2.CORAZONES ENTERRADOS

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Abrí los ojos y observé a la rubia que dormía a mi lado. Eso era lo que me parecía más incómodo  de las relaciones esporádicas, la sensación de despertarme con una desconocida. Nunca me acostumbraría.  Por eso prefería hacerlo siempre así, prefería ser yo la que visitara su cama y poder escabullirme de ella cuando quisiera.  Nunca me quedaba a dormir con ninguna. Y así había sido durante años.  Nunca había tenido una pareja.  Nunca me había negado a tenerla, pero no se había dado la circunstancia.  Puede ser que yo fuera excesivamente cauta, o excesivamente estúpida, no sé, pero nunca me había enamorado y por tanto nunca había visto la necesidad,  la conveniencia, o la  oportunidad de tener una pareja estable.   Era la reina de las  relaciones esporádicas.  Me gustaba el sexo y lo disfrutaba,  pero me daba una pereza tremenda tener que devanarme los sesos pensando en citas agradables,  en detalles gratos, en paseos románticos o cualquiera de toda esa basura que nos hacían tragar a las chicas desde pequeñas.


Procurando no hacer ruido me escurrí de entre las sábanas,  me vestí en silencio y abandoné el apartamento.  Eran las siete de la mañana y la calle bullía ya ruidosa. El apartamento se encontraba muy cerca de la Alexanderplatz.  Conocía bien la zona, así que me dirigí a una cafetería cercana para darle a mi cuerpo la conveniente dosis de cafeína, que me estaba reclamando desde hacía un rato.  Entré en la cafetería y observé la carta donde indicaba los diferentes desayunos  que servían.  Opté por un plato de frutas, un bollo integral  y un café bien cargado.  Sonó mi teléfono.  Era mi amiga Maia.


Maia, hola.  ¿Qué tal estás?

Estupendamente, Aly.   Deseando  verte. ¿Cuándo vuelves?   —me preguntó.

Apenas faltan dos semanas para terminar el rodaje.  Hoy,  sin embargo,  tenemos el día libre. El equipo de fotografía ha ido a chequear las últimas localizaciones.  Tendré oportunidad de perderme un poco por Berlín.  Ahora me pillas desayunando cerca de Alexanderplatz, uno de los  lugares más emblemáticos de la ciudad    —le contesté.

Estoy deseando verte.

Y yo a ti.   ¿Qué tal Amber?   —pregunté

Está estupenda.  Deseando ver a su  madrina   —añadió Maia—  ¿Y a tí qué tal te va?   ¿Alguna alemana te ha robado el corazón?    —preguntó con tono juguetón.

Siempre  igual Maia.   La respuesta,  como estoy segura de que ya sabes, es no   —respondí.

Claro,  para que te lo roben debieras de tener uno a la vista.  Y tú tienes la parte romántica de tu corazón enterrada bien hondo...  —añadió Maia presta a endosarme el sermón que periódicamente  me encajaba sobre la conveniencia de encontrar alguien a quien querer y que me quisiera.

Maia,  no vas a empezar,   ¿verdad  cariño?   Aquí son las siete de la mañana y todavía no he tomado  ni un café...  Ten piedad de mí   —zanjé el tema—.   Anda, ponme al teléfono a mi ahijada.

Alycia   —comentó mi amiga divertida—,  sabes que sólo tiene  once meses,   ¿verdad?

—(Hice cuentas mentales)  Y doce días.  Lo sé perfectamente, pero quiero oír sus tatatata gugugaga   ...—imité el ronroneo de la pequeña.

Pues no va a ser ahora.  Estoy  hablando contigo porque, precisamente ,ha comido hace un rato, le he cambiado el pañal y se ha dormido.  Si estuviera despierta no tendría  tiempo ni para respirar  y no podría,  por tanto,  estar charlando con mi amiga,  tan tranquila como lo estoy ahora... (En verdad se la oía cansada).

ANTES DE AHORA(ELYCIA  AU) COMPLETADonde viven las historias. Descúbrelo ahora