La hipoxia se refiere a una disminución en la cantidad de oxígeno suministrado por la sangre a los órganos. La oxigenación de ellos y de los tejidos es entonces insuficiente, y el resultado es el sufrimiento de las células que los constituyen.
Yo no sé por qué me he hecho tan friki de las palabras, pero esta martillea constantemente en mi cerebro, quizás porque me siento últimamente así. Soy la reina de la apnea, la campeona de retener el aire en los pulmones y dejar de respirar. Así me siento y no sé si algún día volveré a recuperar mi función pulmonar o cerebral o cualquiera de las otras funciones que los órganos de mi cuerpo desempeñaban para que yo no pareciera imbécil todo el tiempo. Porque la falta de oxigeno, ya lo dice la wikipedia, afecta a los órganos haciendo que no funcionen con normalidad.
Ya me había resignado a dejar tranquila a Eliza. Me parecía que mi presencia la incomodaba y decidí por tanto darle espacio. Y allí estaba, dispuesta a escaparme a la playa con mi tabla de surf y todas mis tribulaciones, cuando todo da un giro de 180 grados. El enano rubio se acerca seguido de la diosa de cabellos de oro y sin haber podido hacer tres inhalaciones de aire seguidas estoy con los dos camino de la playa. Y tengo que reprimirme para no sacar la mano por la ventanilla del coche y estirarla hacia arriba para comprobar que puedo tocar el cielo. Porque sé que puedo. Lo sé. Hipoxia. Mi cerebro está irremediablemente afectado.
Y yo me disculpo por lo que le hice hace ocho años y ella se disculpa por lo que me ha hecho ahora. Y todo está bien. Y veo esos preciosos ojos azules brillar de nuevo y sé que lo de la falta de riego en mi cerebro debe de venir de lejos, porque no me explico cómo fui capaz de perder la cercanía de Eliza. Pero luego pienso (y es que, en el fondo soy muy indulgente conmigo misma) que alguna neurona activa y espabilada debo de tener todavía por ahí, porque he sido lo suficientemente lista como para posibilitar que ella esté de nuevo en mi vida.
Todo es fácil con Eliza, todo fluye y vuelvo a recuperar las risas y el aire de confidencia con ella y en nuestra relación hacemos sitio para el renacuajo de la lengua de trapo, que ha conquistado las cuatro esquinas de mi corazón. Y ese fin de semana se convierte en uno de los mejores fines de semana que recuerdo en los últimos años, porque sonrío con los ojos y con el alma.
Poco a poco vamos normalizando nuestra amistad. Seguimos yendo a la playa. Salimos a menudo. Cuando acabamos el rodaje les llevo a casa en coche. A veces paramos en el parque para dar un paseo o acompañamos a Daniel a los columpios o vamos a tomar un helado y yo cada día me siento más recompuesta y más feliz, porque ver reír a Eliza es algo que he añorado con todas mis fuerzas.
Me ha ido contando trazos de su vida durante estos ocho años sin entrar en demasiados detalles, pero sé que se enamoró profundamente de Eric y que la relación con su marido acabó de manera abrupta, que ella terminó en un hospital y que tiene interpuesta una orden de alejamiento contra su ex. Hoy está nerviosa, porque una de las propiedades que comparte con él se ha vendido y debe acudir al notario a firmar los papeles de la venta. Allí volverá a verle y eso la tiene francamente alterada. Me he ofrecido a acompañarla, pero me ha dicho que prefería que me encargara esa tarde de Daniel, puesto que su tío (y abogado) sería quien la llevara a la firma. Así pues, aquí estoy, con el diablillo de los ojos azules. Su niñera me lo ha traído al set y de allí nos hemos dirigido a los columpios, aunque no sé cómo, por el camino, el truhán de Daniel me ha convencido para que le compre un helado. Y es que cuando me dice Alysia y me mira con esos ojazos azules, es peor que el gato con botas de la película de Shrek, cinta que, por cierto, le encanta y que me he tragado varias veces desde que el diablillo del cabello dorado ha colonizado mi vida. Y digo bien, colonizado, porque no sólo ha entrado en mi vida, porque esto es una invasión en toda regla. Todo el tiempo que no estoy con Eliza y su pequeño lo ocupo pensando en ellos y en lo feliz que me hace sentir ser parte de su vida.
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ANTES DE AHORA(ELYCIA AU) COMPLETA
RomanceFanfic ganador en la categoría "Novela lésbica" en los premios PlumaLGBT arcoiris. Las vidas de Alycia Debnam-Carey y de Eliza Taylor siguieron caminos muy distintos tras el final de The 100, la serie que rodaron juntas y en la que fueron pareja...