Estoy sentada en el sofá de mi apartamento con Daniel sobre mi regazo. Después de la cena y del baño, me gusta sentarse con él a leerle o mirar un cuento. Por una parte disfruto de la cercanía de mi hijo y por otro, paso tiempo de calidad con él y ambos aprendemos algo. Mi niño aprende conceptos nuevos, aprende a dejar volar su imaginación, aprende a fijar su atención y concentrarse... y yo aprendo que la vida se trata de algo más que sobrevivir, porque un hijo te obligaba a apurarla al máximo, te obligaba a querer ser mejor persona y te obligaba a darte cuenta de que el amor puro e incondicional es posible. Hoy Dani había elegido un libro de animales. Le gusta que yo le pregunte quién es quién y hacer muecas o ruidos significativos:
-Y este de aquí, ¿quién es? -digo señalando un precioso gato con ojos azules que nos miraba mimoso desde las páginas del libro.
-El katito -responde Dani.
-Gatito, mi amor -le corrijo-. A ver cómo lo dices tú: ga, ga, ga....gatito
-Gggggggatito - pronuncia entonces.
-Muy bien. Gatito. Los gatitos maullan. ¿Cómo hacen los gatitos?
-Miau, miau -dice con voz suave
Es incansable. Pero tenemos una rutina con este libro: el gatito, el perrito, la vaquita, el caballito, el gallito, la ovejita, la gallinita (tanto diminutivo es agotador, por Dios...), la ranita, el burrito... y (por fin) el león (que este no lo decimos con diminutivo, porque con todo un rey de la selva no podemos andar con tanta tontería...)
-Y este de aquí ¿quién es? -y le señalo el león que está en la última hoja del libro y noto cómo se le va poniendo una sonrisa en los labios y se revuelve inquieto.
-El león -me contesta
-Ah, este me lo conozco muy bien yo... Los leones rugen y hacen así.. grgrgrgr
Y entonces dejo el libro, lo miro con ojos fieros, levanto mis manos imitando zarpas y me pongo a rugir. El escapa de mi regazo y yo lo persigo por todo el salón rugiendo sin parar y enseñándole mis garras. El ríe y corre, yo río y lo persigo y en un momento determinado lo alcanzo, lo cojo entre mis brazos, poso mis labios en su cuello, en su mejilla, en su brazo, en su frente, en su espalda.... donde sea y me lo como a besos diciéndole eso de "Soy la mamá leona y me voy a comer a besos a mi leoncito grgrgr" Y él se parte de risa y yo me maravillo de que cada vez que elige ese cuento hagamos el mismo teatro y él no sólo no se canse nunca, sino que no quiera que le movamos ni una coma. Lo deposito en la cama y lo arropo y me siento con él un rato para dejar que se tranquilice y el sueño le vaya venciendo. Le beso y me voy al salón, me derrumbo y digo eso de "Madre mia, estoy muerta. Me agota". Pero sonrío. Sonrío feliz. Muy feliz.
Pienso en cómo mi vida va enderezando su rumbo. Hace un mes no veía la luz al final del túnel y ahora, poco a poco no sólo veo los rayos del sol, sino que este comienza a bañar mi piel. Y siento calor. Por primera vez siento mi piel cálida y no helada por el horror, el miedo o la incertidumbre. Tenemos un apartamento suficiente para Daniel y para mí, en el centro, cercano a su colegio. Anne me ayuda, como siempre, en su cuidado y en el de la casa y por tanto Daniel ha vuelto en una parte muy importante a la rutina. Poco a poco me van saliendo trabajitos. Nada realmente importante pero me valen para ir recuperando la confianza en mi misma hasta que llegue lo que definitivamente me encantaría hacer: una serie, una película, una obra de teatro. Yo estoy tranquila y bastante serena. No lloro cada noche. No lloro todo el día.
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ANTES DE AHORA(ELYCIA AU) COMPLETA
Storie d'amoreFanfic ganador en la categoría "Novela lésbica" en los premios PlumaLGBT arcoiris. Las vidas de Alycia Debnam-Carey y de Eliza Taylor siguieron caminos muy distintos tras el final de The 100, la serie que rodaron juntas y en la que fueron pareja...