de lo que podría pedir así que solo era cuestión de tiempo que su salud mejorara. O eso dijo el médico que la vio antes de que la trajeran a esa mansión.

Un estruendoso sonido los sorprendió a los dos y a continuación se escucharon gritos. Jean rápidamente la levantó de la cama y dirigió dentro de un closet que había en la habitación.

—No salga hasta que yo vuelva por favor. -suplicó. — Regresaré.

Cerró el closet y por el sonido de la puerta siendo cerrada confirmó que ya no estaba en la habitación. Esperó por, según ella, veinte minutos y, lo sentía por Jean, pero no podía seguir allí dentro.

Asi que, salió.

—¡DEJAME VERLA!

Cuando caminó por el pasillo hacia el salón, escuchó aquella exclamación. Se asomó y vió a todos los subordinados de Levi. Más de treinta hombres, todos reunidos en el gran salón al estilo japonés, rodeando a un chico de cabello castaño y ojos claros, igual al que vió al mediodía.

Oh, esperen, era el mismo.

¿Como dijo Levi que se llamaba?

—No recibo ordenes de ti, Jeaguer. -Dijo Jean al frente del acorralado chico.

Eren Jeaguer.

— ERES UN CARA DE CABALLO! TÚ... PONY, PONY ¡PONY! - gritó de forma aniñada.

Y no pudo aguantar la carcajada que arañaba su garganta por salir.

La risa de ______, que hacían similitud con la carcajada de las malvadas brujas que todos recordaremos en nuestra niñes, se escuchó en toda aquella mansión japonesa de años y años de tradición, y que además era la mas respetada. Tal vez jamas se escuchó semejante cosa jamás. Todos se dieron la vuelta a mirarla, había sido descubierta pero aún así no puedo dejar de reír.

— ¡Ah, señorita _______! -exclamó Jean al verla, corrió hacia ella y se detuvo cuando ____ levantó una mano en señal que esperase mientras seguía riendo. —¡¿Esta usted bien?! ¡Traigan agua para la señorita!

Uno de los hombres cercanos corrió hacia algún lado con desespero y ella estaba casi sin aire. Le dolía horriblemente el estómago y sentía que los pulmones saldrían por mi boca, de alguna manera, se sentía bien. Con cada carcajada sentía que tenía un peso menos.

YAKUZA (Levi Ackerman Y Tu) EN EDICIONDonde viven las historias. Descúbrelo ahora