YAKUZA (Levi Ackerman Y Tu) EN EDICION

Capítulo Seis

Capítulo seis: "Anillo de compromiso"

"¡Canija! ¡Que bueno es poder verte!"

Jamas dejabas ese entusiasmo, H////.

***

—Hoy tengo el día libre, asi que... Salgamos.

_____ quedó petrificada, no se lo esperaba para nada.

Levi invitándola a salir.

Dejó el bolígrafo sobre el mármol y se acomodó en el asiento cómodo de el escritorio perteneciente al azabache, que la miraba esperando una respuesta. Él se encontraba sentado en un sofá a unos pocos metros de ella, leyendo un libro.

—Yo... esta bien, estaría encantada de salir. –le sonrió.

Y ____ no lo notó pero un brillo especial iluminó por unos segundos los ojos de Levi. Se levantó de su asiento y guardó el libro en su respectivo lugar, _____ lo seguía con la mirada expectante. Cuando estaba caminando hacia la puerta, se giró hacia ella.

—Prepárate, saldremos cuando estés lista. –y salió de la oficina.

______ quedó en su lugar detrás del escritorio, que por cierto estaba lleno de libros porque hace poco tiempo antes estudiaba y Levi había decidido acompañarla en silencio mientras leía. Se sintió extraño estar por mas o menos un hora en total silencio, pero no fue incómodo. Levi debes en cuando la miraba mientras ella estaba con la cara en los libros, sin enterarse de nada.

De repente a Levi se le había venido a la cabeza, la idea de salir a una cita con ella. Desde que la encontró, por protección y por miedo a que le pasara algo le había prohibido la salida de la esa casa. Sin embargo, no ha escuchado quejas de ella en ningún momento por aquella cuestión. Se le hizo extraño, pero a la vez lo tranquilizó.

Ahora, ella podría correr muchos riesgos allí afuera. Solo por el hecho de estar a su lado, pero si se lleva los suficientes hombres y protección estará bien ¿no?

Aun así... Se siente inseguro.

***

El rubio fornido estaba revisando unos papeles tranquilamente, estaba siendo un día demasiado tranquilo y relajante. Deseaba que el día siguiera así, pero los deseos no siempre se cumplen.

La puerta de su oficina se abrió azotándose contra la pared.

—¡Erwin!

El nombrado dio un pequeño salto en su asiento cerrando brevemente los ojos. Era demasiado bueno para durar.

—Hanji... –suspira frotándose el puente de la nariz. —Te dije que golpearas antes de entrar.

La castaña de anteojos cerro la puerta de la misma manera en que la abrió y caminó hacia el rubio.

—Eso puede esperar, ahora tengo algo que te interesará mas que mi acto de presencia. –apoyó con sumo cuidado una mediana caja de madera sobre el escritorio de Erwin. Que dejó de lado todos sus asuntos y se enfocó en la caja. —Ya está listo.

El Rubio abrió la caja encontrándose con muchos pares de anillos bien ordenados, pero había especialmente uno que resaltaban mas que los otros. Erwin lo agarró y Hanji sonrió aprobatoriamente.

—¡Bien! Esta vez has adivinado correctamente. Esa es mi obra maestra por la que me he quedado en vela toda la madrugada. Para que luego no digas que no me esfuerzo por mis amigos.