YAKUZA (Levi Ackerman Y Tu) EN EDICION

*Especial Navideño*

Navidad, dulce navidad.

Para el Yakuza, navidad no significaba absolutamente nada, solo era una excusa para tomar dos, tres días, o incluso una semana, para soltar sus deseos de beber sin descanso y sin control.
Sin embargo, en una de las clanes, mejor dicho, el más grande y poderoso, éste significaba un día especial.
El cumpleaño del joven amo, hijo y heredero del clan.

Ya por cumplir sus dieciséis años, Levi no parecia entusiasmado con la idea, jamás estaba interesado, pero sus padres y amigos lograban que él se diera por vencido, y aceptara las fiestas que le hacían aunque al final él abandonaba el bullicio y se iba a dormir dejando que siguieran con su fiesta como les plazca.
Sin embargo, antes de que él se durmiera, su madre Kuchel entraba al cuarto y le cantaba una vez más la tan usada canción de cumpleaños, pero en su versión única de madre cariñosa. Llenándolo de caricias y besos.

—Siempre serás mi bebé, aunque hayas cumplido dieciséis años. – habló melosamente.

—Lo sé, aún cuando tenga cuarenta seguirás haciendo lo mismo. –susurró el azabache sonriendo levemente.

Kuchel rió. —No, no. En eso te equívocas bebé. Cuando tú tengas cuarenta, serán tus hijos lo que recibirán esta herencia. Cuando te cases, quiero que le digas a tu esposa que le cante de esta forma a tus pequeños.

Levi suspiró asintiendo a las locas ocurrencias de su madre. Sabia que cada vez se acercaba más el día que volvería a ver a aquella niña, torpe y sonriente por todo. Aun cuando había pasado hace mucho, él recuerda con facilidad aquel día. Luego de ser presentados, ella y él habían pasado todo el tiempo jugando, bueno, mejor dicho ella se la había pasado jugando mientras él solo la miraba y cuidaba de cerca. ¿Como una niña podía correr tanto y caerse de igual manera? Y lo más increíble de ello, era que seguía teniendo esa sonrisa tonta en su cara. Jamás lloró ni una sola vez aunque había veces que se golpeaba muy fuerte, sin que él pudiera evitarlo.

Se preguntó como estaba en ese momento, si seguía siendo igual de propensa a los golpes o si seguía conservando esa sonrisa que parecia jamás borrar; y Kuchel, como una madre observadora se dio cuenta de ello.

—Ella está esperando, Levi. A que Crezcas sano y fuerte para que vayas a buscarla. –dijo sonriendo débilmente.

—¿Acaso es una princesa en una torre que tengo que rescatar? –bromeó él haciendo referencia a los clichés de cuentos de hadas esperando a que su madre riera.

—Algo así bebé.

Pero Kuchel no rió, dejando a su hijo con algo de confusión y duda.

En cambio, ________ al otro lado de Japón, celebraba Navidad sola con sus sirvientes. En una inmensa casa que era como una jaula para ella.
Sabia que su prometido ahora estaba cumpliendo años gracias a su madre y deseaba saludarlo al menos una vez, y darle un presente. Pero ella no sabía nada sobre chicos y tampoco podía consultarlo con sus padres ya que ellos tenían una estricta regla de no saber nada del uno al otro hasta el casamiento. Era extraña, y absurda, ya que se suponía que ellos tenían que casarse.
Aún así la respetaba y esperaría hasta por fin verlo.

***

—Ahora estamos aqui, juntos. Y aunque no tenemos hijos (aún) pues cantarme a mí, hasta que los tengamos. –le dijo Levi.

______ sonrió con cariño.
Él la abrazaba de la cintura mientras ella descansaba su cabeza en su cuello.

—Feliz cumpleaños y navidad, mi amor. –le besó los labios.

Le cantó suavemente, mientras los fuegos artificiales relucían en en cielo estrellado. Y las lágrimas de Levi salían disimuladamente al recuerdo de su madre y su dulce cantar solo para él.

Que los cumplas feliz...
Que los cumplas, feliz.
Que los cumplas, amor mio.
Que los cumplas, feliz.

—Te amo. –le susurró suavemente ____ apoyando sus labios en su frente.

***
Feliz Navidad, amores.
Espero que sean muy felices este día.
Saluden a todos sus seres amados, inclusive a aquellos que ya no están
Y sobre todo, amenlos y diganles por lo menos una vez que los aman. Porque, lamentablemente no son eternos.

Las amo.

Aniibel~